Francisco Aular
Y sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6 (RV60)
Mi amado hermano y amigo, el doctor Henry Blackaby, en su clásico libro Mi experiencia con Dios, dice: “El término crisis se deriva de una palabra que significa “decisión”. El mismo término griego a veces se traduce como juicio (…) La crisis de fe es un momento de definición, un lugar en donde el camino se bifurca y le exige tomar una decisión. Allí debe decidir qué es lo que cree acerca de Dios”. De hecho, la invitación de Dios para unirnos a Él en su obra, generalmente requiere de que le creamos y nos lancemos en su compañía, a obedecerle, o, sino, dejar que Él llame a otro: “…retén lo que tienes para que ninguno tomo tu corona” (Apocalipsis 3:11b).
En efecto, la vida cristiana es como un maratón de 42 kilómetros, y existen coronas y galardones al cruzar la meta. No se trata de la salvación porque ésta es un regalo de Dios y no un premio: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo” (Efesios 2:8,9. Nueva traducción viviente). Así que, no espere premios en esta vida, justamente, ese es el desafío del servicio a Dios, agradarlo a Él o agradar a los seres humanos: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23 RV60). Esto lo comprendemos mejor al ir a la galería de héroes de Dios en el capítulo once de la epístola a los Hebreos: “Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados” (Hebreos 11:36,37 NVI).
La crisis de fe de la cual estamos hablando, es la de creerle a Dios o no cuando sentimos su llamado a realizar su obra, y la salida de nuestra comodidad para ir a la zona de riesgo adonde Él nos envía. Pudiera ser que a los demás les resulte una locura lo que usted esté haciendo o piense hacer para la gloria de Dios, pero cuando un discípulo del Señor sabe que es Él quien lo llama, entonces, Dios mismo le da, lo que yo llamo “una santa seguridad”, que no es una mera emoción. Moisés es ejemplo de un hombre de fe: “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija del Faraón” (Hebreos 11:24 RV60), sí, Moisés fue llamado por Dios a hacer algo más allá de lo que humanamente él podía realizar, y ¿cómo pudo hacerlo?, “porque se sostuvo como viendo al invisible” (Hebreos 11:24).
Pues bien, perdónenme que les cuente cómo un Dios extraordinario y todopoderoso, hizo algo hermoso con un hombre ordinario y fruto del propio pueblo venezolano. Nuestra obra evangélica bautista estaba cumpliendo sus 30 años de trabajo en Venezuela, éramos apenas unas 47 iglesias, y unos tres mil miembros en todas ellas. La Convención nombró a un hombre, recién egresado del Seminario para encargarlo del departamento de evangelización. Aquel hombre era el pastor de una congregación que lo amaba mucho, en la ciudad jardín de Venezuela, Maracay; casado, con tres hijos y uno que estaba por nacer. Aquel hombre tuvo la “santa seguridad” de que Dios lo llamaba a dejar su comodidad y a que fuera a la zona de riesgo a trabajar a tiempo completo en la obra de la evangelización del país; esto le produjo una crisis de fe. La obra nacional no tenía fondos para garantizarle un sueldo, pero aquel hombre y su valiente esposa dejaron todo y siguieron al Señor. Algunos les creyeron, otros no. Ciertamente pasaron días de muchas pruebas y tribulaciones, necesarias en todo caso, para buscar al que los había llamado. A los pocos meses, inesperadamente, Dios les proveyó sustento y abrigo.
Pues bien, hoy cuando esta obra venezolana está cumpliendo sus 60 años, ¡treinta años después!, no tenemos allí 94 iglesias que hubiera sido el resultado natural del crecimiento, para la gloria de Dios, nuestra obra evangélica bautista venezolana está formada por más de 500 iglesias y unas 300 congregaciones, lo que nos permitirá alcanzar la meta que nos hemos propuesto de 1000 iglesias para el año 2020. ¡Dios ha usado a hombres y mujeres ordinarios para una gran obra! Porque esta es la verdad principal en el reino de Dios: “Y sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6 RV60).
Oración:
Amado Padre Celestial:
Por habernos llamado para salvación cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados; habernos llamado a tu obra, y desde allí, seguirnos llamando continuamente y produciendo en nosotros crisis de fe y probando nuestra fe en ti, te doy las gracias. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La fe que produce crisis es la que nos llevará al triunfo en el reino de Dios.
Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?
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