Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura
devocional: Salmo 126
Irá andando y llorando
el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con
regocijo, trayendo sus gavillas.
Salmo 126:6 (NVI)
Amado Timoteo:
Nuevamente mi corazón se llena de gozo al escribirte.
Gracias por tus respuestas a las cartas anteriores, en dónde te expuse: “Así nacimos”,
“Como empezamos” y “41 años por Venezuela y el Mundo”.
Desde luego, que hemos celebrado las las cuatro
décadas anteriores, pero en aquella ocasión en 1997, cuando cumplimos los 20
años fue muy especial, nos llevamos a 22 marchistas canadienses y ellos,
regresaron impactados. Recuerdo bien que una tarde caminamos hasta el Monumento
del Campo de Carabobo, cercano a nuestro Campamento, sede de la celebración. Le
otorgamos el merecido respeto a los héroes de la patria venezolana y de la Gran
Colombia. Y tuve la ocasión de predicar un mensaje lleno del gozo del Señor y
el entusiasmo de aquella gran celebración.
Igualmente, la asistencia al evento fue tan monumentas
que el director del Campamento me decía todos los días: “¡Fran por favor, ora
porque no colapsemos! En efecto, unos 900 inscritos y los visitantes del área,
se sumaban cada noche y pasábamos los 1.000. El doctor Luciano Jaramillo,
entonces Director de Sociedad Bíblica Internacional, fue nuestro predicador
invitado. Nuestro hermano Luciano, salió de aquel evento tan gozoso que me dijo: “Hermano
Francisco, estos marchistas se me han metido en mi corazón, gracias por
invitarme a ser parte de esto…” ¡Gloria al Señor!
Bueno en aquella ocasión dedique el poemario: Primicias del Alma, y leí el poema: “La
marcha triunfal”. Allí el soñador que lo escribe, tiene una visión de la patria
nueva, como la tuvo el salmista en el Salmo 144:12-15. Se fue hasta los el
umbral de la eternidad futura…Habrá un desfile al final cuando hayamos logrado
alcanzar la visión clara del cumplimiento de la Gran Comisión. Allí veremos la
recompensa de habernos invertido en el Reino de Dios, “sin reservas, sin
retiradas y sin lamentos”. Habrá llegado el momento en que sobre las cenizas de
un mundo destrozado por el pecado, surgirá un cielo y una tierra nuevos. Se
hará un llamado a las “naciones que hayan sido salvas” (Apocalipsis 21:24,
RV60), para que anden eternamente bajo la Luz del Cordero de Dios, nuestro
amado JESÚS. Se hará una marcha triunfal, y allí desfilaremos entonando esta
canción a nuestra amada patria terrenal y celestial:
“Levántate, oh amiga
mía, hermosa mía, y ven.
Porque he aquí ha
pasado el invierno, Se ha mudado, la lluvia se fue; se han mostrado las flores en la
tierra, el tiempo de la canción ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz
de la tórtola. La higuera ha echado sus higos,
y las vides en cierne
dieron olor; levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.” (Cantares 2: 10b-13,
RV60).
Un marchista es ante
todo, un embajador del amor, la fe y la esperanza.
Timoteo amado: ¡Ponte en Marcha! Participa de nuestra
marcha triunfal.
La marcha triunfal
(A la manera de Rubén Darío)
Francisco Aular
¡Ya
viene la marcha!
¡Ya
viene la marcha! Ya se oyen los cantos
gloriosos.
La
Biblia se anuncia a todos los vientos;
Ya se
siente el coro de los "pies hermosos"...
Ya pasan
debajo del Arco de Carabobo
Ornado
con sangre de la libertad,
los
arcos triunfales con heroicos nombres que
escucharon
sonar las trompetas,
la
gloria solemne del estandarte de las siete estrellas,
levantada
por manos robustas de atleta.
Se
escucha el ruido de los cascos de briosos
corceles
en la lejanía,
y los
timbaleros
con
ritmos marciales el paso le marcan:
el arpa,
el cuatro y las maracas;
y se oye
más cerca las voces de niños,
hombres
y mujeres en su algarabía.
¡Así
pasan los bravos marchistas
debajo
los arcos triunfales!
"¡Marchad
cristianos fieles hasta el fin!"
de
pronto levantan sus voces,
y sale
del coro,
un canto
sonoro,
y
nuevamente se llena de gloria
el Campo
de Carabobo,
se
envuelve en trueno de oro
mil
voces cantándole a Dios.
Atrás
quedaron las luchas y las divisiones
que el
enemigo en el campo sembró.
Hoy es
día de triunfo y los áureos sonidos
anuncian
el movimiento
triunfal
de la gloria.
Este
pueblo valiente está agradecido
alzando
sus manos al cielo,
y
gritando a coro: ¡Llegó la Victoria!
Ya pasa
el cortejo.
Señala
el abuelo los marchistas al niño:
-Ved
cómo marchan, los del setenta y siete
llenos
de gratitud, rodeados de cariño-
Las
marchistas adornan sus cabellos con flores
Ahora el
camino parece de rosas
y el sol
ilumina sus caras hermosas
recordando
al pasado con sus esplendores.
Los
hombres marchando evocan la Primera;
honor al
que se ha ido y honor a los fieles
a los
que mantuvieron el alto la bandera:
¡Clarines!
¡Laureles!
Las
nobles hazañas de tiempos gloriosos,
desde su
estatura de ser los pioneros
saludan
a los nuevos frutos copiosos:
-romperán
los odres por ser vino nuevo-.
Las
trompetas marchistas resuenan;
y las
voces al cielo se elevan...
Sin la
ayuda de Dios, no hacemos nada,
nuestro
Comandante hasta hoy trabaja,
y
engalana las glorias pasadas...
Y al
Señor que hoy ilumina las nuevas
victorias
ganadas,
y aquel
grupo de jóvenes fieros;
que ante
el clamor que salió del infierno,
se
lanzaron con la Biblia en la mano,
desafiaron
a la lluvia y al sol del verano,
el
miedo, el hambre y la estrechez...
pusieron
sus ojos sólo en el Eterno,
y fueron
a la conquista de la nación,
el
continente y el mundo,
y
volvieron trayendo sus frutos fecundos,
¡Y hoy
que celebramos esta fecha inmortal!
Me uno
al cortejo,
y al
áureo sonido,
Saludan
las liras que tengo en el alma
y que
tocan la
Marcha
Triunfal...
(En
ocasión de los 20 años de la
Marcha
Evangelizadora Campo de Carabobo, agosto de 1997)
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Cuán grande eres SEÑOR! Pero miras al ser humano y lo amas y lo
invitas a participar en tu reino, en el ahora y en la eternidad futura. Ayúdame
SEÑOR a soñar y esforzarme en tu gracia, para la transformación de mi Patria y
el Mundo. En el nombre de JESÚS. Amén.
Las lágrimas de hoy en el proceso de la extensión del Reino de Dios en
la tierra, es la siembra para la gran cosecha y la alegría que nos espera.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy
por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa
a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección
por aprender?
¿Existe alguna
bendición para disfrutar?
¿Existe algún
mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a
evitar?
¿Existe algún
pensamiento para llevarlo conmigo?
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