Francisco
Aular
Lectura devocional: Salmo 90
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al
corazón sabiduría. Salmo 90:12
(RV60)
Padre Eterno: Al finalizar este año y frente el Año Nuevo, vengo
delante de ti en espíritu de adoración, reconociéndome como un humilde
instrumento en tus santas manos y estoy aquí de paso y debo contar mis días:
Enséñame a buscarte cada día en tu Santa Palabra, la Biblia.
Ayúdame a mantenerme delante de ti por medio de la comunión contigo a través de
la oración.
Enséñame que absolutamente todo en el cielo y en la tierra, la
visible e invisible, comenzó en tu Mente.
Enséñame a responder la pregunta sin titubeos ¿Para qué estoy aquí
en la tierra?
Enséñame que se trata de conocerte a ti por el nuevo nacimiento y
luego crecer hasta tu plenitud.
Enséñame que fui planeado para agradarte porque mi destino final
es vivir contigo para siempre.
Enséñame que fui hecho para ser parte de tu familia, tu Iglesia,
la cual es el campo de entrenamiento en esta vida para la verdadera vida que
nos espera al salir de aquí.
Enséñame que fui creado para ser como JESÚS y que como Él me
corresponde vivir en medio de problemas, pruebas, dificultades, y vivir y morir
“porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por
los siglos. Amén” (Romanos 11:36).
Enséñame que me has dado talentos, dones como habilidades
espirituales para servirte a ti, a tu pueblo y a tus criaturas en general.
Enséñame que fui hecho para una misión: Ayudar a alcanzar a este
mundo con el mensaje de tu Evangelio y de la salvación que nos ofrece como un
regalo en JESÚS.
Enséñame que la felicidad no es algo que se alcanza sino que se
vive, es disfrutar ahora lo que en tu gracia me has dado.
Enséñame a realizar el trabajo que me has dado con gozo en mi
corazón y hacerlo como para ti, y no para los demás seres humanos.
Enséñame a enfrentar las pruebas para que los músculos de mi fe se
fortalezcan.
Enséñame que tu Reino no es ni será de este mundo, y a ocuparme en
tus negocios que es dar vida al muerto, oído al sordo, vista al ciego, libertad
al cautivo y buenas nuevas al pecador.
Enséñame que el arrebatamiento de tu Iglesia, está cerca, y que
lamentarse es mirar hacia atrás, preocuparse es mirar alrededor, pero la
esperanza mira hacia ti y el fabuloso mañana que nos espera.
Enséñame a amar como tú amaste desde el principio hasta el final y
subir la cuesta del Calvario: “sin reservas, sin retiradas, sin lamentos”.
Enséñame a mostrar tu paz en donde la guerra se asoma; dar amor en
donde el odio reina; a perdonar y pedir perdón y cerrar con ello, las raíces de
amargura; a levantarme cuando caiga; ser la esperanza cuando todo se haya
perdido; ser la alegría cuando la tristeza como un manto negro llegue; ser sal
y la sazón en un mundo desabrido; ser la chispa de fe en medio de las dudas, y
ser luz en medio de las sombras.
Enséñame que la verdadera sabiduría espiritual, es no buscar ser
servido sino servir; buscar ser amado sino amar; ser consultado sino consultar;
ser tomado en cuenta sino estar allí sin otra intención que ser útil; que no
busque la alabanza sino alabar a otros; ser ante todo, un constructor de
puentes y no de muros.
Enséñame a tener por ti, un corazón apasionado en lo que soy y lo
que hago, y con un grito de alabanza terminar esta carrera con gozo.
Enséñame a ser ejemplo constante y dinámico frente a mi familia y
mantener en todo momento este desafío: “Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor.”
(Josué 24:15, NTV).
Oración:
Padre eterno: Reconozco en esta hora que tú has estado a mi
lado desde que fui concebido, cuando yo llegué tú estabas allí; y también sé
que estarás conmigo, sonriéndome cuando yo salga porque escucharé tu voz, la
misma voz que hizo todo, si es tu voluntad: “Bien, buen siervo y fiel; sobre
poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21 RV60).
Oro en el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de
hoy:
Un
Nuevo Año es una nueva oportunidad que Dios nos da para hacer la diferencia en
este mundo. ¡Feliz Año Nuevo!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de
su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a
obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para
llevarlo conmigo?
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