Francisco
Aular
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Lectura devocional: Mateo 4:1-4
El respondió y dijo: Escrito esta:
No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios. Mateo 4.4
Fuimos a visitar a la nueva creyente al
siguiente día de su conversión. El equipo de evangelización estaba lleno de
expectación porque en la primera visita que le hicimos mostró una seguridad en
su decisión que nos había cautivado a todos.
Ella estaba con su familia y su
novio quien la visitaba. Toda la familia había hecho la decisión por CRISTO,
menos su novio. Estudiante de filosofía y confesándose ateo, se burló de
nosotros. No nos dejamos llevar por sus comentarios.
Proseguimos con el mensaje, la
Palabra de SEÑOR, fue el pan sobrenatural que comimos y compartimos y dio
resultado.
Al día siguiente, ninguno del
equipo de tres que los habíamos evangelizado, quiso perderse aquel primer
encuentro con el discipulado inicial. La familia nos atendió y nos explicaron
que esa noche, después de nuestra salida, ellos siguieron comentando la
decisión tomada. ¡Estaban felices! Nosotros también porque entre otras cosas,
nos habían preparado una cena.
El joven autosuficiente -el novio
de la chica, llegó-. Mientras comíamos él hizo gala de todos sus conocimientos
intelectuales. Nosotros solo hablamos la Palabra de Dios. Lo hicimos con amor
pero bajo la convicción del Espíritu Santo. Pedimos permiso para retirarnos.
Oramos y salimos.
Por otros cinco días seguidos
volvimos a la casa. Nunca se me olvidará, la conversación que tuvimos con la
familia y particularmente aquella preciosa señorita: “Saben”, dijo ella.
“Anoche estuve repasando la lección sobre la importancia de aplicar la Palabra
de Dios a nuestra vida diaria. Sobre todo, un versículo que habla del yugo
desigual. La Biblia me habló muy claro. Llamé a mi novio y le pregunté si
aceptaba el Regalo de la Vida Eterna, él dijo que no. Entonces, le dije yo
tampoco puedo casarme contigo. Saben hermanos, yo lo amo. Pero amo más al SEÑOR”…
Miré a los miembros de la familia y los miembros de mi equipo. No habían ojos
secos en aquella habitación principal de la casa.
Por el camino de regreso a nuestro
descanso, interrumpí el silencio solemne que nos envolvía a todos y les dije.
Me he pasado la vida aconsejando a los solteros sobre esa misma verdad. Esta
muchacha le llevó sólo unas horas, leerla, asimilarla y aplicarla sin otra
ayuda que la propia Palabra. ¡Verdaderamente es el pan sobrenatural que
alimenta a nuestro espíritu!
Oración:
PADRE
ETERNO:
Hoy necesito tu dirección a través de tu
Palabra para los asuntos que tengo que realizar. SEÑOR aliméntame con este pan
sobrenatural al oír, leer, estudiar, memoriza, meditar y aplicarla. En el
nombre de JESÚS. Amén.
Perla de
hoy:
La
Palabra de Dios es nuestro alimento sobrenatural ¡Buen provecho!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de
su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por
aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por
obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para
llevarlo conmigo?
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