Perlas del Alma
Francisco Aular
faular@hotmail.com
MIÉRCOLES, 22 de febrero de 2023
Lectura devocional: Habacuc 3:1-13
Señor, he sabido de tu fama;
tus obras, Señor, me dejan pasmado.
Realízalas de nuevo en nuestros días,
dalas a conocer en nuestro tiempo;
en tu ira, ten presente tu misericordia.
—Habacuc 3:2, (NVI).
“Corría el año 1904, y todo Gales se encontraba envuelto en llamas. La nación se había apartado de Dios. Las condiciones espirituales imperantes eran muy bajas. La asistencias a las Iglesias era muy pobre y el pecado abundaba en derredor.
De repente, como un inesperado tornado, el Espíritu de Dios barrió la tierra. Las Iglesias se llenaron al punto que la gente no cabía en ellas.
Las reuniones se prolongaban desde las 10 AM hasta medianoche. Tres cultos diarios se oficiaban. Evan Roberts fue el instrumento humano. Pero había muy poca Palabra predicada. Cantos, testimonios y oraciones era lo sobresaliente. No se usaba himnarios, los cantos habían sido aprendidos de niños. Tampoco había coros porque todos cantaban, no se levantaban ofrendas ni se hacían anuncios.
Nada parecido tuvo Gales en su historia con resultados duraderos. Los infieles eran convertidos, alcohólicos, delincuentes y jugadores salvos, y miles restaurados a la respetuosidad de la sociedad. Se podía escuchar las confesiones de pecados tremendos por todos lados. Deudas pasadas se pagaban. Los teatros de la época se cerraban por falta de público y aun las mulas en las minas de carbón rehusaban trabajar por no estar acostumbradas al buen trato. En cinco semanas 20,000 personas se añadieron a las Iglesias”.
—Oswald J. Smtih.
(El avivamiento que necesitamos, Cruzada Mundial de Literatura, Buenos Aires), 1961.
Por favor, perdonen lo largo de la cita. Pero ese relato siempre me ha impactado al estudiar la historia de los avivamientos espirituales.
El avivamiento le experimentamos cuando DIOS visita a Su pueblo: “tus obras, Señor, me dejan pasmado.
Realízalas de nuevo en nuestros días, dalas a conocer en nuestro tiempo”.
Los historiadores de la Iglesia, nos dicen que en el siglo 18, hubo una visitación especial de DIOS, sobre Inglaterra y Estados Unidos. Allí resaltan los nombres de Juan Wesley, Jonathan Edwards y Jorge Whitefield. Y desde luego, los miles de cristianos nacidos de nuevo anónimos, para nosotros: pero no para DIOS, como dijo el apóstol Pablo de aquellos héroes que lucharon a su lado en los primeros avivamientos locales de nuestra fe: “Y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida”. (Filipenses 4:3c).
Estoy convencido que para iniciar un avivamiento espiritual es necesario un chispazo en algún lugar del mundo. Ayer fue en la historia de Israel, en sus diferentes escenarios, como tantas veces los describieron los profetas del Antiguo Testamento, entre ellos cito a Joel:
“Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán sueños los ancianos
y visiones los jóvenes. En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre los siervos y las siervas…. Y todo el que invoque el nombre del Señor escapará con vida, porque en el monte Sión y en Jerusalén habrá escapatoria, como lo ha dicho el Señor. Y entre los sobrevivientes estarán los llamados del Señor. (Joel 2:28,29; 32, NVI).
El apóstol Pedro citó a Joel para explicar los sucesos del avivamiento de Pentecostés. Nosotros no podemos leer el libro de los Hechos ni las Epístolas de los Apóstoles, sin que nuestros corazones salten al reconocer allí, lo que sucede cuando DIOS visita a Su pueblo.
En el avivamiento del Siglo 18, nosotros vemos como resultado de la oración, la evangelización y el discipulado, DIOS envió un poderoso avivamiento que hasta hoy vemos sus efectos se ven, y mi amado usted y yo, somos frutos de esos avivamientos del siglo 18.
Juan Wesley, predicó mucho y escribió bastante también, no en vano su influencia llegó hasta la Universidad y Seminario Wesleyanos de Asbury en estos días y de allí se extenderá. Juan Wesley con su influencia de la doctrina de la santidad. Dijo, así. La santidad tiene dos niveles, en la iglesia, la familia y desde allí extenderse en lo social a toda la nación y el mundo entero. Le pido al SEÑOR que el chispazo del avivamiento mundial de Asbury, salve a un mundo en llamas.
¡Adelante siempre adelante!
Oración:
PADRE DE LOS AVIVAMIENTOS:
¡Nuestras vidas están en tus manos al igual que tu Iglesia, como lo has hecho a través de los tiempos! Te pedimos por favor SEÑOR: ¡Hazlo otra vez!
Perla de hoy:
El SEÑOR, no requere reformas o remiendos en ropa vieja, sino hacernos de nuevo.
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