Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Lucas 19:1-10
Jesús le dijo: Hoy
ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Lucas
19.9
“Me
convertí al Evangelio por “casualidad”,-afirmó aquel líder de la juventud
delante de la Asamblea Anual de nuestra Convención-Todos clavamos en él la
mirada esperando una ampliación de lo dicho. No se hizo esperar y continuó:
“Sucedió que yo estaba en la parada del autobús, a la salida de la universidad
en dónde estudiaba y vi llegar a tres jóvenes que andaban compartiendo su fe en
Cristo. Los evangelizadores habían contactado a una joven y le estaban
explicando el plan de la salvación. La curiosidad pudo más que yo, y me acerqué
a una distancia en donde podía oírlos, sin que ellos se percataran de mi
presencia. Escuché la explicación, y me dije, esto es lo que yo he andado
buscando. Uno de los evangelizadores le pregunto a la joven que estaban
evangelizado, si quería aceptar el regalo de la vida eterna en JESÚS, y ella
dijo que sí. Le pidieron que repitiera una oración, y sin que ellos supieran,
yo oré también. Invitaron a la joven a verse al siguiente día, y estuvieron de
acuerdo que sería allí mismo y a la misma hora para comenzar con ella un
material de estudio de crecimiento cristiano. Todos se marcharon felices y yo,
también…” ¡No había nadie sin dar gloria a Dios en aquella reunión de nuestra
Convención! Pero el hombre continuó su relato: “Al día siguiente, y a la hora
indicada, yo estaba allí. Vi a los jóvenes llegar puntualmente, pero no vi a la
muchacha que había hecho su decisión el día anterior, los tres evangelizadores
estaban visiblemente tristes. Ya se iban de regreso, cuando me les presenté y les
conté mi testimonio, los tres me abrazaron, y me dieron mi primera lección de
discipulado inicial con el material discipular “Sigue a Cristo”.
Algo
parecido le ocurrió a Zaqueo, el cobrador de impuestos y hombre muy rico,
movido tal vez por la conciencia de pecador o por la curiosidad natural, vino a
ver a Jesús. Debió de haberse quedado mudo cuando Jesús le dijo: “Zaqueo, date
prisa desciende porque hoy es necesario que pose yo en tu casa”, Zaqueo no sólo
vio a Jesús, sino que se convirtió en su discípulo también.
Ahora bien, la verdad es esta
como lo dijo Albert Einstein: “Dios no juega a los
dados con el Universo.” De hecho, mucho menos con la salvación eterna del ser
humano: “Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” (Juan 3:16,17,
RV60). Es palpable que una poderosa Causalidad,
y no, “casualidad”, está detrás de nuestro testimonio de salvación: DIOS.
En
conclusión, debemos entender que la salvación no es algo, sino Alguien: ¡JESÚS
morando en nosotros!
Oración:
Amado Padre
celestial:
¡Gracias por tu Santa Palabra, la Biblia! La Biblia es el
tesoro perfecto que nos has dejado para nuestra salvación, la verdad sin mezcla
y errores. Ella “me dice quien soy, de quien vine y a quien voy”. Soy un
testigo de lo que tu Palabra ha hecho en mí, ayúdame a predicarla y aplicarla,
sin mirar atrás. Tu Palabra no volverá vacía. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Dígale al Señor que usted quiere
ser un discípulo dispuesto y disponible para Él, todo el tiempo y Dios le usará
para alcanzar para CRISTO, “a todo aquel” que le oiga y se convierta de las tinieblas a Su luz. ¡Adelante,
siempre adelante!
Interacción:
¿Qué me dice
Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna
promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna
lección por aprender?
¿Existe alguna
bendición para disfrutar?
¿Existe algún
mandamiento a obedecer?
¿Existe algún
pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento
para llevarlo conmigo?
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