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Fiel es el que os
llama, el cual también lo hará.
1 Tesalonicenses 5:24
Desde
hace muchos años, tengo a un amigo a quien admiro y respeto porque es un claro
ejemplo de superación personal. Me contó su testimonio de cómo a los doce años,
viajó de su país a otro fronterizo. Llegó a la capital de aquella nación y se
puso a vender periódicos para ganarse la vida; de todas maneras no le alcanzaba
para mucho, dormía debajo de un puente y para comer tuvo que hablar con el
dueño de un restaurante: “Si usted me da nada más que el desayuno, yo le
prometo que un día le pagaré”… El hombre se conmovió con el muchacho, y por varios
meses lo alimentó. El chico se consiguió un trabajo mejor, y ya no volvió más
al restaurante. Pasaron los años, y un día un hombre elegante entró al
restaurante, se desayunó y le dijo al mesonero que por favor quería hablar con
el dueño; el dueño, un hombre ya canoso, vino a la mesa de aquel cliente. El
cliente se puso en pie y le dijo al dueño, “¿recuerda usted aquel niño vendedor
de periódicos a quien usted le daba todos los días el desayuno? -no dejó que el
asombrado dueño del lugar hablara-, “¡yo soy!” -afirmó el visitante-; dígame
cuánto le debo; he venido a cumplir mi promesa”.
Pues
bien, si como sere humanos somos capaces de cumplir con nuestras promesas.
¡Imagínese a Dios porque Él cumple sus promesas! Existen promesas en la Palabra
de Dios, y podemos ver por la misma Biblia su cumplimiento. Algunas veces
pasaron siglos y hasta milenios para su cumplimiento, pero Dios cumplió. Por
ejemplo, Dios demostró su cuidado paternal para con Israel, su amado pueblo.
Desde el inicio mismo llamó a Abraham y le dijo: “Haré de ti una nación, y te
bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” (Génesis 12:2). Abraham
se hizo anciano, y parecía que esa promesa no llegaría, hasta que
milagrosamente le nació Isaac. Dios anunció por medio de sus profetas el
advenimiento del Mesías, de tal
manera que, podemos contar más de trescientas profecías en la persona de JESÚS,
éstas detallan Su encarnación, Su muerte y Su resurrección. Dios cumplió hasta
en sus mínimos detalles esas profecías.
De la
misma manera, ahora nuestro Señor Jesucristo, nos prodiga sus cuidados en
cumplimiento de sus grandes promesas para el cristiano nacido de nuevo. Podemos
tener la seguridad que Dios nos ama (Juan 3:16); Dios nos da Su perdón (Colosenses
1:14); Dios nos hace Sus hijos (Juan 1:12); Dios nos da Su presencia
(Apocalipsis 3:20); Dios nos hace de nuevo (2 Corintios 5:14). Sí
efectivamente, Dios cumple.
Oración:
PADRE ETERNO:
¡Gracias por
cumplir tus promesas que me has hecho, vivo en ellas y por ellas! ¡Ayúdame a
cumplir en todo tiempo con mis compromisos con otros, pero en gran manera
contigo amado SEÑOR! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Dios
cumple ¿Cumplimos nosotros con Él?
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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