Francisco
Aular
Lectura
devocional: Lucas 2:8-14
Pero el ángel les dijo: No tengan miedo. Miren que les
traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Lucas 2:10 (NVI)
En diciembre de 1965 los miembros de la Misión Bautista Emanuel
celebramos nuestra primera Navidad en una casa que habíamos adquirido en la
Castellana, al este de Caracas. Nuestro pastor, el siempre bien recordado
misionero estadounidense Carlos B. Clark nos invitó a salir por las calles de
nuestra parroquia, a anunciar a todos los vecinos que ya estábamos allí. Lleno
de entusiasmo apoyé a mi pastor, pero unas hermanas se me acercaron y me
dijeron: “Francisco no podemos salir por esas calles, la mayoría de la gente de
esta parroquia son creyentes de la religión tradicional y al saber que somos
evangélicos, nos lanzarán insultos…”,
la verdad, me di cuenta, que las amadas tenía miedo a hacer el ridículo,
en todo caso, no dije nada al pastor. La noche del jueves antes de navidad,
llegamos al templo, la preciosa voz de tenor del hermano Clark resonó al
ensayarnos tres himnos: “Venid fieles todos”, “Oh santísimo, felicísimo”, y
“Noche de paz”. Seríamos unos doce que llegamos, entre nosotros, la hermana
Ruth Ayllón y su inseparable acordeón. Nos dirigimos nada menos que a la plaza
principal de la parroquia, allí había varias personas sentadas y en movimiento,
el hermano Clark nos llevó al centro de la plaza, nos formó como un coro de
verdad, el acordeón lanzó sus
notas al aire, cantamos revestidos todos de un valor inusitado, vencimos el
miedo a testificar de JESÚS. La gente que caminaba se detuvo, y los que estaban
en sus bancos se acercaron e hicieron un círculo alrededor nuestro; cuando
terminamos el primer himno nos aplaudieron, pero nuestro repertorio era muy
corto y al finalizar con “Noche de paz”, gritamos: “¡Feliz Navidad para
todos!”. El pastor explicó quiénes éramos y dónde estábamos ubicados, mientras
Carlitos Clark, hijo del pastor, y yo repartíamos tratados; nadie rechazó la
literatura. Así fuimos por varias cuadras del municipio Chacao porque la
Navidad “es motivo de alegría para todo el pueblo”, y no podemos callar.
La noche en la cual nació JESÚS en aquel establo de Belén,
sucedieron varios hechos milagrosos, entre ellos, la participación de los
ángeles y el miedo de los pastores cuando en aquella oscuridad escucharon a las
huestes celestiales, a los ángeles del cielo que alababan a Dios y decían:
“Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los
hombres” (Lucas 2:14 NVI). A pesar de ese susto, qué privilegio tan grande
tuvieron los pastores de ver JESÚS en su primera venida a este mundo, como un
bebé común, sin embargo, ellos no tuvieron la revelación completa sobre el
impacto posterior en la historia de la salvación del ser humano. Nosotros somos
mucho más afortunados que ellos porque ya conocemos la historia, y somos
testigos del cumplimiento de las profecías, y el cambio que JESÚS hace en los
corazones de quienes le creen y le han hecho Señor y Salvador de sus vidas: “Ciertamente
les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna
y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida” (Juan 5:24 NVI).
Hoy como ayer, nuestro mundo esta lleno de incertidumbres porque
vivimos tiempos llenos de conflictos por todos lados, la solución no se ve
fácil, pareciera que nadie le pondrá freno a los padecimientos de un mundo al revés,
vivimos la paradoja del gran desarrollo de la ciencia y la tecnología, pero,
también, el descenso ético del ser humano que la maneja; medios de transporte
que nos llevan de un lado a otro del mundo en horas, pero con miedo a que los
terroristas nos cambien el itinerario enviándonos en segundos a la muerte; el
incremento de la defensa de los derechos humanos, pero el aumento del número de
seres humanos con gobiernos que se burlan de ellos y violan sus derechos;
pareciera natural que tengamos miedo, pero JESÚS nos dice: “No se angustien.
Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera
así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y
se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo
esté” (Juan 14:1-3 NVI). De tal modo mis amados: ¡Feliz navidad sin miedo!
Oración:
Padre
eterno:
Ayúdame
al anunciar las buenas noticias que conmemoramos en estos días; dame valor para
decirle a mi generación, en la cual vivo que sí hay esperanza en ti. En el
nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Cuando
JESÚS dice: “No tengan miedo” es porque Él, va con nosotros.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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