Francisco Aular
Lectura
devocional: Salmo 119:17-24
Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros.
Salmo 119:24 (RV60)
Un niño de corta
edad viene a pasar sus vacaciones escolares con su abuelo materno, y está
tratando que éste le permita salir a dar un paseo, pero no lo logra. El abuelo
cristiano evangélico arcaico, vetusto, cara larga, triste, un creyente que pensaba
que su fe es la religión de la tristeza, y por eso se priva de todo gozo y
diversión legítimos, no le permite al niño salir. “En la calle -dice al nieto-
sólo hallarás maldad, los niños son pecaminosos; los mayores están corrompidos;
el ambiente es impuro y dañino; salir a la calle supone un gran peligro para
nosotros los cristianos evangélicos”.
Pero el nieto
insiste y por fin el abuelo cede. Fuera de la casa el niño contempla un
panorama totalmente distinto al descrito por el viejo: Los niños juegan
felices; en el cielo azul cuelgan nubes limpias, mientras las golondrinas lo
circundan; el aroma del mar cercano lo llena todo; la tarde ríe alegremente
bajo el sol. En dirección opuesta camina lentamente un burro. Lleva las orejas
caídas, y aunque no lleva peso alguno, camina lentamente; tiene ojos abiertos,
pero apagados. Una sombra de tristeza los invade por completo. El niño,
avergonzado, dice para sus adentros: “Este burro debe tener la misma religión
que mi abuelo”.
Por el contrario,
la Biblia dice que Dios no quiere que el ser humano viva una vida negativa y
miserable. ¡Dios nos hizo para Él, para que seamos felices para siempre! Entonces,
cuando el mundo vagaba en oscuridad y en la maldad, la opresión y los temores
invadían el corazón aún de los más fieles, en eso, ¡vino JESÚS!: “De repente,
apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor
los rodeó. Los pastores estaban aterrados, pero el ángel los tranquilizó. «No
tengan miedo —dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda
la gente. ¡El Salvador —sí, el Mesías, el Señor— ha nacido hoy en Belén, la
ciudad de David!” (Lucas 2:9-11). Con esta acción, el relato bíblico nos dice: Aquí esta Dios: ¡Fuera tristeza!
Ciertamente, llegar
a ser miembros de la familia de Dios por medio de nuestra conversión que JESÚS
compara con un nuevo nacimiento (Juan 3:3), tal vez, es el asunto más serio y
más trascendente que puede darse en curso de nuestra vida aquí en la tierra.
Entre otras razones, lo es porque nacer de nuevo decide el destino eterno del
ser humano. Le abre las puertas del más allá, y con ello la esperanza más
gloriosa que el ser humano pueda imaginar: “Le dijo Jesús: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25 RV60).
Es un error creer
que Dios le cierra las puertas a toda diversión sana del más acá y lo reduce a
un ser tristón, aislado del mundo, de cara larga, consternado y sombrío, que
solamente espera morirse para ser feliz. No. La verdadera conversión produce un
gozo indescriptible en el que lo experimenta, y que los que no han nacido de
nuevo, ignoran. La tristeza no pertenece a los síntomas de una verdadera
espiritualidad; en un sentido estrictamente bíblico: “tus testimonios son mis
delicias y mis consejeros”, el gozo del Señor ha de superar las alegrías
naturales, terrenales, temporales, que sin ser necesariamente pecaminosas,
proceden de otras fuentes.
Las delicias de
nuestra experiencia con Dios ha de superar y de influenciar todo otro motivo de
alegría en este mundo, porque tener el gozo de haber llegado a la familia de
Dios (Efesios 1:5), también supone la capacidad que Dios nos de comunicación: “Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia
acerca de Cristo, porque es poder de Dios en acción para salvar a todos los que
creen, a los judíos primero y también a los gentiles” (Romanos 1:16 NTV). Por
eso, podemos decir: Aquí esta Dios:
¡Fuera tristeza!
Oración:
Amado Señor:
Bendito y alabado seas Padre, enviaste a tu Hijo, y Él
vino a traer el gozo verdadero a este mundo. Teniéndolo a Él, lo tengo todo y
poseo la verdadera razón para vivir. Ayúdame a proclamar la Buena Noticia de tu
salvación y gozo para esta vida y la venidera. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La Biblia es la
fuente para el verdadero gozo y la felicidad en esta vida.
Interacción:
¿Qué me dice Dios
hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa
a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección
por aprender?
¿Existe una
bendición para disfrutar?
¿Existe un
mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a
evitar?
¿Existe un nuevo
pensamiento para llevarlo conmigo?
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