LA VIDA ESTÁ LLENA DE SORPRESAS, pero la mayor de ellas la encontramos al llegar a la vejez, y ver que en esencia somos los mismos. Entonces, con alabanzas damos gracias a DIOS que nos ha permitido llegar tan lejos. Además, recordemos siempre que otros seres humanos, han estado aquí antes que nosotros, y no contaron con tantos recursos entre otros los medicinales y no solamente vivir más, sino también para tener una vida de calidad y servicio al SEÑOR con gratitud.
Hoy tenemos delante de nosotros uno de esos Salmos que tanto hemos leído en nuestra juventud; pero hoy es una invitación a la alabanza a DIOS por la vejez y con gratitud lo alabamos a Él por habernos dado tanto. En esos momentos meditamos, oramos y cantamos:
Aquí recuerdo muy bien al amado hermano, Alfredo Colom de Guatemala y uno de sus himnos que tanto disfruté, -estando recién convertido- en mi juventud tanto su letra como su melodía…
(Himnos de fe y alabanza #26, Roberto C. Savage)
No es raro que nos sintamos fuera de grupo cuando ya hemos pasado los setenta años. Sin embargo, este Salmo y otros pasajes de la Biblia, nos recuerdan que DIOS mismo nos hará útiles para Él, Su reino e iglesia: “Incluso aún en la vejez aún producirán fruto”.
Sería al comienzo de los años setenta que leí un gran libro llamado el Cuarto Secreto cuya autoría fue Corrie Ten Boom de Holanda. En ese libro, ella cuenta la historia de como ella y su familia, salvaron a centenares de judíos perseguidos por los Nazis. Los descubrieron y fueron confinados a un campo de concentración, allí murieron su padre y su hermana. Unos años después la conocí entre mis héroes que asistieron al Congreso de Evangelización de 1980, en Pattaya, Tailandia…Ya era una anciana cuando la conocí, sonriente y viajando sin descansar por varios países del mundo, hablando sobre su tema favorito: El amor y el perdón. Escribió una frase que llevo conmigo: “La medida de una vida no es su duración sino su donación”.
Les comparto lo que estoy aprendiendo a envejecer, no dejen de aprender. Cada vez que estoy frente a mi iglesia cuando predico, veo allí el rostro de gente que amo y que hacen muchos oficios, trabajos y profesiones que siempre quise aprender, en verdad sé que nuestro DIOS en su “multiforme gracia”, hizo que ellos y yo seamos lo que somos. El hermano Jesús Bolívar, se convirtió en 1976, un año después, pidió la jubilación después de unos 30 años de servicio de una gran empresa, allí en Maracay, cuando llegó a mi casa aquel día me dijo:
—“¡Pastor, yo ya fui lo que fui para el mundo! ¡Desde hoy estoy libre para ser su compañero en la evangelización de Venezuela! Sobre todo quiero aprender la sabiduría espritual”. ..Y así anduvo conmigo y con otros amados del entonces Departamento de Evangelización de la Convención Nacional de Venezuela. El hábito que DIOS le dio al amado Jesús Bolívar, fue el buen hábito de la oración. Allí sigo siendo su discípulo. Una cosa que practicamos el amado hermano Bolívar, era el no criticar a nadie sino el de alabar a nuestro DIOS por todo y en todo tiempo.
El salmista nos dice hoy en el Salmo que nos inspira:
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE ETERNO:
Quiero alabarte todo el tiempo, y con gratitud por haberme dado tanto en esta salvación abundante y eterna. Mi vida será hasta el final, una ofrenda que pongo a Tus pies. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Hoy estoy feliz porque la promesa de DIOS me acompaña: “Nunca te fallaré. Jamás te abandonaré” (Hebreos 13:5b.NTV)
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