Francisco
Aular
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Lectura
devocional: Lucas 18:9-14
Dos
hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
Lucas 18:10 (NYV)
Oración desde la plataforma de la humildad
Como ya lo hemos señalado en otro lugar: Lucas es el evangelio de la oración y de la
alabanza. Me parece que la parábola del fariseo y el publicano, tiene el
primer lugar entre las parábolas de la oración que envuelven la actitud del orante
delante del PADRE celestial que las escucha. Ciertamente en la parábola del
fariseo y el publicano, JESÚS, nos enseña que la verdadera platorma en donde
debemos ubicarnos para orar con eficacia es la humildad, y no el pretendido
poder, experiencia, religiosidad y eficacia de quien ora. Aquí la misma Palabra de DIOS, nos dice
lo que motivó, la enseñanza: “A unos que confiaban en sí mismos como justos, y
menospreciaban a los otros, dijo también está parábola”. (v.9). El contrasta entre la actitud del fariseo muy religioso y
confiado en sí mismo y el publicano, o cobrador de impuestos que se consideraba
tan pecador delante de DIOS que no quería ni alzar su rostro, nos enseña que la
escalera que nos lleva a la presecia de DIOS, subimos bajando: “Os digo que
éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que
se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”. (V.14,RV60).
Oración desde la actitud correcta
¡Qué diferencia o contraste entre el
fariseo orgulloso, santurrón vanidoso y entre el humilde penitente publicano
que decía: “Oh, Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador”. (V.13,NTV).
Los dos estaban haciendo algo bueno y subieron al templo a orar. Ambos
escogieron el mismo lugar, al mismo tiempo, y la misma actitud al adoptar la
forma judía de pie, y hablaron delante del mismo DIOS; pero había un gran
contraste entre la actitud y las palabras de los orantes. ¡Eso hizo la
diferencia entre los dos!
JESÚS, ejemplo de humildad y el servicio
Subir bajando en la obra de DIOS, es la
manera en que reflejamos quienes somos y de donde venimos. Comentando esta
parábola, dijo Calvino: “Cristo censura y condena dos pecados: la injusta
confianza en nosotros mismos y el orgullo de menospreciar a los demás”. Me
adelanto en afirmar con toda responsabilidad que ese carácter farisaico de la
vida religiosa de creerse más que los demás, también acompañaba a los
discípulos del SEÑOR, y ellos, fueron poco a poco adoptando la actitud mundana
en el liderazgo, ante lo cual, JESÚS, les recuerda:
“Así que Jesús los reunió a todos y les
dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo
con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los
súbditos. Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre
ustedes deberá ser sirviente, y el que quiera ser el primero entre ustedes
deberá ser esclavo de los demás. Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que
le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos”.
(Marcos 10:42-45,NTV).
Beneficios de Subir bajando (La humildad)
“Aunque tengas todos los méritos, si te
falta la humildad, eres imperfecto”. Es un dicho de la sabiduría judía que debe
estar vigente en nuestro servicio en el reino de DIOS, aquí en la tierra.
Quien ha andado mucho tiempo en el SEÑOR, como marca de su experiencia con
DIOS, reconoce que no es lo suficiente humilde como debiera. El Apóstol cuyo
títulos teológicos y doctorados, no cabrían en ninguna tarjeta de presentación,
dijo al final de su carrera: “La siguiente
declaración es digna de confianza, y todos deberían aceptarla: «Cristo
Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores»,
de los cuales yo soy el peor de todos”. (1 Timoteo 1:15,NTV).
“Letanías de la humildad”
Hace muchos años en un libro de la Operación
Movilización en la librería del Barco DULOS, venía esta oración: Letanías de la humildad, escrita por el
Cardenal inglés: Rafael Merry del Val (1865-1930). Aunque no soy dado de
oraciones escritas, la leo como aprendiz a “Subir bajando” y como un poema que me
llega al alma y al espíritu:
JESÚS manso y humilde de Corazón, -Óyeme.
(Después de cada frase decir:
Líbrame JESÚS)
Del deseo de ser lisonjeado,
Del deseo de ser alabado,
Del deseo de ser honrado,
Del deseo de ser aplaudido,
Del deseo de ser preferido a otros,
Del deseo de ser consultado,
Del deseo de ser aceptado,
Del temor de ser humillado,
Del temor de ser despreciado,
Del temor de ser reprendido,
Del temor de ser calumniado,
Del temor de ser olvidado,
Del temor de ser puesto en ridículo,
Del temor de ser injuriado,
Del temor de ser juzgado con malicia
(Después de cada frase decir:
JESÚS dame la gracia de desearlo)
Que otros sean más amados que yo,
Que otros sean más estimados que yo,
Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,
Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,
Que otros sean preferidos a mí en todo,
Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo
que pueda.
Oración:
Oh JESÚS que, siendo DIOS, te humillaste hasta la muerte, y muerte de
cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio.
Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos
como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados
hasta gozar eternamente de ti en el cielo.
Amén.
Perla de hoy:
Sin humildad en la oración, no tendremos respuestas
desde el cielo, ni el carácter del SEÑOR JESÚS.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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