Francisco Aular
Lectura
devocional: Lucas 4:1-13
El diablo entonces le dijo:—Si de veras eres Hijo de Dios, ordena a
esta piedra que se convierta en pan. Jesús le contestó:—La Escritura dice: “No
sólo de pan vivirá el hombre. Lucas 4:3,4 (DHH)
Tres tentaciones o pruebas vinieron sobre JESÚS, sin duda, Él oyó lo que el
tentador le presentó y vio las opciones, pero no cayó en la seducción, como lo
hizo el primer Adán. Recordemos que el Señor había sido bautizado por Juan el
Bautista, y delante de él, allí mismo, en el río Jordán, la gloria de Dios se
manifestó desde el cielo; luego el Señor, al inicio de su Ministerio, entró en
comunión con su Padre y hasta la necesidad de alimentos fue hecha a un lado
para no distraerse en la verdadera nutrición de nuestras almas y espíritus, la
comunión con el Eterno. Allí JESÚS estuvo completamente solo. Detrás, habían
quedado el tiempo en que había sido niño y joven, sus padres humanos, el
trabajo en la carpintería, todo eso lo hizo a un lado. JESÚS había entendido su
Misión: “Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había
perdido” (Lucas 19:10). El Evangelio nos dice que después de esta experiencia
de inicio en la obra que había venido a realizar, “tuvo hambre”.
“¿Que es tener hambre? De los siete mil millones
de seres humanos que habitamos este planeta en este momento, mil millones viven
en condiciones infrahumanas por la pobreza y su hermana natural, el hambre.
Esto es un desafío para el resto de la humanidad. ¿Cómo llegamos allí? La
sequía que impide la siembra y la cosecha es una de las causas; la inestabilidad
política es otra, ya que sistemas ideológicos llegan al poder producen pobreza
y mantienen al ser humano en pobreza para poder gobernarlos con sus limosnas
lanzadas muy de vez en cuando.
¿Cómo podemos ayudar? Dos grandes tendencias para
que no haya hambre han estado en boga desde el inicio de nuestra civilización,
dar comida a la gente o enseñarlos a producirla. Siglos antes de Cristo, un
filósofo chino dijo: “Dadle a un hombre un pescado y comerá por un día;
enséñalo a pescar y tendrá comida todos los días de su vida”. ¿Darle o
enseñarle? He ahí nuestro dilema desde que el mundo es mundo.
Pues bien, allí en aquel desierto de Judea, JESÚS
estuvo solo y hambriento. Él era consciente de su propósito al venir a este
mundo, también sabía que tenía todo el poder como Todopoderoso que es, sin
embargo, Él no usaría su poder para su propio beneficio, y mucho menos, para
complacer a Satanás, la Biblia nos dice: “Porque, por medio de él, Dios creó
todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra. Hizo
las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, tales como tronos,
reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de él y para él” (Colosenses 1:16; NTV).
¿Cuál método utilizaría JESÚS para cumplir la
tarea que el Padre le había encomendado? ¿Cómo hacer realidad aquel plan de
salvación que la Trinidad había hecho desde la eternidad pasada para el ser
humano? Un camino para conseguir seguidores era producir pan y darles, es decir
las cosas materiales. Más adelante, en el desarrollo de su Ministerio, Él lo
hace cuando alimenta a más de cinco mil personas a partir de dos peces y cinco
panes. Pero también les reclamó, cuando aquellos hambrientos volvieron a Él
para que los siguiera alimentando: “Jesús les contestó:—Les digo la verdad, ustedes
quieren estar conmigo porque les di de comer, no porque hayan entendido las
señales milagrosas. No se preocupen tanto por las cosas que se echan a perder,
tal como la comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna que puede darles
el Hijo del Hombre. Pues Dios Padre me ha dado su sello de aprobación” (Juan
6:26,27; NTV).
¡Nosotros no debemos sobornar a nadie para que
crea en JESÚS, predicándoles un evangelio de ofertas! JESÚS nos enseñó por sus
palabras, sus hechos y ejemplo que la recompensa por seguirlo es una Cruz. Nos
enseñó que “más grande cosa es dar que recibir”. Hoy, millones de personas van
a los templos buscando lo que les dan, y viven sus vidas sin comprender la
verdad, que esta vida es la antesala del cielo; estoy seguro que allá en la
eternidad futura, Dios tendrá muchas cosas que debemos hacer, y el darse aquí,
simplemente, es una prueba de si somos o no sus discípulos. La Palabra de Dios
y JESÚS son nuestra verdadera razón de ser y hacer, ¡frente al hambre y pan
simplemente materiales!
Aquí en Canadá vivimos en un estado socializado y
democrático; es un país rico pero no se olvida de los pobres, excepto por los
impuestos, no se les quita la propiedad a los ricos para darles atención a los más pobres. El gobierno tiene
diversos programas para ayudar a los pobres. Eso está bien y lo admiro, sin
embargo, me he encontrado con seres humanos que viven pegados a ese sistema, nunca
trabajan, siempre tienen excusas, se dan los casos, que, aquí, algunos de esos
“pobres” viven mucho mejor que los que trabajan, pero no son verdaderamente
libres. Aquí somos tentados por el sistema a hacernos sus esclavos. ¡Que el
Señor nos libre! Esto nos revela que JESÚS tiene razón: “El diablo entonces le
dijo:—Si de veras eres Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en
pan. Jesús le contestó:—La Escritura dice: “No sólo de pan vivirá el hombre” (Lucas
4:3,4; DHH).
Oración:
Amado Padre celestial:
Aquí estoy Señor. Ayúdame a
rechazar todo aquello que no sea la recompensa por mi trabajo y esfuerzo
propio. Enséñame a escudarme en tu Palabra en la hora de la tentación. A veces
mi apetito desmedido por lo material, y otras veces por mi vanidad y envidia
ante lo que los demás poseen, soy tentado, pero Señor, en esta hora a tu gracia
y poder me encomiendo. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
JESÚS rechazó
al maligno con la Palabra de Dios. Hagamos nosotros lo mismo.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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