jueves, 7 de junio de 2012

Amar a Dios

Francisco Aular

Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Deuteronomio 6:5 (LBLA)

­­­­­­­Dios no le pide al ateo que lo ame, ni tampoco a los indiferentes, aunque Dios los ama a ellos así como ama a sus hijos. Amar a Dios es el privilegio de quienes lo hemos entronizado a Él en nuestras vidas. Los dioses que predican las religiones paganas, no exigen de sus seguidores que los amen, al contrario se sostienen por el miedo que infunden. En cambio el SEÑOR, en su primer mandamiento, nos pide que lo amemos porque en realidad no debe ser el miedo el motivo por el cual sirvamos a Dios, sino el amor.
“Con todo tu corazón”; el corazón es el centro de nuestra personalidad e igualmente lo es de nuestra conducta, Jeremías dijo: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿Quién lo conocerá?” (17:9), JESÚS lo expresó así: “Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios” (Marcos 7:21), “el alma” dirige nuestra mente, voluntad y emociones; “toda tu fuerza”, representa “las energías operativas del ser humano”, dice el teólogo Francisco Lacueva, y añade, “con mucha probabilidad, las posesiones o bienes de fortuna”; sin duda, que el amar a nuestro Dios de esta manera, nos hará unos seres humanos muy especiales para servirle también a nuestro prójimo.
Siendo Dios el único que puede poner en nosotros todo lo  bueno que otros encontrarán, siendo que Él es el único que nos puede dar un poder sobrenatural para vivir con propósito, de acuerdo con los aspectos positivos y nobles de la vida, debemos asegurarnos de que por el nuevo nacimiento en JESÚS, Dios viva en nosotros y nos controle en la única vez que pasaremos por este mundo. ¿Cómo podemos tener la seguridad de que el Todopoderoso dirige nuestras vidas? Juan, el amado discípulo del Señor, nos los dice: “Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” (1 Juan 4:7,8).

Oración:
SEÑOR, llena mi vida con tu Palabra, de modo que mis dichos y mi conducta diaria me eleven a ti. Permite que cada día te ame con todo mi corazón, que mi alma se eleve a ti, y que te honre con todas mis fuerzas. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Dios nos ama, y, por eso, el día en que nosotros no amamos es el más inútil de nuestras vidas.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?




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