Francisco
Aular
Lectura
devocional: Efesios 4:1-16
En cambio, hablaremos la verdad con amor
y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es
la cabeza de su cuerpo, que es la iglesia. Efesios 4:15 (NTV)
Cuando vemos que el hijo se asemeja tanto en personalidad como en
carácter al padre, decimos: “De tal palo, tal astilla”; en realidad, en la fe
cristiana, el Padre quiere que nosotros seamos en todo como su Hijo JESÚS: “Según
nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y
sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados
hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad”
(Efesios 1:4,5 RV60). Solamente Dios tiene una respuesta para la salvación del
ser humano, adoptarnos como sus hijos y, ¡hacernos como su Hijo JESÚS! Pero
esto no ocurre automáticamente en el ser humano, y por eso, necesitamos
arrepentirnos de nuestros pecados, alcanzar el perdón de Dios, y nacer de nuevo
(Juan 3:3), y como bebés espirituales crecer, “hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13 RV60). En efecto,
como decía mi pastor Eusebio Pérez Domínguez: “Lo que no nace no crece”.
¡Parecernos a Cristo no es una opción, si nacimos de nuevo es necesario que esa
transformación se vea en nosotros! “El que dice que permanece en él, debe andar
como él anduvo” (1 Juan 2:6).
Pues bien, ser como JESÚS es un riesgo, Él mismo lo dijo: “Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame” (Lucas 9:23 RV60). El Señor JESÚS nos exige un amor supremo y una
lealtad a toda prueba, “tome su cruz cada día” suena muy suave hoy porque la
cruz, para muchos de sus
seguidores, ha venido a ser parte del vestuario, un adorno y nada más, o
simplemente, un símbolo al cual algunos adoran. Pero en los días de JESÚS, la
cruz era símbolo de vergüenza y muerte, así que ¡ese cristianismo ligero, como
una dieta alimenticia que hoy en día se vive, no aparece en el Nuevo
Testamento! JESÚS fue muy claro con sus discípulos, una y otra vez, él les dijo:
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis
aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33 RV60). El
cristiano solamente encuentra paz a medida que crece, y en ese tránsito es
probada su verdadera afiliación espiritual a través del sufrimiento, por la
verdad, por las aflicciones, los problemas, las tentaciones, sus luchas, sus
lágrimas, y aun, el martirio, pero sigue firme confiando en las promesas del
Señor JESÚS, no mirándose a sí mismo; se parece a JESÚS en todo: ama como Él
nos amó; perdona como él perdonó; y esa similitud, nos libra de llevar un
cuaderno con las fallas de los demás y con lo que le han hecho para
justificarse a sí mismo; no apela a la autoconmiseración que lo hunde en
depresión, sino que pone toda su confianza en el Señor y Salvador JESÚS durante
toda su vida en esta tierra; el verdadero discípulo de JESÚS sabe que su
crecimiento hacia la madurez en Cristo no es una emoción pasajera, sino una
decisión hecha con todas las fuerzas del espíritu, del alma y del cuerpo.
En fechas como ésta de fin del año, nos hacemos resoluciones para
mejorar nuestro breve andar en esta vida, te propongo: en el Año Nuevo: ¡Sé
como JESÚS!
Pues bien, recién llegado al Señor JESÚS hace unos 53 años, cayó
en mi manos un poema del Pastor Braulio Perez Marcio, titulado: “Ser como Jesús”
que dice:
Yo quiero ser así como tú fuiste,
un amparo en el goce y en la pena,
un consuelo, Señor, en cada triste,
y un perdón para cada Magdalena…
Yo quiero ser así… Un abnegado
Para todo dolor que me taladre,
para el hombre que llora,
hermano amado,
hermano amado,
y para el hijo que padece, madre…
Quiero tener tu espíritu sereno,
ser un prodigio de misericordia,
ser entre todas las maldades, bueno,
ser lazo de amor en la discordia…
Quiero aprender la cuesta del Calvario,
subir por ella como tú subiste
con valor silencioso y temerario…
¡Yo quiero ser así como tú
fuiste!
Oración:
Amado Padre
celestial:
Tú no
quieres que yo sea un pequeño dios, sino que a través del sufrimiento de JESÚS,
yo me parezca a Él; que a través de su resurrección, yo aprenda a confiar, que
día tras día, el mismo poder que levantó a JESÚS de los muertos, está a mi
disposición para vivir la vida cristiana en toda su plenitud. Gracias Señor por
darme vida en JESÚS y hacerme tu hijo; ayúdame a ser como tu amado Hijo. En el
nombre de JESÚS. Amén.
Perla
de hoy:
Arriesgarnos a ser como JESÚS en
todo lo que somos y hacemos, habla de quienes somos y a dónde vamos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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