Nuestro SEÑOR JESUCRISTO se hizo pobre siendo rico y de esta manera se identificó con nosotros, los seres humanos. Yo sé lo que es la pobreza social y espiritual. En efecto, nací y crecí en medio de livianos conceptos del cristianismo, pero la Navidad llegaba hasta la montaña en que nací, y a su manera, mis padres y mi abuelita me contaban esa historia mientras yo me sentaba sobre sus piernas; ellos me hablaban de JESÚS en Navidad, y lo mismo ocurría en la Semana Santa; hoy sé que fueron tradiciones humanas en que aquellos, mis antepasados, creyeron, pero esa pequeña luz empezó a iluminarme hasta que yo mismo pude ir a la fuente misma, la Biblia y por la gracia de DIOS, convertirse en Palabra de Vida, hermosas doctrinas por las cual he vivido, desde entonces.
Por extraño que parezca, los primeros a los cuales llevé la luz fueron, precisamente, a mis familiares. Mis padres y mi abuelita murieron en el SEÑOR.
¡Qué declaración más asombrosa: Nuestro SEÑOR JESUCRISTO “se hizo pobre siendo rico”! Esto nos lleva a una pregunta inevitable: ¿En dónde estaba el SEÑOR JESUCRISTO antes de venir a la tierra? En el lugar que los cristianos llamamos el cielo, allí, en medio de la gloria del Padre, moraba el Hijo (Juan 17: 5).
¡Sí, ese lugar que llamamos cielo, era la morada de JESÚS hace dos mil años! Allí, JESÚS se paseaba entre las alabanzas, vítores y honores de los moradores del cielo. Cuando iba por las calles doradas de la ciudad celestial, los seres angelicales de todos los rangos le hacían la venia, se quitaban sus elegantes y costosos mantos al igual que sus coronas de lirios y los echaban a sus pies. Ahora bien, en ese lugar indescriptible e inefable hacía falta alguien: El ser humano.
Pues bien, la Biblia nos explica cómo DIOS formó al ser humano para que viviera con Él, pero era necesario una condición, y era la obediencia. La Palabra de DIOS nos dice que el ser humano desobedeció. Eso hizo necesario que DIOS mismo tomara la forma humana y “se hiciera pobre siendo rico”:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:16).
Desde allí, recobrar al hombre perdido y retornarlo al plan original de DIOS para el ser humano y hacerlo miembro de Su familia:
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. (Efesios 2:19). Así, podemos decir que JESÚS se hizo pobre por amor.
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
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