Francisco
Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Hebreos
2:17,18
Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para
socorrer a los que son tentados. Hebreos
2.18 (RV60)
Uno de nuestros diáconos y yo,
fuimos a visitar a un hermano en la fe, que había sufrido un accidente laboral y
había perdido dos dedos de la mano. Cada uno de nosotros, leyó la Palabra y
dijo palabras de aliento tanto al enfermo como al resto de la familia. Fue
entonces, cuando nuestro anciano diácono abrió su boca y dijo lo siguiente:
“Hermano querido, entre todos los que estamos aquí, yo no he venido para darte
solamente consejos, sino para darte mi ejemplo. Yo también hace más de cuarenta
años, sufrí un accidente de trabajo en el cual me quemé en un ochenta por
ciento de mi cuerpo…” Acto seguido mostró las secuelas de las quemaduras y
entre ellas, la pérdida de algunos de sus dedos, continuó: “Por ello, tengo
autoridad para decirte que el Dios que me sostuvo y me sostiene, también te
dará la victoria”. Al identificarse por medio de sus sufrimientos con el
sufrimiento de aquel enfermo, las palabras solidarias y sabias de nuestro
anciano diácono, también hicieron impacto en todos nosotros.
De igual manera… ¡Qué precioso es predicar el
evangelio en donde JESÚS se identifica con nosotros los pecadores! La fe en un
Dios sufriente es sin dudas, una fe viviente. ¡El Dios que pasó por nuestras penas
y dolores semejantes a las nuestras vive en nosotros! ¡El Dios que oye nuestro
clamor y se inclina para ver nuestro sufrimiento es nuestro divino Compañero
del camino! No estamos solos. Sin duda el sufrimiento es un motivo para negar
la solidaridad de Dios y le preguntamos: ¿Por qué yo?... Por el contrario, nuestro
SEÑOR fue tentado o probado para tomar otro camino contrario a la voluntad del Padre.
Pero el SEÑOR JESÚS fue obediente y fue a la cruz por todos nosotros.
Identificándose con nosotros en Su muerte, nos permite que nos identifiquemos
con Él en Su resurrección. Ascendió a los cielos y desde allí nos presta Su
ayuda eficaz para que nosotros podamos vencer. El enemigo nos envía la
tentación buscando lo peor de nosotros; pero Dios permite la prueba porque
confía en que, mediante la prueba, sacará lo mejor que hay en nosotros.
Pues bien, el padecimiento del SEÑOR en la
tentación, le permite conocer hasta donde podemos nosotros soportar: “Las tentaciones que enfrentan en su vida
no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que
la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les
mostrará una salida, para que puedan resistir.” (1
Corintios 10:13,NTV). ¡Dios es solidario con nosotros! Recuerde la tentación no
es pecado. Como decía Lutero: “No puedo evitar que los pájaros vuelen sobre mi
cabeza, pero si puedo evitar que hagan un nido sobre ella.”
En definitiva: ¡El SEÑOR JESUCRISTO nos dará
la victoria para ser “más que vencedores” por medio de Su solidaridad
sobrenatural!
Oración:
PADRE
ETERNO:
Aquí estoy luchando contra las realidades
sobrenaturales que dominan este mundo, sé que mis fuerzas no pueden vencer,
pero con la llenura de tu poder que es la realidad sobrenatural que por tu
gracia, vive en mí. ¡Sí puedo! ¡Gracias SEÑOR tú y yo venceremos! En el nombre
de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
¿Ha llegado al punto de no poder más con la
carga? Los brazos de JESÚS todavía son fuertes para sostenerle.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por
obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para
llevarlo conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios