Francisco
Aular
Lectura
devocional Apocalipsis 22:12-21
Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el
Último, el Principio y el Fin. Apocalipsis 22:13
(NTV)
Aquí en Toronto, Canadá, en donde vivo
disfrutamos de una gran atención médica y de primera, la cual pagamos con los
impuestos. Pero a lo hora de un diagnóstico por duro que éste sea, no se andan
por las ramas. Así que mi médico, arrugó su frente y me dijo: “Sospecho que su
problema con la vista, tiene que ver posiblemente con un cáncer en el cerebro,
o tal vez en el pulmón…” Confieso que a lo largo de mi vida, después de mi
nuevo nacimiento, me he preparado para entregar esta vida temporal. Así que el
fracciones de segundos, mi cerebro me permitió sacar a relucir todo lo que he
aprendido sobre como despedirme de esta vida; algo así como ser el último de un
cuarto que se abandona, apagar la luz, y sigilosamente cerrar la puerta, y
salir.
Ayer consulté la opinión final al respecto del
diagnóstico por uno de los famosos neurólogos, catedrático de la Universidad de
Toronto. Mi médico de familia y por supuesto yo, escucharemos su opinión, y nos
atendremos a sus consecuencias. Mary y yo, llegamos temprano, de tal manera que
fui el primer paciente que él vio. Antes de llegar al catedrático, dos médicos
jóvenes haciendo el posgrado en la especialidad me atienden. El primer médico
que me vio preparó mi historia final y me hizo acostar, antes de salir, me dijo
con una gran convicción: “Soy adjunto al doctor, ya el viene, no se preocupe
está en buenas manos, él es el número uno…Llegó entonces una doctora, ¡que
vergüenza me hizo el examen médico, y me puso como vine al mundo, sin nada
encima! Todos mis reflejos y músculos de mi cuerpo, estaban bien. Lancé unos
cuantos chistes, mientras me examinaba y parece que a pesar de todo, mi inglés
no estuvo tan mal porque los entendió y se río. Antes de salir, me dijo: “Soy
adjunta al doctor, ahora él viene para hacerle el examen final, tenemos buenos
médicos en esta ciudad, pero él es el número uno…” Después de todo era natural
que esos jóvenes médicos me expresaran su admiración y respeto por aquel galeno
experimentado y de fama mundial, después de todo, ellos habían escogido esa
carrera y a ese médico para que los encamine en la especialidad seleccionada.
Por fin, llegó el número uno, todo amabilidad y
cuidados hacia mí, hicieron que aquel examen -un poco doloroso-, pasara rápido
a pesar de que duró casi una hora. Vino el veredicto final. El famoso doctor,
número uno de la especialidad, dijo: “¡Señor Aular, todo está normal con su
cerebro. No tiene nada.” “¡Perdón doctor!”, acoté feliz, un último chiste: “¿No
tengo cerebro?” Antes de perderse por los pasillos del hospital, me dijo,
sonriente: “¡No tiene cáncer en el cerebro!”. El alfa y la omega de la
especialidad, había hablado.
Pues bien, nosotros siempre buscamos al mejor
profesional a la hora de consultar una opinión final, en cualquiera de los
aspectos de la vida. El apóstol Juan, cuando escribe Apocalipsis, es una
anciano, en la novena década de su vida. Después de andar con JESÚS hasta el
final aquí en la tierra, había visto caer sobre él, los días, meses y años.
Juan vio la desaparición física de sus amados consiervos los otros apóstoles, y
sin duda a otros millones de desconocidos de su tiempo. Juan había visto crecer
a los cristianos de un puñado de doce hombres a miles en sus días. El Apóstol,
de un simple pescador en los días en que JESÚS lo llamó a “pescador de hombres”
a uno de los grandes teólogos de nuestra fe. Así que Juan anduvo con el Número
Uno: ¡JESÚS! “El Verbo encarnado”, el Fiel y Verdadero. Y el Alfa y la Omega,
la primera y la última letra del alfabeto griego. Nadie como Juan para manejar
mejor la pregunta “¿Quién es JESÚS?” En efecto, Juan maneja los siete “Yo soy
de JESÚS”; el nuevo nacimiento es su doctrina cardinal, expresado en la
conversación de JESÚS y Nicodemo; es de Juan el concepto de creer al mensaje de
la Palabra y aceptar como un regalo la Vida Zoé, es decir a JESÚS. ¡Perdóname
en lo personal, le agradezco a Juan, su escrito del versículo con el cual creí
en JESÚS, (Juan 17:20)
A Juan también le debemos su inmortal 3:16, el
resumen del Evangelio: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a
su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna.” Sí, busque a JESÚS porque en cuanto a los asuntos de la fe. Él y
sólo Él, es el Alfa y la Omega. ¡JESÚS es el Número Uno!
Oración:
Padre eterno:
¡Gracias por enviar a tu Hijo amado, mi Alfa y Omega! Él es mi pasión
y triunfo. Principio y Fin. Sin Él todo está condenado al fracaso. Dame
entendimiento, entereza y valor para amoldar mi vida humana a la luz de la Vida
Zoé. Ayúdame a aprovechar lo que queda de mi calendario biológico para traerte
honor, honra y gloria. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Sólo
JESÚS, el Alfa y Omega, Principio y Fin, es Número Uno.
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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