Francisco Aular
Luego volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro: “¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora?” Mateo 26:40 (Nueva traducción viviente).
¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? Porque la oración es tener compañerismo con Dios, y en esta comunión con el eterno, las posibilidades infinitas del ser humano, se unen al poder infinito de Dios. La historia bíblica nos pone a la primera pareja de seres humanos en una constante comunión con su Creador; luego vino la caída en la desobediencia, y tener comunión con Dios se convirtió en una tarea en vez del gozo que debiéramos poseer al saber que la oración es un privilegio y una responsabilidad de todo hijo de Dios. Sin embargo, Dios ama al ser humano y anhela y busca la amistad con Él.
¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? JESÚS fue ejemplo perfecto de amistad con Su Padre celestial: Él oró. Como Hombre perfecto, Él necesitaba estar en constante relación con el cielo porque de allí vino. Oró tanto en la soledad como en la compañía de sus discípulos: “Después de despedir a la gente, subió a las colinas para orar a solas. Mientras estaba allí solo, cayó la noche.”(Mateo 14:23 NTV) Los discípulos lo vieron orar por las mañanas como lo relata San Marcos “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” (Marcos 1:35 RV60) El Señor se hizo famoso por las señales y milagros que hacía, sin embargo, la fama no lo distrajo de la comunión con Su Padre: “Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.” (Lucas 5:14,15 RV60) Los discípulos de JESÚS, viendo el deleite que tenía en su amistad con el Padre, le solicitaron que les enseñara a orar: “Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.” (Lucas 11:1 RV60) Así surgió Su famosa oración del El Padre Nuestro, aquí es claro que aunque debemos saber de memoria esa maravillosa oración, no es tanto para rezarla sino para orarla: “Y orando, no uséis vanas repeticiones como los gentiles, que piensan que por su palabrerío será oídos.” (Mateo 6:7RV60). Teniendo esto en mente, El Padre Nuestro que aparece en Mateo 6:9-13, es un modelo de los elementos que deberíamos incluir en la oración, en nuestra conversación con Dios, esto incluye: Dirigirnos a Dios con respeto y reverencia “Padre nuestro que estás en los cielos”; con alabanza por lo que Él es “Santificado sea tu nombre”; orar por la esperanza del establecimiento del dominio absoluto de Dios sobre la tierra “Venga tu reino”;reconocer la soberanía de Dios “Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra”; nuestra petición que Dios provea para nuestras necesidades “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”; el reconocer que somos pecadores que necesitamos perdón “Y perdónanos nuestras deudas”; y mostrarnos amplios en perdonar a los que nos han ofendido “como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”; pedir la protección de Dios para mantener puros delante de Él y nuestro prójimo “Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal”; terminar nuestra oración con alabanzas por lo que Él es “Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”.
¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? Este desafío del Señor JESÚS, es hoy tan necesario como aquella noche en que Él, fue entregado. Siendo verdadero Dios, JESÚS, no tenía necesidad de que orarán por Él, la oración es necesaria y urgente por y para nosotros, los humanos. Los cristianos nacidos de nuevo debemos “velar”, es decir, estar pendientes del mover de los tiempos difíciles en que vivimos y nuestra fragilidad delante de ellos. Solamente velar en la oración, un tiempo al día en tal forma que se forme un hábito, nos dará la fortaleza para andar en oración todo el día. Mediante la oración penetramos en la atmósfera del Reino de Dios, y podemos verificar por nosotros mismos los innumerables recursos y los tesoros que Dios tiene a nuestra disposición, como lo dijo el profeta: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3 RV60).
Oración:
Padre nuestro que estás en los cielos:
Te exaltamos en este día por tu gran misericordia para con nosotros. Eres digno ser alabado. Tenemos la esperanza en que volverás pronto a establecer tu reino. Anhelamos que tu santa voluntad se haga en la tierra como en el cielo. Venimos delante de ti para exponerte nuestras necesidades de pan, seguridad en nuestro andar y que tu poder nos librará de todo mal. En esta hora confesamos nuestros pecados y los pecados de nuestra nación, perdónanos Señor. También ayúdanos a perdonar a nuestros ofensores. Ya sentimos muy cerca de nosotros que vienes desde el cielo con poder y gloria que son tuyos por todos los siglos. Amén
Perla de hoy:
Esfuérzate en la gracias de Dios para hacer grandes cosas para Él, como si todo dependiera de ti; pero ora intensamente porque todo depende de Él.
Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?
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