Francisco Aular
Lectura
devocional: Hechos 20:17-32
Para mí, sin embargo,
mi propia vida no cuenta, con tal de que yo pueda correr con gozo hasta el fin
de la carrera y cumplir el encargo que el Señor Jesús me dio de anunciar la
buena noticia del amor de Dios. Hechos 20:24 (DHH)
Todo evento que el Señor me ha permitido realizar en la obra de Dios
ha sido una prueba en el sentido de ver una visión, es decir, un proyecto,
hecho realidad; muchos eventos cuestan esfuerzo, sudor y lágrimas, sin embargo,
cuando Dios no da un plan que sólo vemos con los ojos de la mente, Él nos ayuda
a salir con bien de la prueba, así que, terminar un proyecto que fue engendrado
por el Señor en nuestro ser, cuenta con su bendición desde el principio hasta
el final; ver realizado un esfuerzo colectivo, es haberse aferrado a un sueño y
no soltarlo hasta su realización. Es la satisfacción espiritual de la misión cumplida.
En cuanto a mí, Dios me ha dado la bendición de poseer una buena
memoria, y todavía puedo recordar y vivir los momentos de la concepción de un
plan hasta su realización; también es verdad que cada plan ha sido diferente.
Uno de los proyectos que marcó mi vida para siempre ha sido la Marcha
Evangelizadora. Guardo memoria tanto de los lugares como de los hombres y
mujeres que Dios puso a mi lado para realizarla, y los que han venido después,
para mantenerla en el tiempo. Desde el principio, sabíamos que enviar a hacer
la obra misionera sin orar, evangelizar, discipular, y sin vivir una vida llena
del poder del Espíritu Santo, no tendría la bendición y aprobación de nuestro
Comandante en Jefe de la Marcha Evangelizadora, el Señor Jesucristo. Es en cada
Adiestramiento de la Marcha cuando probamos el carácter de los marchistas antes
de enviarlos. ¡Gracias al Señor después de 40 años seguimos evangelizando a
Venezuela y el mundo! Por dondequiera que realizamos la Marcha, una vez que
finaliza todo, nos queda el sabor de la misión
cumplida.
La Marcha Evangelizadora ha sido probada en muchas maneras, pero el
Adiestramiento de 1980 nos lanzó a otro nivel. En efecto, el Adiestramiento de
la Cuarta Marcha Evangelizadora, en agosto de 1980, probó que éramos capaces de
hacer grandes cosas en el reino de Dios y que habíamos venido para quedarnos;
en ese Adiestramiento tuvimos dos conferencistas-predicadores, maestros de gran
prestigio en la obra: Santiago Crane y Germán Núñez Bríñez -ambos ya están con
el Señor-; tuvimos el inicio de las 24 horas continuas de oración; un gran
equipo de líderes que habían sido preparados en el Curso Intensivo para Lideres
Bautista en Evangelización de Venezuela (CILBEV), y marchistas que habían sido
adiestrados y probados en las tres Marchas anteriores, todos ellos me ayudaron “sin reservas, sin
retiradas y sin lamentos”; y la gran asistencia de amados que llegaron desde
todos los rincones del país; la asistencia fue de mil personas por las noches
bajo una gran carpa que instalamos en el antiguo Campamento Bautista de la
Guásima, muy cerca de la ciudad de Valencia, Venezuela. ¡Dios nos habló en
muchas maneras en aquel Adiestramiento como lo ha hecho hasta hoy! ¡Es la misión cumplida!
Desde luego, al concluir ese Adiestramiento, había quedado exhausto,
¡pero muy feliz! E hice lo que ya era rutina en mí, desde los días de la
Primera Marcha Evangelizadora -antes debo decir que, generalmente, después de
una semana de intenso trabajo, concluíamos el evento con el despliegue de los
marchistas por todo el territorio nacional. Siempre ha sido una despedida muy
emotiva, ¡ver a los facilitadores abrazados con sus discípulos que el Señor les
daba para entrenarlos, me llenaba de un inmenso gozo! ¡En ese momento nadie
economizaba palabras, promesas ni lágrimas! Todos se marchaban a distintos lugares, pero, algunos
líderes nos quedábamos limpiando y poniendo orden antes de salir también, para
poder decir que el lugar lo estábamos dejando mejor que cómo lo habíamos
encontrado-, al no sentir ese gran impacto de la algarabía de nuestro pueblo en
su andar por aquellos lugares, le daba una vuelta a todo el campamento, y era
inevitable derramar lágrimas de gozo, sentir nostalgia porque sabía que nunca
volvería a vivir esa misma experiencia, porque cada evento es único e
irrepetible. En esas horas de gratitud a Dios, a solas, por su presencia entre
nosotros, y lo que sabía que haría con nuestros evangelizadores que se habían
marchado, al pensar en sus vidas y en sus futuros, entonces, ¡yo recibía
fuerzas para emprender nuevamente el camino!, ¡y por allí ando todavía!
Esperando decir al final de mi vida: Misión
cumplida.
¡Qué gran pasaje en la Biblia nos ha dejado el Espíritu Santo a todos
a los que Dios nos da una visión, un ministerio y una misión histórica que
cumplir! El apóstol Pablo es el hombre más importante en la historia del
cristianismo, después de JESÚS, y Dios le dio un proyecto de liderazgo mundial,
el cual cumplió a cabalidad. Al final de su tercer viaje misionero, hizo una
gran concentración y al clausurar la reunión surgió este gran texto, de la
despedida de sus discípulos: “Todos
lloraron, y abrazaron y besaron a Pablo” (Hechos 20:37; DHH), si acaso, el
maligno nos tienta como a JESÚS, con el hambre, el prestigio y la riqueza,
respondamos como Pablo: “Para mí, sin embargo, mi propia vida no cuenta, con tal de que yo
pueda correr con gozo hasta el fin de la carrera y cumplir el encargo que el
Señor Jesús me dio de anunciar la buena noticia del amor de Dios” (Hechos
20:24; DHH).
Nosotros no sabemos cuando vamos a devolver el arado que el SEÑOR, por
Su gracia, nos entregó. Entonces, repasa tu vida después de cada evento
realizado, y con lágrimas di, ¡gracias Señor, misión cumplida!
Oración:
Señor JESÚS, día tras día
acudo a ti para rogarte que tomes mi ser para cumplir con la misión histórica
que me has encomendado, y lo hagas tuyo nada más. No permitas Señor, que la
mediocridad me aleje de hacer lo mejor para tu honra y gloria. No permitas
Señor, que yo sea estéril, inútil, indolente y sin propósito. Ubícame Señor, en
donde tú estás trabajando y déjame servirle al prójimo y a ti. Entonces, al
final, podré decirte: Señor, misión cumplida. Amén.
Perla de hoy:
Busca
urgentemente en donde Dios está trabajando y únete a Él.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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