jueves, 31 de enero de 2019

Escondido bajo Sus alas

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Salmo 17:1-8
Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas. Salmo 17:8 (RV60)

Hace algunos años, me encontraba de predicador invitado en un país de Latinoamérica, en aquel tiempo, las iglesias evangélicas de esa nación eran discriminadas, no solamente por el sistema del gobierno, sino también por la iglesia oficial. Sin embargo, las valientes congregaciones no callaban el Mensaje.

Se nos había concedido un lugar público para la actividad, pero un día antes de comenzar se canceló. Nos fuimos al templo más grande de la ciudad que resultaba pequeño para aquel grupo de cristianos que venían de varias ciudades de la provincia. Me encontraba alojado en un hotel compartiendo habitación con un destacado líder de nuestra obra denominacional, en esa nación.

Un día antes de comenzar las conferencias, lo noté apesadumbrado, y me dijo: “Pastor, nos hemos enterado que existe un plan para asesinarlo durante la predicación de mañana…”, ¡por un momento pensé que era una broma!, pero lo que me decía era totalmente cierto. Nos fuimos a una habitación más grande, y cuando entré, todos mis compañeros de ministerio estaban allí. El más anciano de ellos, y conferencista invitado como yo, tomó la palabra: “Hermano, usted predicará primero; tomará mi lugar, y yo, tomaré el suyo.” Acto seguido, dictó un documento en donde expresaba su última voluntad. Nunca había visto tanta unidad y valor juntos como en aquellos días de esas conferencias. Desde los hogares hasta en los templos de las distintas denominaciones, las oraciones fueron el refugio de tantos corazones apesadumbrados por las circunstancias. Era la lucha moderna entre David y Goliat.

Obviamente, fuimos molestados en muchas maneras, en mi caso, la policía de inmigración me dio la tarea de poner un sello en mi pasaporte, y, por lo tanto, tenía que abandonar el lugar en las conferencias y salir a la frontera del país vecino, sellar allí mi pasaporte y retornar. Eso me llevaría un día de viaje por tierra, pero el SEÑOR estaba con nosotros, y en medio de esa situación, apareció un piloto con una avioneta, cuya esposa era miembro de la Iglesia hospedadora del evento; aquel amable piloto me llevó y me trajo en cosa de horas, completamente gratis.

En fin, el Padre fue honrado y glorificado, y como resultado de aquellas conferencias se alcanzaron miles de personas, el liderazgo se multiplicó, y nuevas congregaciones surgieron. ¡Alabado sea el Señor!

¿Dónde nos metemos cuando nuestras vidas están en peligro? ¿Cómo obra Dios cuando nuestros enemigos nos persiguen por nuestra fe y Él es lo único que nos queda? Acudimos como el rey David a la oración, llenos de fe, esperanza y amor, pudiendo exclamar: ¡Levántate, oh Dios, y derriba a los que nos asedian por ser mensajeros de tu gracia!

Perla de hoy
Nuestra fe, tal vez sea probada para que confiemos en la fidelidad y protección de Dios como nuestro refugio. Y de esta manera estamos escondidos bajos Sus alas.
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Levántate, SEÑOR y llénanos de valor para buscarte y cobíjarnos bajo tus poderosas alas! ¡Levántate, SEÑOR y has que caigan de rodillas delante de ti, como nosotros lo estamos! En el nombre de JESÚS. Amén
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

viernes, 25 de enero de 2019

Fe con obras

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com 
Lectura devocional: Santiago 2:14-26
Porque como el cuerpo sin  espíritu está muerto, asi también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:26 (RV60)

Al comienzo de mi vida cristiana, nuestra pequeña congregación compró una propiedad para utilizarla como nuestro templo. Era una casa grande con muchos habitaciones. El patio trasero de la casa era un baldío de piedras, espinas, malezas, troncos; en fin, un muladar. Pero bajo la dirección, ejemplo y esfuerzo de nuestro amado pastor y misionero, el pastor Carlos Clark, todos los miembros y congregantes nos dispusimos a hacerlo un lugar digno de nuestro Dios. ¡Nada puede vencer a un pueblo inspirado! Lo hicimos. Todavía recuerdo aquel primer culto allí. Nuestro pastor en su primera predicación dijo algo como esto: Por fe, Dios nos dio este lugar; pero en Su gracia nos dio fuerza y esfuerzo para poderlo hacer útil… En otras palabras: Dios nos dio la tierra prometida; pero nosotros teníamos que conquistarla para Su gloria.

Algunos se preguntan si el hacerse cristiano trae consigo alguna responsabilidad de nuestra parte. En realidad para ser salvo no. Desde el principio hasta el fin la salvación es obra de Dios y nada más. Pero Dios no nos salva para que nos quedemos ociosos y seamos una especie de zánganos en Su divina colmena. La Biblia es clara al afirmar que hemos sido hecho personas nuevas en Cristo Jesús para buenas obras. Tenemos que tener bien claro que somos nuevas personas, capaces de entender que tenemos un destino eterno en el cielo; pero que tenemos una misión histórica que cumplir en la tierra. No necesitamos hacer buenas obras para conquistar con nuestros esfuerzos humanos el cielo; pero si necesitamos hacer buenas obras para hacer sentir la influencia de nuestro Señor Jesucristo en la tierra, mientras vivamos. Sin embargo, lo hermoso de la vida cristiana es que todo corresponde a un plan divino. Dios dispuso de antemano las buenas obras en las cuales debemos andar. Todo cristiano tiene la responsabilidad de averiguar la obra que Dios quiere hacer por su intermedio y lanzarce sin más dilación a realizarla. Ser socios de nuestro Dios es el privilegio normal de todo creyente. Alabe al Señor por ello.
Oración:
PADRE ETERNO:
¡Gracias por salvarme y darme una misión histórica para realizarla bajo tu dirección como el propósito fundamental de mi vida en esta tierra! ¡Ayúdame a cumplir mi misión y llevar a otros delante de ti para ser parte de nuestro destino eterno en tu Reino! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Hemos sido salvados para cumplir una misión histórica a la luz de nuestro destino en el Reino.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 24 de enero de 2019

El GIGANTE a mi lado

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Jeremías 20:10-14
Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada. Jeremías 20:11 (RV60)

El SEÑOR es un gigante a mi lado porque es inmutable, es decir, no cambia: “Yo soy el SEÑOR y no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, aún no han sido destruidos” (Malaquías 3:6; NTV). Contemplo las montañas que hace unos meses estaban blancas por la nieve del invierno, ahora se deshacen y se convierten en ríos; el océano, con sus poderosas corrientes, no resiste el llamado del sol y se convierte en nubes; los árboles, que hasta hace poco parecían esqueletos sin vida, ahora, en primavera, sus ramas están verdes y su polen anuncia a los cuatro costados, su resurrección y su poder reproductor; los nidos, que hasta hace poco construían las aves se convierten en el hogar de sus polluelos, los cuales pronto volarán, reiniciando el ciclo vital.

Todos los seres vivos cambian, da lo mismo si es un árbol, un animal o un ser humano. Ahora bien, observo y veo en mí cambios revolucionarios, y me parece que hace poco yo era un niño llevado de la mano por mi padre. Es seguro que, físicamente hablando, no soy el mismo. Sé que tarde o temprano dejaré estas vestiduras que perecen y seré vestido de eternidad, ese es mi verdadero propósito. Sin embargo, mi poderoso gigante es perpetuo, sin cambios, ni variación: “Señor, en el principio echaste los cimientos de la tierra y con tus manos formaste los cielos. Ellos dejarán de existir, pero tú permaneces para siempre. Ellos se desgastarán como ropa vieja” (Hebreos 1:10,11; NTV).

El SEÑOR es un gigante a mi lado y me defiende: “Pero alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; en ti se regocijen los que aman tu nombre” (Salmo 5:11; RV60). Uno de los maravillosos gozos de ser un cristiano nacido de nuevo, es saber que nuestro Padre, que está en el cielo, siempre vela por nosotros: “Pero el SEÑOR vela por los que le temen, por aquellos que confían en su amor inagotable” (Salmo 33:18; NTV). Aun, en medio de la enfermedad y de la soledad, podré enfrentar con valor cualquier prueba porque le creeré a la Palabra de Dios y no a mis sentimientos: “Que el SEÑOR, Dios de Israel, bajo cuyas alas viniste a refugiarte, te recompense abundantemente por lo que hiciste” (Rut 2:12; NTV).

El SEÑOR es un gigante a mi lado y nada ni nadie podrá separarme de Él: “Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 8:38,39; NTV).

Jeremías fue un profeta, un ser humano con virtudes y debilidades; ha sido llamado el profeta llorón, no sólo porque escribió sus Lamentaciones, sino, porque a lo largo de sus cuarenta años fue un atribulado espectador de los desvíos de su pueblo; fue un profeta sufriente, y en obediencia a Dios antes que los hombres, fue perseguido por su pueblo más que cualquier otro de los profetas de sus días, pero se mantuvo firme y confiado, porque conocía muy bien quién era su aliado, y en su angustia, sabía que no estaba solo. Así también nosotros, en nuestros momentos de sufrimiento, de los diferentes problemas que están haciendo fila para que les hagamos caso, debemos aprender esta verdad: Cuando una crisis me golpea, no debo enfrentarla solo, porque, ¡no estoy solo! Tal y como aquellos hombres y mujeres de Dios de la antigüedad, yo también tengo: ¡EL GIGANTE a mi lado!

Oración:
Amado Padre Celestial:
Te alabo Señor porque tu omnisciencia, misericordia y presencia son constantes a mi lado. Gracias porque me amas y tu amor no cambia nunca; enviaste a tu Hijo a morir por mí. Sigue mi amado Señor como poderoso Gigante a mi lado, en medio de cualquier circunstancia. Escucha ahora mi ruego Señor, y dame tu bendición. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Nuestra mayor esperanza aquí abajo es recibir ayuda de nuestro Gigante Dios, desde lo alto.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 23 de enero de 2019

DIOS cumple

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com 
Lectura devocional: 1 Tesalonicenses 5:23-28 
Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
1 Tesalonicenses 5:24

Desde hace muchos años, tengo a un amigo a quien admiro y respeto porque es un claro ejemplo de superación personal. Me contó su testimonio de cómo a los doce años, viajó de su país a otro fronterizo. Llegó a la capital de aquella nación y se puso a vender periódicos para ganarse la vida; de todas maneras no le alcanzaba para mucho, dormía debajo de un puente y para comer tuvo que hablar con el dueño de un restaurante: “Si usted me da nada más que el desayuno, yo le prometo que un día le pagaré”… El hombre se conmovió con el muchacho, y por varios meses lo alimentó. El chico se consiguió un trabajo mejor, y ya no volvió más al restaurante. Pasaron los años, y un día un hombre elegante entró al restaurante, se desayunó y le dijo al mesonero que por favor quería hablar con el dueño; el dueño, un hombre ya canoso, vino a la mesa de aquel cliente. El cliente se puso en pie y le dijo al dueño, “¿recuerda usted aquel niño vendedor de periódicos a quien usted le daba todos los días el desayuno? -no dejó que el asombrado dueño del lugar hablara-, “¡yo soy!” -afirmó el visitante-; dígame cuánto le debo; he venido a cumplir mi promesa”.

Pues bien, si como sere humanos somos capaces de cumplir con nuestras promesas. ¡Imagínese a Dios porque Él cumple sus promesas! Existen promesas en la Palabra de Dios, y podemos ver por la misma Biblia su cumplimiento. Algunas veces pasaron siglos y hasta milenios para su cumplimiento, pero Dios cumplió. Por ejemplo, Dios demostró su cuidado paternal para con Israel, su amado pueblo. Desde el inicio mismo llamó a Abraham y le dijo: “Haré de ti una nación, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” (Génesis 12:2). Abraham se hizo anciano, y parecía que esa promesa no llegaría, hasta que milagrosamente le nació Isaac. Dios anunció por medio de sus profetas el advenimiento del Mesías, de  tal manera que, podemos contar más de trescientas profecías en la persona de JESÚS, éstas detallan Su encarnación, Su muerte y Su resurrección. Dios cumplió hasta en sus mínimos detalles esas profecías.

De la misma manera, ahora nuestro Señor Jesucristo, nos prodiga sus cuidados en cumplimiento de sus grandes promesas para el cristiano nacido de nuevo. Podemos tener la seguridad que Dios nos ama (Juan 3:16); Dios nos da Su perdón (Colosenses 1:14); Dios nos hace Sus hijos (Juan 1:12); Dios nos da Su presencia (Apocalipsis 3:20); Dios nos hace de nuevo (2 Corintios 5:14). Sí efectivamente, Dios cumple.

Oración:
PADRE ETERNO:
¡Gracias por cumplir tus promesas que me has hecho, vivo en ellas y por ellas! ¡Ayúdame a cumplir en todo tiempo con mis compromisos con otros, pero en gran manera contigo amado SEÑOR! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Dios cumple ¿Cumplimos nosotros con Él?
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 22 de enero de 2019

Amor en acción

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com 
Lectura devocional: 1 Juan 3:14-18
Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. 1 Juan 3:18

Se ha dicho que al final del primer siglo del Cristianismo, un anciano acostumbraba a visitar las congregaciones, al reconocerlo los líderes de la iglesia, con frecuencia, le daban la oportunidad de decir algunas palabras a los feligreses. Solemnemente se ponía de pie, con su báculo golpeaba el suelo, mientras decía: “Ámense los unos a los otros”, y todos respondían: Amén. Aquel anciano era el apóstol Juan. Con razón es conocido como el apóstol del amor.

Cuando el Apóstol afirma que los cristianos “no amemos de palabra, sino de hecho y en verdad”, está diciendo que nos relacionemos de tal manera que podamos ayudarnos los unos a los otros. ¿Cómo podemos hacer esta verdad bíblica una realidad en nosotros? Veamos.

Existen en el griego –el idioma original del Nuevo Testamento- al menos cuatro palabras diferente para el verbo amar. El amor “ágape” lo llamo el amor bíblico porque es el mismo amor de Dios derramado por Su gracia en nosotros, de tal manera que lo podemos compartir con otros: “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:5b,RV60). Ciertamente, el amor sólo se puede mostrar cuando lo ponemos en acción. Será muy difícil encontrar la felicidad, si todo lo que poseemos y mostramos es un monumeno es el egoísmo en nosotros mismos. En cada uno de nosotros habita tanto el deseo de amar como el de ser amados. Pero el amor es importante en la medida que nos relacionemos con los demás, sin la relación de los unos con los otros no puede circular el amor. Así el amor sólo fluirá en mí, si lo pongo en acción con los demás. De lo contrario, se convierte en egoísmo que a la postre será como el Mar Muerto, que recibe pero no da.

Una persona que es capaz de amar y darse, sin esperar nada a cambio es la mejor imagen de nuestro SEÑOR JESÚS. Creo que el amor nos mantiene jóvenes y llenos de ilusión, porque la juventud se mide por el esfuerzo y su actividad a favor de los demás. En el otro extremo está la ancianidad, no existe nada más bello que ver a un anciano, como el caso del apóstol Juan, sobre cuya persona flota una sensación de vida y frescor, por su insistencia sobre el amor.

A veces palpamos en nosotros un amor que fluye hacia todo lo que existe y que respira, especialmente hacia el pueblo de Dios, nuestra familia espiritual aquí en la tierra. Eso se debe a que la Biblia dice que “Dios es amor”, y también dice, lo repito nuevametente, que ese amor “fue derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo” (Romanos 5:5). De tal manera que todos, sin excusa alguna, podemos amar: El amor de Dios nunca deja de ser y está en el corazón de Sus hijos ¡Pongámoslo en acción!

Oración:
PADRE ETERNO:
¡Gracias por amarnos y perdonarnos, solamente por tu gracia! Haz SEÑOR que nosotros que somos tus discípulos, mostremos en todo momento y circunstancias que has derramado tu amor en nosotros. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Pase lo que pase, el amor y el perdón son vencedores
Interacción
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

lunes, 21 de enero de 2019

Amor y perdón


Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com 
Lectura devocional: Romanos 12:16-21
No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. Romanos 12:21 (RV60)

Del oriente venezolano, de la ciudad turística de Carúpano, llegó a nuestra escuela una muchacha. No era bonita. Pero en su rostro había una sonrisa para todos nosotros. Llevaba en su cabeza un par de trenzas que como lianas negrísimas, caían sobre su vestido de lunares blancos y rojos.

Apenas hubo comenzado el año escolar, cuando el más atrevido del grupo le puso un sobrenombre: “Carúpano”. Desde entonces, nadie supo en verdad cual era su verdadero nombre. Ella siempre, con su sonrisa decía: “por favor, no me llamen Carúpano”. Pero aquel muchacho no estaba dispuesto a que se le escapara su víctima, y se las ingeniaba para burlarse de ella, día tras día. Y todos nosotros éramos cómplices.

Transcurrió un año, y vino el temible examen final. Era un requisito en aquellos días, que cada alumno trajera las hojas de examen, el lápiz, el borrador y el sacapuntas. El profesor cerró la puerta y todos empezamos a temblar cuando nos dijo: “¡escriban!”...

De pronto escuchamos la voz del irónico del grupo, cuando trémulamente afirmó: “¡Se me olvidó mi lápiz!”... “¡Póngase de pie –gritó el profesor-! “… Un frío nos congeló a todos, mientras un leve eco recorrió toda la clase: “¡perderá el año!”… Allí estaba nuestro compañero de pie, temblando y sin palabras. De pronto, del primer pupitre se levantó “Carúpano” y dijo: “¡Con su permiso profesor!”… Y sin esperar respuesta, quebró su lápiz nuevo en dos, y rápidamente le sacó punta y fue en auxilio del compañero en apuros… Todos salimos bien. Sin duda, magistralmente, “Carúpano” nos había enseñado otra vez su lección favorita de amor y perdón.

“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” es la conclusión de toda una lista de deberes que el apóstol Pablo señala en el capítulo 12 de Romanos. Ciertamente, la declaración de la Biblia “Dios es amor” es punto fundamental de la ética del cristiano nacido de nuevo, pero ese amor de Dios derramado por el Espíritu Santo en el corazón del creyente, debe correr por los rieles de una buena relación con los demás seres humanos, especialmente en la comunidad de la iglesia local. El mismo SEÑOR lo dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: “Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:31-35).

En todo momento en nuestras relaciones con nuestros semejantes, adornemos nuestro andar diario con amor y perdón. ¡Adelante, siempre adelante!

PADRE ETERNO:
¡Gracias por amarnos y perdonarnos, solamente por tu gracia! Haz SEÑOR que nosotros que somos tus discípulos, mostremos en todo momento y circunstancias que has derramado tu amor en nosotros. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Pase lo que pase, el amor y el perdón son vencedores
Interacción
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 16 de enero de 2019

En el campo del amor

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com 
Lectura devocional: Génesis 24:61-67
Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre. Génesis 24:67 (NTV)

Me encontraba estudiando inglés en un colegio de secundaria, cercano a nuestra casa, aquí en Toronto, y todos los alumnos proveníamos de varios países; como un ejercicio de la clase, nos pusimos hablar sobre las costumbres del matrimonio en las diferentes culturas. Todos los ojos de los estudiantes occidentales se posaron sobre una joven de la India; ella nos informó que sus padres habían viajado a su país para escogerle a su novio, porque en su cultura, son los padres los que escogen a los cónyuges de sus hijos. Se le hizo varias preguntas, pero me sorprendió su respuesta definitiva sobre el tema: “Mis padres tienen mayor sabiduría que yo para seleccionar el hombre que será mi compañero para toda la vida”.

En el terreno del amor, la historia hermosísima, por demás, de Isaac y Rebeca, la cual se relata en Génesis capítulo 24, nos revela que la decisión, tanto de buscar a  la novia como la ocasión para el matrimonio, era decisión de los padres, pero Abraham había enviudado de Sara, y era muy anciano,  así que comisionó en esa labor a su mayordomo y siervo Eliezer. ¡Qué labor tan delicada! Pero Eliezer obedeció primero a su amo, y después solicitó la guía de Dios en todo el proceso de buscar esposa para Isaac; aunque la historia se ve envuelta en decisiones que todos los involucrados tienen que asumir, el relato bíblico nos revela que todo va conforme al plan eterno de Dios para el ser humano. Lo importante es ver a seres humanos comunes y corrientes buscando la voluntad de Dios a través de la guía de los más sabios, de la oración y de las circunstancias.

En efecto, ¿Quién hubiese imaginado que en esa decisión matrimonial estaba envuelto el nacimiento y futuro de una nación que iba a ser el centro de la historia mundial? ¡Qué diferentes serían los matrimonios y las familias si el fundamento de las decisiones se hiciera, tomando en cuenta la dirección de Dios y no solamente nuestros deseos!

Al igual que en el caso de Adán, quien durmió en la voluntad de Dios para su pareja, también Isaac y Rebeca descansaron y meditaron en el SEÑOR. Así que una tarde Isaac estaba meditando cerca del manantial cuyo nombre era “Pozo del Dios que vive y todo lo ve”, y de pronto, alzó la vista, y vio que los camellos se acercaban, y en uno de ellos, a la hermosa Rebeca. También ella alzó los ojos y vio a Isaac. Se conocieron el uno al otro y se casaron. “Y tomó a Rebeca por mujer, y la amó...”.

Dios es el inventor del matrimonio, solo Él puede hace que funcione eficazmente.

PADRE ETERNO:
¡Gracias SEÑOR por ser el Autor del matrimonio y la familia! Estamos en tus benditas manos para que nos dirijas para ayudar a la transformación de la sociedad a través de nosotros como individuos y como familia, nacidos de nuevo. Ayúdame a ser parte del cambio, mientras tú llegas para desarrollar tu Reino para siempre. En el nombre de JESÚS. Amén.
Dios es el inventor del matrimonio, sólo Él puede hace que funcione eficazmente.
Interacción
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

martes, 15 de enero de 2019

La adoración verdadera

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Juan 4;19-24
Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Juan 4:24

El apóstol Juan reseña el inicio público del ministerio de JESÚS con dos entrevistas evangelizadoras, y en ambas, demanda la verdadera adoración que Dios espera de los seres humanos. En sendos encuentros del SEÑOR con los pecadores, vemos que Dios rechaza la adoración religiosa que ambos personajes le ofrecían. Juan presenta a JESÚS en su divinidad en contraste marcado con Nicodemo y la samaritana; esto, nos da un cuadro de nuestra situación como pecadores. En efecto, Nicodemo es hombre, la samaritana, mujer; Nicodemos es judío, ella es samaritana; Nicodemo pertenece a la clase instruida y aristócrata; la samaritana es inculta y del pueblo; Nicodemo es un religioso, y gente de su religión le brinda alta estima a su investidura cuando va por la calle; la samaritana es una adúltera, y las otras mujeres la han marcado, y por eso, va al pozo a pleno sol del mediodía; sin duda, Nicodemo tiene una estatura de alta moral; la samaritana es abiertamente pecadora, condenada por la sociedad; Nicodemo había oído de JESÚS y estaba fascinado con sus enseñanzas; la samaritana no tenía ni la más remota idea de quién era JESÚS; Nicodemo era miembro del templo de Jerusalén; la samaritana adoraba a Dios en el monte Gerizim. Juan tenía razón, Dios no hace acepción de personas; JESÚS vino a salvar a todos los pecadores, estén donde estén.

Ahora bien, existen para decirlo didácticamente, tres dimensiones en nuestro ser: “espíritu, alma y cuerpo” (1 Tesalonicenses 5:23). En el espíritu está nuestra capacidad dada por Dios para relacionarnos con Él. Ese es el lugar en donde tenemos la comunión y adoración a Dios. No obstante, el espíritu del hombre está muerto debido al pecado, es decir, está separado de Dios. Por ello, cuando venimos al Señor, como el caso de Nicodemo y la mujer samaritana somos “nueva criatura; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).

Así pues, los cristianos nacidos de nuevo entendemos que el primer propósito de nuestras vidas es agradar a Dios; de esta manera todo lo que hagamos para la gloria de Dios es un acto de adoración. La verdad es que estamos muy influidos por nuestro trasfondo religioso, al igual que en el caso de Nicodemo y la mujer samaritana, pero la verdadera adoración es espiritual, porque Dios es Espíritu.

PADRE ETERNO:
Perla de hoy:
¡La adoración en espíritu y en verdad pone una canción en nuestro corazón y una sonrisa en nuestros rostros para siempre!
Interacción
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?