miércoles, 13 de abril de 2011

Biblia y oración

Francisco Aular

Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pueden pedir lo que quieran, ¡y les será concedido! Juan 15:7(Dios habla hoy)

La hermana Lola de Dámaso, mi difunta suegra, no la agarraba un amanecer sin estar con su Biblia y en oración, ambas, como compañeras de viaje para el día. Tengo su vieja Biblia delante de mí, y está subrayada desde el Génesis hasta el Apocalipsis. La leyó completa varias veces en su vida; tenía la costumbre de marcarla por la sencilla razón de que para ella, la Biblia era su libro de oración. Conocí a mi suegra por más de cuarenta años, y su servicio favorito era el culto de oración. ¡Imposible decir lo que Dios hizo en muchos de nosotros por sus oraciones!
Igualmente, otro hombre de oración que conocí fue el hermano Jesús Bolívar; se convirtió al Señor en mi último año de pastorado en la Iglesia Bautista El Buen Pastor de Maracay en Venezuela. Era un hombre sencillo y estaba al comienzo de su sexta década de vida,  y como yo salía a la evangelización de la patria, se me acercó, y me dijo: “Pastor, quiero acompañarlo en su ministerio con mi Biblia y con mis oraciones”, y así fue. Juntos viajamos y oramos por aquellos lugares en donde no había obra cristiana; hoy cuando escucho que en esos lugares existen iglesias, sé que el Padre respondió a su clamor. El hermano Bolívar se levantaba muy temprano, leía un pasaje de la Escritura a viva voz, y luego se arrodillaba hasta el amanecer. Nunca nos acostábamos sin que él me dijera: “Hermano, busquemos la sabiduría espiritual para mañana”, y yo sabía lo que eso significaba, leer la Biblia y orar. Como resultado de su vida de oración, palpé muy de cerca lo que Dios es capaz de hacer con un hombre sin preparación académica de ningún tipo, y que nunca pisó la puerta de un Seminario Teológico, a no ser que fuera para acompañarme cuando yo impartía clases.
La oración es un acto de la voluntad que no requiere de ningún título, pero el hermano Bolívar pisaba el terreno del Lugar Santísimo por la Palabra y la oración, como lo dice la Biblia: Así que, amados hermanos, podemos entrar con valentía en el Lugar Santísimo del cielo por causa de la sangre de Jesús. Por su muerte, Jesús abrió un nuevo camino -un camino que da vida- a través de la cortina al Lugar Santísimo. Ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que gobierna la casa de Dios, entremos directamente a la presencia de Dios con corazón sincero y con plena confianza en él. Pues nuestra conciencia culpable ha sido rociada con la sangre de Cristo a fin de purificarnos, y nuestro cuerpo ha sido lavado con agua pura” (Hebreos 10:19-22. Nueva traducción viviente). ¡Solamente en el cielo sabremos todo lo que Dios hizo por las oraciones del recordado hermano Jesús Bolívar, él hombre de la Biblia y la oración!
Biblia y oración van juntas, como el cerebro y el corazón, como el espíritu, el alma y el cuerpo. Es imposible separarlos. En efecto, la Palabra de Dios es la plataforma de lanzamiento, y la oración su compañera inseparable para una adoración eficaz:Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón” (Colosenses 3:16 NVI).

Oración:
¡Gracias Padre Celestial por dejarnos la revelación de tu Persona en tu bendita Palabra! Como dijo tu siervo David, tu Palabra es como la miel para mi boca. Me gozo más en ella que en las muchas riquezas, y bienaventurados los que guardan sus testimonios y con el corazón te buscan. En el nombre de JESÚS. Amén.

Perla de hoy:
Dios nos dejó su Libro y la oración, pero depende de nosotros, que Él haga su obra por medio nuestro.

Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?
 

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