viernes, 29 de noviembre de 2013

Poder y Palabra de Dios


Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Lucas 4:1-13
Entonces el diablo lo llevó a un lugar alto y le mostró en un instante todos los reinos del mundo (…) Así que, si me adoras, todo será tuyo. Jesús le contestó:—Escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él.” Lucas 4: 5,7,8 (NVI)
Era tarde la noche, cuando sonó el teléfono. ¿Quién será a estas horas? Pensé. Rápidamente, reconocí la voz del colega pastor que me llamaba: “Francisco, estamos aquí en las oficinas del partido, y estamos pensando en ti para que seas el candidato a la cámara de diputados, representando a tu estado…”Aunque no niego que la política, me apasiona. Muy joven hice la decisión entre JESÚS, y la política partidista, con toda la ambición por el poder temporal que conlleva ese compromiso. Verdaderamente, no me fue difícil decirle que no a mi amado hermano. ¡El tiempo me ha demostrado que hice la decisión correcta en aquella oportunidad! Por otra parte, en mi denominación cristiana tenemos una idea muy clara en cuanto a la separación de la Iglesia y el Estado, y de las nefastas consecuencias que ha traído en la historial, la mezcla del poder religioso y el político. Desde luego que esta posición no impide que como ciudadano tanto de la tierra como del cielo, ejercite mi deber ciudadano y tenga y exprese en un momento dado, mis simpatías y voto por cualquiera de las parcialidades políticas que se presenten en las elecciones.
Pues bien, volviendo a la Palabra de hoy: ¿Cuál es la propuesta de Satanás a JESÚS? Ponerle a su servicio todo el poder, la gloria y la honra que este mundo pueda ofrecer, según él, “porque son míos para dárselos a quien yo quiera”. En otras palabras. “Te daré poder político ilimitado”, “Te haré famoso en todo el mundo”, “Te daré todo el poder en lo religioso, en lo económico, en lo militar” “Te imaginas: todos se postrarán delante de ti” “El esplendor que le he dado a el emperador romano, será pequeño ante el que daré a un simple judío como tú” Aquí está mi condición: “Te daré todo esto si me adoras.”
La verdad es que el diablo es un falta de respeto, un descarado que no se detiene ante nadie, le propone nada más a que renuncie al plan que el Padre le había encargado a JESÚS, desde antes de la fundación del mundo, en la eternidad pasada. El diablo, le propone a JESÚS que haga a un lado Su Misión que lo trajo al mundo: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” (Lucas 19:10)
Ahora bien, no debemos olvidar que en la eternidad presente que comenzó con la creación del ser humano, nuestro primer padre Adán, había sido tentado por el mismo Satanás y había caído. Así Satanás usurpó todo el poder y la autoridad que Dios le había dado a  Adán y Eva. Para decirlo bien claro, Adán y Eva, cayeron en la tentación y prácticamente, “por un plato de lentejas”, vendieron la primogenitura, es decir: el título de propiedad de la tierra. ¿Cómo puede el ser humano recobrar lo que perdió en el Paraíso? Ya lo veremos. Por ahora todavía, Satanás tiene autoridad para hacer y deshacer a su antojo. Por supuesto que no hará nada si Dios no se lo permite.
En efecto, JESÚS, lo sabe y por ello le dice: “Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.” ¡Lo eterno le había ganado a lo temporal una vez más! Con Pablo podemos afirmar: “Pues el pecado de un solo hombre, Adán, hizo que la muerte reinara sobre muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su justicia, porque todos los que lo reciben vivirán en victoria sobre el pecado y la muerte por medio de un solo hombre, Jesucristo.” (Romanos 5:17 NTV)
¿Cuáles son los beneficios eternos de la victoria de JESÚS sobre las tentaciones del diablo? Permítame, un párrafo más. Déjeme explicarlo.
Prácticamente, estamos a las puertas mismas de la eternidad futura, como lo narra Juan en su Apocalipsis capítulo 5. ¡Este evento ocurrirá muy pronto! Allí un ángel pregunta: “¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?” El énfasis es la palabra “digno”. La respuesta vino, nadie fue encontrado digno de hacerlo entre todos los seres humanos que ha vivido. La tristeza y las lágrimas de Juan, nos revelan que no hubo ninguno digno; si no hay quien pueda recobrar aquel libro que son las escrituras de propiedad de la tierra, perdidas en Adán, Satanás se quedará para siempre dominando este mundo y haciendo gala de darlo a hombres que por hacerse poderosos nos dominaran. De repente uno de aquellas voces celestiales, respondió: “¡Deja de llorar! Mira, el León de la tribu de Judá, el heredero del trono de David, ha ganado la victoria. Él es digno de abrir el rollo y sus siete sellos”. (Apocalipsis 5:5) ¡JESÚS es digno! Él recobró el titulo de propiedad de todo cuanto existe en el cielo y en la tierra para siempre! ¡No vendamos barato lo que costó Su preciosa sangre! Él venció descansando en las promesas de Dios en Su Palabra, nosotros también, ¡venceremos!
Oración:
Amado Padre celestial:
Sin tu presencia constante, el tentador pronto me vencería. Mantenme con todo tu poder y tu gracia, muy cerca de ti. Dame entendimiento para discernir entre tu voluntad y la voluntad de los que me ofrecen, las  vanidades de este mundo, por desobedecerte y alejarme de ti. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Entre el poder de este mundo y la Palabra de Dios, la Biblia es mi opción eterna y segura.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?



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