miércoles, 1 de mayo de 2024

REFUGIO DIVINO

Francisco Aular
faular@hotmail.com
JUEVES, 2 de mayo de 2024 
Lectura devocional: Salmos 9:1-16 
Ya que has puesto al Señor por tu refugio, al Altísimo por tu protección, ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar. Salmo 91:9,10 (NVI)

“El que habita al abrigo de Dios
Morará bajo sombras de amor
Sobre él no vendrá ningún mal
Y en sus alas feliz vivirá…(bis)
Oh, yo quiero habitar al abrigo de Dios
Solo allí encontraré paz y profundo amor
Mi delicia es con Él, comunión disfrutar
Y por siempre su nombre alabar”.
(HB#220, Letra, Luz E. Ríos. Música Rafael Cuna). El Paso, TX) 1978.
Óyelo, aquí por Steve Green (https://www.youtube.com/watch?v=DS-yYk5HJqQ)

“¡PASTOR, POR FAVOR, CIERRE SU OFICINA!, ¡han anunciado, que posiblemente la tormenta de invierno más grande del siglo viene sobre Toronto!”. Así me lo anunció el agente de seguridad del edificio. El aviso me había llegado tarde. Al salir me di cuenta que, un estacionamiento que siempre estaba abarrotado de vehículos, ahora lucía vacío, la nieve caía como una cascada blanca y el viento casi me tumbaba. Llegué hasta mi vehículo, puse el motor en marcha, y mi viejo auto, al que los muchachos míos llamaban “el avispón verde”, no me defraudó esa vez. 

Del mismo modo, había pocos carros en la vía, solamente un recién llegado a ese clima, como yo, andaba en la calle aquel día. Las luces de los semáforos y las señales de tránsito, no se veían. Pero yo sabía de memoria la vía que me llevaba a mi refugio, a mi hogar. Vivíamos en un piso 15, el balcón de nuestro apartamento daba hacia la autopista 401 (arteria vial de Toronto)

Dado que Mary había encendido las luces del balcón, y aunque yo no veía al edificio, a medida que me acercaba, aquellas luces me guiaban hasta mi casa, a mi refugio, mi habitación, el lugar en donde una sopa caliente me esperaba. En el hogar es lo primero en lo que uno piensa cuando las tormentas de la vida, o la nostalgia de la distancia, nos llegan.

¿Es el SEÑOR el refugio de tu espíritu? ¿Es Él en el que primero piensas, y a cuyo lugar deseas llegar cuando te encuentras lejos? Nuestra seguridad no consiste solamente en saber que DIOS es nuestro refugio, sino en que “has puesto al Señor por tu refugio”, y al “Altísimo por tu protección”, en consecuencia: “Ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar”. ¡Aquí está la seguridad, tanto de nuestra vida natural como de la vida espiritual! Hacer a Dios nuestro refugio. 

De igual forma, la provisión que esta promesa nos ofrece es sumamente hermosa para disfrutarla. El SEÑOR es para nosotros esa morada, esa habitación, ese refugio en medio de las tormentas de la vida. Él es a nuestro espíritu, lo que el fuego para nuestros cuerpos helados por el frío de la calle. JESÚS es nuestra única esperanza, nuestra morada, y nosotros vivimos en Él con toda la paz, el amor, la fe y el gozo que nos ofrece como nuestro refugio divino.

En adición a esta promesa, no quiere decir que no vendrán problemas, pruebas y aflicciones, como a todos los seres humanos nos llega, pero describe el carácter de los verdaderos hijos de DIOS frente a las demandas de la vida. Cualquier cosa por muy negativa que sea, no cambia el hecho de que “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31b) …Porque “sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28). El HIJO DE DIOS es más que vencedor en todas las aflicciones, pruebas y problemas en esta vida, porque JESÚS vive en él, “es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27b). Así, Él y sólo Él es nuestro refugio divino.

¡Adelante, siempre adelante!

ORACIÓN:
PADRE ETERNO
¡Te alabo PADRE por Tu gracia, amor y Tus misericordias, nuevas cada mañana! Te doy gracias por ser mi refugio divino en las tormentas y peligros de mi vida. Ayúdame a saber que cualquier cosa que me ocurra es parte de tu propósito eterno al crearme. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Nuestra respuesta al sufrimiento y a las tormentas de la vida, puede construirnos o destruirnos.
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