Francisco
Aular
Lectura
devocional: Filipenses 2.1-11
Porque ya
conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo
pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. 2 Corintios 8:9 (RV60)
Nació rico, creció con sirvientes y afamados maestros que le
enseñaron; viajó siendo muy joven a la madre patria, España. Se enroló dentro
del movimiento revolucionario al lado de muchos hombres que hoy día son
admirados como libertadores de sus países de origen. En aquellos días, en
Inglaterra, conoció a dos hombres que lo iban a ayudar a sacar de las oscuridad
a sus conciudadanos, a través de la alfabetización y la educación, se llamaban
Josepth Lancaster, pedagogo anglicano y Diego Thomson pastor bautista, el libro
de texto de la pedagogía lancasteriana, era la Biblia.
Pues bien, nuestro héroe se llamaba Simón Bolívar, y precisamente, en
estos días conmemoramos 186 años de su muerte, pero su pensamiento, hoy está
más vigente que nunca y se los disputan afamados historiadores y movimientos
políticos, desde la derecha a la izquierda. Sus estatuas, plazas y pueblos que
llevan su nombre, las podemos encontrar en muchas naciones del mundo. Aquel
hombre que nació de cuna millonaria, murió pobre y abandonado por los suyos a
los cuales les heredó, lo más grande que se puede concebir para los pueblos: La
libertad. Ahora bien, Simón Bolívar, pertenece a esa clase de seres humanos,
signados por Dios mismo para la grandeza de darse a los demás, es decir,
hacerse pobres, siendo ricos.
Se dice del libertador Simón Bolívar que la Biblia, era su libro
preferido, especialmente los Proverbios; JESÚS fue una inspiración constante
para el libertador venezolano. En una recepción que se le hizo en Ecuador,
expresó su admiración por el Hijo de Dios, al decir: “Jesús, fue la luz de la
tierra, no quiso dignidades ni coronas en el mundo. Él llamaba a los hombres
hermanos, les enseñó la igualdad, les predicó las virtudes civiles más
republicanas y les mandó a ser libres porque los amonestó que debían de ser
perfectos. No hay perfección en la servidumbre, ni moral en el letargo de las
facultades de la humanidad.” (Simón Bolívar. Proclamas y discursos).Pues bien, Simón Bolívar es uno de los pocos
seres humanos, que siendo rico, se hizo pobre, y con su pobreza contribuyó a la
riqueza de la libertad de los pueblos. ¡Eso ya es grande para un grande! Ciertamente,
los libertadores humanos no pueden ir más allá de la libertad temporal para
este mundo, pero libertad plena y espiritual que ocurre desde el aquí hasta el
más allá, es otra cosa. En efecto, la verdadera libertad es llegar y traspasar
el umbral de la eternidad y confiar para nuestra salvación y libertad eternos,
únicamente, en la Persona maravillosa de JESÚS, porque Él y sólo Él, es la Vida
eterna, como lo afirmo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por
mí.” (Juan 14:6).Tan asombrosa afirmación, la anuncia una y otra vez: “Jesús se dirigió
entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo:—Si se mantienen
fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad,
y la verdad los hará libres.” (Juan 8:31,32 NTV).
Ahora bien, JESÚS,
antes de venir a la tierra era inmensamente rico, pero no solamente en el
sentido humano limitado y temporal, sino en el sentido absoluto de Su
divinidad. A pocas horas antes de ir a la Cruz, JESÚS oró: “Ahora pues, Padre,
glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el
mundo fuese.” (Juan 17:5 RV60) ¿Dónde estaba JESÚS, antes de venir en aquella
primera Navidad? Ese lugar nosotros lo escribimos con cinco letras: Cielo. Pero
lo describimos, como el lugar en donde JESÚS, era el Hijo del Rey, y disfrutaba
todas las bendiciones que se encontraba a su paso cuando paseaba en carrozas
por las bellezas inefables del cielo, los arcángeles, serafines y ángeles con
sus vestiduras blancas, se quitaban sus coronas de oro para lanzarlas a su
Príncipe; los habitantes de aquel lugar se asomaban haciendo un coro y
entonando alabanzas, ninguno de ellos tiene arrugas en su frente, ni nunca han
padecido de sufrimientos y mucho menos la muerte; allí todo es gozo, santidad y
alabanzas, no existe la envidia, ni el rencor, todos se sienten iguales entres
sus iguales; allí todo los jardines y frutas dan sus olores naturales porque la
primavera y el verano, son eternos. ¡Todo allí es gozo y alegría inmensa porque
el Príncipe es rico en poder!, Su voluntad es ley, y millones de seres
angelicales dispuestos y disponibles eternamente para obedecerle. JESÚS era
rico en posesiones porque todos los edificios eternos que brillan con el oro y
piedras preciosas de que están hechos, son de Él; el Rey mismo le prometió:
“Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines
de la tierra.” (Salmo 2:8); JESÚS, era rico en amor y misericordia, y por eso,
cuando en el cielo se escuchó el primer “ay” por la caída del ser humano en
pecado que le aleja del Paraíso, el mismo JESÚS, Príncipe del cielo, tenía todo
el derecho al ser igual a Dios, aferrarse y dejar condenado para siempre al ser
humano al dominio y esclavitud de Satanás, quien había sido desechado y
arrastrar con él a la condenación eterna al ser humano pecador.
Sin embargo, JESÚS
quien era Espíritu, y por lo tanto, no tenía un cuerpo humano, se ofreció como
nuestro Redentor y venir a nuestro rescate: “Por eso, al entrar en el mundo, Cristo
dijo: “A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas;
en su lugar, me preparaste un cuerpo; no te agradaron ni holocaustos
ni sacrificios
por el pecado. Por eso dije: “Aquí me tienes —como el libro dice de mí—. He venido, oh
Dios, a hacer tu voluntad.”
(Hebreos 10:5,6 NVI).
Por eso, en Navidad al
igual que en el Calvario, la voluntad de Dios fue hecha, y ahora, tenemos el
derecho de ser llamados “hijos de Dios”, si aceptamos el Regalo de la Vida
eterna, a través de Aquel que “se hizo pobre, siendo rico”…¡Feliz Navidad!
Oración:
Padre Todopoderoso:
¡Bendito y alabado para siempre siempre eres! Tu
Hijo se ofreció voluntariamente para venir a nuestro rescate, y sé que todo eso
estaba en tu plan eterno para nuestra salvación. Ayúdame a vivir y anunciar en
estos días, la verdadera razón de lo que celebramos. En el nombre de JESÚS.
Amén.
Perla de hoy:
Dios vino del cielo a
morar con nosotros en una Navidad para que nosotros vayamos a morar con Él la
eternidad.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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