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Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, asi también la fe sin obras está
muerta. Santiago 2:26 (RV60)
Al comienzo
de mi vida cristiana, nuestra pequeña congregación compró una propiedad para
utilizarla como nuestro templo. Era una casa grande con muchos habitaciones. El
patio trasero de la casa era un baldío de piedras, espinas, malezas, troncos;
en fin, un muladar. Pero bajo la dirección, ejemplo y esfuerzo de nuestro amado
pastor y misionero, el pastor Carlos Clark, todos los miembros y congregantes
nos dispusimos a hacerlo un lugar digno de nuestro Dios. ¡Nada puede vencer a
un pueblo inspirado! Lo hicimos. Todavía recuerdo aquel primer culto allí.
Nuestro pastor en su primera predicación dijo algo como esto: Por fe, Dios nos
dio este lugar; pero en Su gracia nos dio fuerza y esfuerzo para poderlo hacer útil…
En otras palabras: Dios nos dio la tierra prometida; pero nosotros teníamos que
conquistarla para Su gloria.
Algunos se
preguntan si el hacerse cristiano trae consigo alguna responsabilidad de
nuestra parte. En realidad para ser salvo no. Desde el principio hasta el fin
la salvación es obra de Dios y nada más. Pero Dios no nos salva para que nos
quedemos ociosos y seamos una especie de zánganos en Su divina colmena. La
Biblia es clara al afirmar que hemos sido hecho personas nuevas en Cristo Jesús
para buenas obras. Tenemos que tener bien claro que somos nuevas personas,
capaces de entender que tenemos un destino eterno en el cielo; pero que tenemos
una misión histórica que cumplir en la tierra. No necesitamos hacer buenas
obras para conquistar con nuestros esfuerzos humanos el cielo; pero si
necesitamos hacer buenas obras para hacer sentir la influencia de nuestro Señor
Jesucristo en la tierra, mientras vivamos. Sin embargo, lo hermoso de la vida
cristiana es que todo corresponde a un plan divino. Dios dispuso de antemano
las buenas obras en las cuales debemos andar. Todo cristiano tiene la
responsabilidad de averiguar la obra que Dios quiere hacer por su intermedio y
lanzarce sin más dilación a realizarla. Ser socios de nuestro Dios es el
privilegio normal de todo creyente. Alabe al Señor por ello.
Oración:
PADRE ETERNO:
¡Gracias
por salvarme y darme una misión histórica para realizarla bajo tu dirección como
el propósito fundamental de mi vida en esta tierra! ¡Ayúdame a cumplir mi misión
y llevar a otros delante de ti para ser parte de nuestro destino eterno en tu
Reino! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Hemos sido salvados para cumplir una misión histórica a la luz de
nuestro destino en el Reino.
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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