domingo, 25 de julio de 2021

¿POR QUÉ ESTAMOS AQUÍ?

SALUTACIÓN
¡Feliz domingo, día del SEÑOR, para todos!
Francisco Aular
Los rociaré con agua pura, y quedarán purificados. Los limpiaré de todas sus impurezas e idolatrías. Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. (Ezequiel 36:25-26 NVI)

Antes de entrar en materia, pido permiso de ustedes para decir lo siguiente:

Ayer, la Primera Iglesia Bautista de Los Teques, en Venezuela. Cumplió 50 años. Estuve con ellos en plataforma virtual. ¡Gracias a esa amada iglesia y a su pastor Every Marchán Romero, pasé momentos muy hermosos con ustedes dándole gracias al SEÑOR por esa trayectoria contando la Historia de DIOS con ese efecto multiplicador y sus implicaciones eternas que conlleva. Mis amados: ¡Adelante, siempre adelante!

A continuación, te invito a que veamos juntos las siguientes razones bíblicas. A la pregunta de hoy: ¿Por qué estamos aquí? Nos toca responder como Iglesia del SEÑOR en forma general y como iglesias locales en el mundo de hoy. ¡Allá vamos!

¿Qué es fe?

Fe es creer que todo lo que nos dice la Biblia es la Verdad. La Biblia es la Historia de DIOS, contada por Él mismo. La Biblia es  la verdad, pura y sin discusión. Si es así, cumplámosla en nuestra generación sin JESÚS… ¡Esta generación necesita oír la Historia de DIOS por  medio de nuestras voces!

La Biblia es el manual viviente para llegar al cielo: “Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:15 RV60).

La Biblia es el libro de la evangelización: “Así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos” (Isaías 55:11 NVI).

La Biblia nos dice que el hombre sin JESÚS está perdido: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

La Biblia nos dice que el ser humano sin JESÚS puede llegar a conocerlo y salvarse: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” (Romanos 1:16).

La Biblia nos dice que el Señor JESÚS es la única esperanza de la persona perdida: “Sólo Jesús tiene poder para salvar. Sólo él fue enviado por Dios, y en este mundo sólo él tiene poder para salvarnos” (Hechos 4:12 LBLA).

La Biblia nos dice que los que hemos sido salvados, el único propósito que tenemos en esta tierra es alcanzar a nuestra generación para Cristo: “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20 NVI).

La Biblia nos dice que obedecer a JESÚS es el comportamiento normal del cristiano nacido de nuevo: “Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5:42 RV60).

La Biblia nos dice que la evangelización personal  es indispensable para alcanzar al Mundo para JESÚS: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:44 RV60).

La Biblia nos dice que el discipulado de cada creyente es indispensable en todos sus niveles, formas y ambientes: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2 RV60).

La Biblia nos dice que la Iglesia local es la institución fundada por JESÚS para evangelizar a los perdidos y ser la familia espiritual de cada creyente: “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón. Alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:46-47 RV60). 

La Biblia nos dice que el Espíritu de la evangelización es el Espíritu Santo: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8 RV60).

La Biblia nos dice que la oración es el mayor recurso para la evangelización: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2 Crónicas 7:14 RV60).

La Biblia nos dice que no nacimos humanamente y espiritualmente como un accidente: ¡Somos parte del propósito eterno de Dios! “Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor” (Efesios 1:4 NVI).

La Biblia nos dice que el tiempo de la iglesia para alcanzar al mundo, se acabará. El Señor se llevará a su Iglesia con Él en el arrebatamiento: “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:7 RV60).

La Biblia nos dice que todo marcha hacia un final: “Vi a un cielo nuevo y una tierra nueva;  porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más” (Apocalipsis 21:1 RV60).

La Biblia nos dice que hay un fabuloso mañana, la Nueva Jerusalén: La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. Las naciones caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes de la tierra le entregarán sus espléndidas riquezas. Sus puertas estarán abiertas todo el día, pues allí no habrá noche Y llevarán a ella todas las riquezas y el honor de las naciones” (Apocalipsis 21:22-26 NV

“Las naciones caminarán a la luz de la ciudad…” ¡Hagamos que nuestra Patria esté allí!

Desde luego por esta y muchas otras razones como cristianos nacidos de nuevo y como iglesias, estamos aquí.

¡Adelante, siempre adelante! 

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