Francisco Aular
Lectura devocional:
Salmo 119:1-8
Felices son
los íntegros, los que siguen las enseñanzas del SEÑOR. Felices son los que
obedecen sus leyes y lo buscan con todo el corazón. Salmo 119:1,2 (NTV)
La Biblia es un
himno a la alegría de vivir, y los que lo entonan son felices. La Biblia es una
fuente de felicidad y nos enseña el arte de ser feliz en esta vida y en la
otra. La Biblia nos enseña que esta vida
no lo es todo, y que se nos da con el propósito de llegar a conocer y experimentar
la nueva vida en Cristo a través del nuevo nacimiento, y así, estar preparados
para vivir para siempre: “Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el
momento apropiado. Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el
ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el
principio hasta el fin” (Eclesiastés 3:11; NTV). Entonces, la vida aquí en la
tierra es tan sólo un paréntesis de la eternidad, una preparación para la vida
después del umbral de nuestra muerte aquí. Así lo aseguró JESÚS: “Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan
11:25; RV60).
Sí, ¡hay vida
después de esta vida!, eso sí, en esta vida tenemos que asegurarnos, antes de
salir de aquí, que hemos nacido dos veces. Nuestro primer nacimiento nos pone
en la tierra; el segundo nacimiento nos pone en el cielo: “El ser humano sólo
puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu
Santo. Así que no te sorprendas cuando digo: “Tienen que nacer de nuevo”.”
(Juan 3:6,7; NTV).
Sin embargo, en
nuestra pasantía por este mundo debemos hacer de esta vida temporal, una obra
de arte para la gloria de Dios. En este santo anhelo, la Biblia es nuestra
fuente para el ser y el hacer en esta vida. A esto lo llamo el arte de ser
feliz, pero, ¿en qué consiste este arte de vivir? El Salmo 119 nos ayuda a
vislumbrarlo. Aclaro que estoy utilizando la Nueva Traducción Viviente, que es
una versión bíblica en lenguaje actual.
El
arte de ser feliz consiste en no avergonzarse de cumplir los mandamientos de la
Palabra de Dios: “Entonces no tendré vergüenza cuando compare mi vida
con tus mandatos” (v.6). El cristiano nacido de nuevo desarrolla un sentido de
misión en este mundo, su anhelo es vivir para el SEÑOR y hacer que los demás
seres humanos conozcan a JESÚS, porque Él, y sólo Él es la vida eterna: “Y
este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su
Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la
vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11,12; RV60).
¿Cómo debe vivir
alguien que tiene a JESÚS en la vida? Debe tener un sentido permanente de hacer
que la Palabra de Dios viva en él. Y por eso exclama: “¡Oh, cuánto deseo que mis acciones
sean un vivo reflejo de tus decretos!” (v.5), no tiene nada de qué avergonzarse
al ponerse completamente bajo la
dirección del Espíritu Santo para vivir una vida centrada en Dios, una vida
santa. Claro es posible que los que no conocen al SEÑOR como esa persona que
tiene a JESÚS lo conoce, lo llamen fanático, tonto o loco, pero él vive con la
resolución que tenía uno de los grandes en el pueblo de Dios, Juan Wesley,
quien dijo: “Viviré bajo dos resoluciones: Primero viviré para la gloria de
Dios pase lo que pase. Segundo, aunque otros no lo hagan, yo lo haré.”.
El arte de
ser feliz consiste en vivir bajo el poder de la acción de gracias a Dios por su
obra perfecta: “A medida
que aprendo tus justas ordenanzas, te daré las gracias viviendo como debo
hacerlo” (v.7). Una promesa y una realidad nos animan al vivir cada momento
para la gloria de Dios, Él por su gracia inició su obra en nosotros, y Él por
su gracia la terminará hasta el día en que nos presentemos delante de Él
(Filipenses 1:6).
El arte de ser
feliz consiste en ser obediente, creerle a Dios y perseverar en Él y su gracia
para siempre: “Obedeceré tus
decretos; ¡por favor, no te des por vencido conmigo!” (v.8). El cristiano
nacido de nuevo ha puesto sus manos en el arado, y no debe mirar hacia atrás
sino hacia adelante, siempre adelante. Aquel que lo llamó por su gracia
(Efesios 2:4-9), no se dará por vencido nunca, porque ahora somos sus ovejas: “Mis ovejas
escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen. Les doy vida eterna, y
nunca perecerán. Nadie puede quitármelas, porque mi Padre me las ha dado, y él
es más poderoso que todos. Nadie puede quitarlas de la mano del Padre. El Padre
y yo somos uno” (Juan 10:27-30; NTV). Ser feliz es estar contento con lo que
poseemos, y, poseemos la vida eterna desde aquí y ahora, y por toda la
eternidad. ¡Aleluya! Solo la Palabra de Dios hace al ser humano feliz.
Oración:
Amado
Señor:
¡Yo
te creo y creo en tu Palabra! Tú eres quien dices ser, tú haces lo que dices
que puedes hacer; yo soy quien tú, mi Dios, dices que soy. Todo lo puedo en
Cristo, y por ello, sé que la Biblia esta viva y activa en mí. En el nombre de
JESÚS. Amén
Perla de hoy:
No se puede hallar
la felicidad al buscarla. La felicidad ha sido siempre el resultado de la
obediencia a Dios y su Palabra, y estar contento con ello.
Interacción:
¿Qué me dice Dios
hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa
a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección
por aprender?
¿Existe una bendición
a disfrutar?
¿Existe un
mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a
evitar?
¿Existe un nuevo
pensamiento para llevarlo conmigo?
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