Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura
devocional: 1 Juan
4:17-21
Y nosotros tenemos
este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano. Juan 4:21(RV60)
Estamos en la ciudad de Éfeso y corre la última década del
primer siglo del cristianismo. Un anciano de noventa años y cabellera blanca,
entra a la congregación de donde es miembro, tiene un bastón en cual se apoya
pero es auxiliado para llevarlo al lugar donde se sentará; su voz está débil
pero su lucidez mental es firme. El pastor de la iglesia lo aprecia, y no
quiere perder la oportunidad de que Juan, el Apóstol y escritor, diga algo a la
congregación, le cede la palabra, todas las miradas se dirigen hacia él.
Entonces, Juan se pone de pie y les dice: "Queridos hijos, ámense los unos
a los otros". Cuando se le preguntaba la razón de sus palabras dadas en
todas las congregaciones por donde iba, respondía: "Es el mandamiento del
Señor, y si sólo esto se hace es suficiente".
Juan, fue el instrumento humano que usó el Espíritu Santo
para escribir el evangelio de San Juan, tres epístolas, y el Apocalipsis. Su
evangelio y las tres epístolas tienen una escritura sencilla y fresca, por eso
los que no están familiarizados con las Escrituras, lo pueden entender
fácilmente. El Apocalipsis, es profundo pero su interpretación, debió llenar de
consuelo y de esperanza a sus primeros receptores como también a nosotros en el
día de hoy. En estos días estamos por ver el cumplimiento final de estas
profecías. Igualmente, hoy en medio de un mundo en crisis el amor “ágape”, el
amor de Dios debe ser la marca del cristiano nacido de nuevo. Las buenas relaciones
entre los hermanos de las iglesias de hoy, deben ser rieles por dónde debe circular
el amor. Juan fue llamado el Apóstol del amor.
Por mi parte, Dios utilizó el evangelio de
Juan, capítulo diecisiete, versículo veinte para hablarme, hace ya más de cinco
décadas. ¡Alabado sea el nombre de Dios!
El amor es uno de los temas favoritos de Juan;
en su evangelio y sus tres epístolas, hace alusión al amor más de ¡ochenta
veces! Ser un creyente genuino, íntegro y leal fue la meta del Apóstol desde el
principio de su vida cristiana hasta el final. ¡Esa debe ser nuestra meta
también! En el comienzo de su ministerio, en su época infantil de la fe, Juan
quería imponer la verdad de ser necesario por la fuerza: "Juan le
respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera
demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía"
(Marcos 9.38). Pero JESÚS, le
enseñó que la verdad y el amor deben marchar juntos. Son la ternura y la
compasión que nos da el amor que abre la puerta para que la verdad obre. Si estás
sirviendo al SEÑOR dento de la iglesia o estás plantando una nueva iglesia,
muestra el amor de Dios en todo lo que eres y hagas porque el amor es suficiente.
Amado Padre celestial:
¡Gracias por llevarme,
hace ya varias décadas a una iglesia cuyo emblema fue el amor! ¡Gracias por tu
Palabra y por tu Hijo JESUCRISTO, la base del verdadero amor es Su amor
derramado en nuestros corazones! ¡Haz SEÑOR que yo pueda mostrar tu amor en
medio de las circunstancias de la vida y los tiempos que me han tocado vivir!
En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de
hoy:
Roguémosle al Padre Celestial que nos permita
andar en la verdad con amor.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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