Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 3:16 (RV60)
Una de las maravillas del plan de Dios es que hizo al ser
humano, para que cada uno de los nacidos en este mundo lo lleguemos a conocer
personalmente y formemos parte de su familia: “Por eso, para Dios ustedes ya no
son extranjeros. Al contrario, ahora forman parte del pueblo de Dios y tienen
todos los derechos; ahora son de la familia de Dios” (Efesios 2:19 Traducción
en lenguaje actual). Contrario a lo que muchas veces hemos oído, no se es
miembro de la familia de Dios de manera automática, y como alguien dijo:
“Aunque haya nacido en un garaje, no significa que usted sea un automóvil”;
Nicodemo había nacido en un hogar piadoso y cumplidor con todos los
requerimientos de su religión, tenía una conducta religiosa intachable, pero
necesitaba nacer otra vez; por ello, haber nacido en un hogar cristiano no lo
hace cristiano; haber cumplido con ritos cristianos, cantar en el coro y dar
diezmos y ofrendas, tampoco lo hace cristiano. Solamente nacer de nuevo, por
medio del arrepentimiento para con Dios, y aceptar el regalo de Dios en JESÚS,
con la fe en la Palabra de Dios y la mediación del Espíritu Santo, nacemos de
nuevo. El nuevo nacimiento es absolutamente necesario para llegar a ser un hijo
de Dios, “mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les
dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12), tal y como JESÚS le dijo
a Nicodemo, que para formar parte de la familia de Dios se necesita el nuevo nacimiento,
“el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3, RV60).
Aclarándolo mejor, en realidad, todos somos criaturas de Dios
como lo es el mismo universo, así que, nuestro nacimiento biológico nos puso en
la tierra, pero nuestro nacimiento espiritual nos pone en el cielo. La vida
humana se nos va, moriremos tarde o temprano, en cambio la vida eterna, como lo
dice la misma palabra es para siempre, no morirá jamás: “Le dijo Jesús: Yo soy
la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan
11:25 RV60).
Ciertamente el ser humano está buscando la felicidad, pero
la Biblia afirma que existe solamente un camino para ser feliz: ¡JESÚS!, Él
mismo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,
sino por mí” (Juan 14:6). ¿Puede existir algo más maravilloso en este mundo que
ser de JESÚS? ¡Teniéndolo a Él, lo tenemos todo, sin Él, no tenemos nada!
A menudo escucho a algunos predicar sobre un Dios lleno de
ira, parecido a la imagen del padre energúmeno que llegaba a casa para golpear
a su familia. Pero la Biblia, en cortas palabras, no dice algo muy grande:
“Dios es amor” (1 Juan 4:8b). Por esa declaración podemos estar seguros de que
Dios nos creó para amarnos; Dios nos creó para que lo llegáramos a conocer por
medio de nuestro amado JESÚS y así, nacer de nuevo; Dios nos creó para pasar la
eternidad con Él como miembros de su familia. Por eso, dice la Biblia: “Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16 RV60). Ese es el maravilloso plan de
Dios para nuestras vidas.
Oración:
Padre
eterno:
¡Gracias
por amarme, gracias por hacer que te conociera y gracias por tu promesa de
llevarme contigo y quedarme en tu cielo para siempre! Ayúdame a triunfar como
tu hijo. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El amor de Dios sigue en pie cuando todo lo demás se derrumba.
Interacción:
¿Qué me dice Dios
hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa
a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección
por aprender?
¿Existe una
bendición para disfrutar?
¿Existe un
mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a
evitar?
¿Existe un nuevo
pensamiento para llevarlo conmigo?
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