Francisco Aular
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Lectura
devocional” Salmo 71:1-9
No
me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabe no me
desampares. Salmo 71:9 (RV60)
Estoy
en mi oficina; escribo y escribo emocionado la última parte de mi próximo
libro. Pongo una idea, la estudio, la dejo o la borro. Empiezo de nuevo. Hoy
estoy decidido a terminar con ese libro de una vez por todas, antes de mi
cumpleaños que se aproxima. Y hasta… cosa rara en mí, cancelé mi almuerzo y me
quedo trabajando, no debo perder ni un minuto, la editora me ha dado un plazo y
debo cumplirlo.
En
eso, suena el teléfono, no lucho por contestarlo o no, porque hasta mi familia
sabe que siempre respondo a cualquier llamada y a cualquier hora. Atiendo, al
otro lado de la línea habla una mujer, en inglés. Me pregunta que si es la
Iglesia Bautista Emanuel de Toronto, le digo que sí, “por favor -me dice-, ¡quiero
hablar con el pastor!”, -pienso que esa será mi oportunidad para decirle que
soy el pastor de la iglesia hispana y que no hablo bien el inglés como para
darle consejería-, pero ella no me suelta: “Pastor, ¿qué cree usted sobre la
salvación?” Le respondo que la salvación es una experiencia espiritual, que la
Biblia llama el nuevo nacimiento, venimos a este mundo con la vida humana que
es temporal, y necesitamos una nueva vida que la que Dios nos da por medio de
JESÚS. Me responde “¡qué precioso, cuán grande es la gracia de Dios!”; luego
dijo, “nací de nuevo hace más de sesenta años…, pero tenía otra pregunta, y
otra más… “Pastor, ¿cree usted en la Segunda Venida de Cristo? Como ese es uno
de mis temas favoritos se lo explico con mucho gozo: ¡Si mi amada hermana,
JESÚS viene otra vez, como lo prometió! Él mismo dijo que volvería… Ella no
deja que termine y exclama: “¡Gloria a Dios!”, y entonces ella me declara con
mucha sinceridad, lo que yo pienso la motivó a llamarme: “¿Sabe pastor? mi
esposo y yo estuvimos casados por más de cincuenta años, murió hace veintiún
años…, siempre, después del almuerzo nos sentábamos a hablar de la Biblia, y
sobre todo, de la Segunda Venida de Cristo…Hoy, en esta tarde, me sentí tan
sola…, abrí la guía telefónica en busca de una iglesia, y llamé…, ¡y ya ve, me
sale usted y ahora me doy cuenta de que no tengo por qué temer a la soledad,
porque mi Señor está conmigo a través del Espíritu Santo, y un día, muy pronto,
vendrá por mí…”. No hablamos más, le dije que iba a orar… “Sí pastor” -me respondió-
me llamo Dorothy”. Así lo hice. Ambos dijimos, amén.
Cerré
el teléfono y me di cuenta, una vez más, que como yo, ella también, podemos
pasar momentos, entre la soledad y la esperanza, y nunca, aunque seamos viejos
según la carne, Dios nos dejará; somos sus hijos y Él nos trata con ternura, y
por eso, podemos afirmar con el salmista:
“No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabe no me
desampares” ¡Él cumplirá Su promesa!
Oración:
Amado Padre
Celestial:
Cuán preciosa
es tu Palabra que nos anima, exhorta y pone alas a nuestra esperanza. Bendito
seas por hacerla ancla segura en medio de las tormentas de la vida y luz en
medio de la oscuridad. Ayúdame para que la Biblia, tu santo Libro, continúe
siendo en mí la única fuente segura, y alimento para mi alma y mi espíritu. En
el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Las inmensas riquezas de la verdad de la Palabra de Dios esperan ser
descubiertas al oírlas, leerlas, estudiarlas, memorizarlas, meditarlas y
aplicarlas.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su
Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda
aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo
conmigo?
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