Francisco Aular
Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros,
porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El
que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. 1 Juan 4:7,8
Ya lo vemos, Dios es amor, amor elevado a su máxima potencia, eterno y
sin limitaciones. Es el amor incondicional que se da sin esperar recibir sin
esperar nada a cambio. Es el amor que entregó en el Gólgota a su Hijo, que fue
inmolado por nosotros los pecadores en aquella cruz, JESÚS, quien con sus
brazos extendidos se convirtió en el puente mediador entre el cielo y la tierra
por el cual el ser humano puede llegar a la salvación eterna. Pero el texto
citado nos dice que el que no ama a sus hermanos no conoce a Dios. De manera
que la prueba de si estamos en Dios o fuera de Él es sencilla: Averiguar si en
nuestro corazón, en nuestra mente y en
nuestras fuerzas vitales, caben otros, además de Dios y nosotros. Como ya lo
dijimos antes: “El día que no amas es el día más inútil de tu vida”.
Amar a Dios no es el simple amor sentimental, que es incapaz de cumplir
sus promesas, sino que estamos hablando del amor que nace de medir el costo;
nace de la comprensión y la meditación. Es el amor intencional. Creo que todas
nuestras desilusiones al intentar amar a otros provienen del hecho de querer
amar sin primero comprender que ese prójimo es tan ser humano como nosotros,
que tienen sus problemas, sus debilidades, sus aciertos y sus yerros, que como
nosotros, tiene un corazón. Hay muchos que son malos porque nadie les ha dado
la oportunidad ni los ha inspirado para que sean buenos. Pero el que anda
buscando a quien amar con un corazón inflamado por el perdón y el amor, siempre
encontrará a alguien para amar, ya sean el objetivo de ese amor las personas
fáciles de amar o difíciles, “porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5).No amemos
con nuestro propio amor, sino con el amor de Dios en nuestros corazones, que el
Espíritu Santo puso allí al momento de nuestro conversión.
Oración:
Oh Padre Eterno, Padre del Señor
JESÚS…Padre mío: ¡Gracias por la vida que me das¡ Gracias por darnos tu amor
para poder amarnos nosotros y amar a los demás. Ayúdame para amar con tu amor
derramado en mí. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Debemos amar lo que Dios ama. Toda la creación lleva el autógrafo del
amor de Dios por el ser humano.
Interacción:
¿Qué me dice Dios
hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa
a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección
por aprender?
¿Existe una
bendición para disfrutar?
¿Existe un
mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a
evitar?
¿Existe un nuevo
pensamiento para llevarlo conmigo?
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