Creo que fue un domingo de agosto de 1974, me correspondió predicar en la Iglesia Bautista Central de Caracas. Decir que no estaba nervioso al predicar en unos de los púlpitos más importantes de nuestra obra denominacional, sería mentira. Pero sabía que nuestro DIOS, misericordioso estaba conmigo. ¡El final fue hermoso porque algunos asistentes respondieron al llamado y otros me expresaron palabras de aliento que todo predicador novato, necesita.
Mi amado profesor del Seminario de las materias: Ministerio Pastoral y de Música, el Rev. Efraín Siva Ovalles, que andaba de visita, se me acercó. Me abrazó y tenía en sus manos un libro que ahora tengo delante de mí, el libro pequeño en letras, apenas ochenta páginas. Pero es grande en calentar mi corazón desde aquellos tiempos hasta hoy. La obra, se llama: “El avivamiento que necesitamos”. Y su autor el muy renombrado canadiense, Oswald J. Smith. Se imaginarán mis lágrimas cuando asistí por primera vez a la famosa: “People Church” de Toronto, en donde el pastor fundador fue el Oswald Smith, el predicador era su hijo Paul Smith, un hombre también encendido por la Palabra de DIOS.
En una entrega anterior hablé del chispazo de avivamiento que el SEÑOR nos ha dado, en estos días en Wilmore, Asbury, Kentucky. Hoy inicio una serie de tres escritos, porque ese tema simplemente: ¡Me aviva!
El avivamiento que necesitamos, debe ser como le oí a un pastor de jóvenes de una iglesia local de México que recorrió treinta horas en su vehículo, con varios más para llegar a Asbury:
—“Uno pudiera andar tanto tiempo porque viene tras la fama de un gran predicador. Pero aquí, el protagonista famoso es DIOS”.
¡DIOS en estas tres semanas se ha puesto de moda en en un país en donde desde hace años lo han estado sacando de las familias, las escuelas, el estado y de otras instituciones! ¡Gracias al SEÑOR, lo que estamos viendo y de mano de la juventud universitaria cristiana es exclamar como profeta de DIOS:
Al momento de escribir, me llega la información de que las autoridades civiles de la pequeña ciudad y las autoridades tanto de la Universidad como del Seminario de Asbury. Las multitudes que llegan continuamente han colapsado la ciudad. Por tanto, han resuelto suspender ese tiempo maravilloso en aquel lugar y llevar esas actividades hacia otros lugares tanto de Kentucky como de otras ciudades del país.
¡Bueno gracias al SEÑOR! ¡Eso es lo que esperamos que cada uno de nosotros que hemos disfrutado y seguiremos disfrutando con esas nuevas de avivamiento, estamos lejos pero no distante para el ESPÍRITU SANTO y, Su poder.
¡Esa tarea es de las iglesia locales y de nosotros los pastores y otros servidores de DIOS que estamos en primera línea!
Los que saben de los idiomas originales de la Biblia, tal vez, no encontrarán una palabra para avivamiento. Pero aquellos, como en mi caso -soy del tiempo en que se cocinaba con leña-. Siendo un niño como de seis años, mi abuelita, me pedía que apagara el fuego o que lo avivara. Todavía me parece oírla: “¡Chico, aviva el fuego!”… El apóstol Pablo, aconsejó a su discípulo Timoteo:
“Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio”. (2 Timoteo 1:5,7, NVI).
Desde luego, lo que tenemos años en el SEÑOR, no nos queda más que apoyar a este chispazo que se está dando en Asbury, que me traen a mi mente al mismísimo SEÑOR JESÚS, cuando dijo:
“Yo he venido para encender con fuego el mundo, ¡y quisiera que ya estuviera en llamas!”. (Lucas 12:49, NTV).
¡Ese es el Avivamiento que necesitamos!
¡Adelante, siempre adelante!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios