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Lectura
devocional: Mateo 6:25-34
Viendo la
actitud del liderazgo de algunas empresas estadounidenses, en su amor desmedido
por las riquezas, el poder y el lujo,
el entonces Presidente de los Estados Unidos Barak Obama, describió este
comportamiento en términos como: “codicia
desenfrenada” “es el colmo de la irresponsabilidad. Es vergonzoso”. Al mismo
tiempo, exigió al sector privado -al cual, el mismo Obama les había extendido
la mano desde el sector oficial-: “moderación, disciplina y sentido de
responsabilidad”… En realidad, nuestro mundo sería muy diferente si pudiéramos
practicar la sencilla declaración de JESÚS, en Su famoso Sermón del Monte: “No os afanéis por vuestra vida”.
Por otro
lado, malos gobiernos y corrupción generalizada han tomado a los llamados
países en desarrollo y no pareciera un camino fácil sacar “la codicia
desenfrenada” instalada en todos los sectores de la sociedad en esas naciones. Ciertamente
¡JESÚS, no vivió en sus días como ser humano un ambiente diferente al que
vivimos! Eso quiere decir, que el ser humano de ayer, de hoy y de siempre
estará sujeto al afán, las presiones y el sufrimiento. Sin embargo, el
cristiano nacido de nuevo saldrá adelante y triunfará porque gracias al Padre
Celestial puede tener amor, fe y esperanza que nos colocan: Más allá de la
crisis actual.
En
realidad, ninguno de nosotros está exento deperder el verdadero sentido de
nuestro andar en este mundo. Por lo tanto, la advertencia de JESÚS es siempre
actual: “el afán de este siglo y el engaño de las riquezas” (Mateo 13:22), y
las codicias por otras cosas ahogarán la vida de Dios en nosotros. Uno debiera
entender que nuestro breve paso por este mundo, nos exige mantener la
sencillez, y la humildad con que un día, saldremos de él. No es así. Nunca nos
veremos libres de las codicias y centrarnos en Dios y Su Palabra a menos que
permitamos al Espíritu Santo que nos ayude para lograrlo.
JESÚS,
mismo modeló para nosotros una vida centrada en Dios, y no en las “cosas de
este mundo”; los apóstoles vivieron y murieron “mirando las cosas de arriba” y
no las de la tierra. Por ello, Pablo frente a su crisis financiera, dijo: “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme,
cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia;
en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener
hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:11-13, RV60) ¡El contentamiento frente
a cualquier situación que la vida nos presente es una conducta que se aprende!
¿Qué nos estará
enseñando Dios en esta crisis financiera mundial? ¿Seremos humildes para
aprender? ¿Cuál será nuestra actitud frente a esta situación? ¿Negarla? Es
estoicismo. ¿Enfrentarla en el poder de Dios, y descansar únicamente en Él? Es
cristianismo.
Por otra parte: “¿No es la
vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” Aquí está la sencilla
conclusión de JESÚS: “¡Dios les dio la vida, Dios se las sostendrá!” Ahora bien, he vivido ya bastante tiempo para saber que el
don más grande que tenemos es el don de esta vida humana, la cual es: temporal,
frágil y breve. Esta vida se nos ha dado con la finalidad de que encontremos la
vida eterna, la vida que es para siempre en JESÚS, es más Él es la vida eterna: “Jesús le dijo: Yo soy
el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan
14:6, RV60). El encontrar esta vida eterna por medio del nuevo nacimiento es la
puerta del entrada al reino de Dios, y esto debe ser prioritario: “Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas.” (Mateo 6:33, RV60).
Ciertamente nuestra vida
física es breve. No viviremos ni un minuto más ni un minuto menos, el día que
nos corresponda salir de aquí. Quien nos dio la vida temporal, también nos la
quitará: “¡Miren ahora, yo mismo soy Dios! ¡No hay otro dios aparte de mí! Yo
soy el que mata y el que da vida, soy el que hiere y el que sana. ¡Nadie puede
ser librado de mi mano poderosa!” (Deuteronomio 32:39, NTV). ¡En tal Dios confiamos!
Mi reflexión final: Si de
todos modos sea que me afane o no, voy por este mundo de paso, en mi caso,
resuelvo vivir para la honra y gloria de Dios, feliz con lo que Él en Su gracia
me ha dado; soy optimista a tiempo completo: ¡Viene un fabuloso mañana! Más
allá de la crisis actual.
Oración:
Te alabo Padre Celestial, dador de todo cuanto soy y
tengo. Ayúdame a descansar plenamente en tu gracia y concentrarme en ti. Oh,
amado Dios que yo pueda mostrar la conducta en esta hora, como la de aquellos
hombres y mujeres del pasado que alcanzaron a sus generaciones, diciendo: “Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece”, en el nombre de JESÚS. Amén.
La
fe brilla con mayor fulgor y la fortaleza de Dios se aprecia mejor en medio de
las crisis de la vida.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para
llevarlo conmigo
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