Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Efesios 4:1-16
En cambio, hablaremos la verdad con amor
y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es
la cabeza de su cuerpo, que es la iglesia. Efesios 4:15 (NTV)
Cuando vemos que el hijo se asemeja tanto en personalidad como en
carácter al padre, decimos: “De tal palo, tal astilla”; en realidad, en la fe cristiana,
el Padre quiere que nosotros seamos en todo como su Hijo JESÚS: “Según nos
escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin
mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos
suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Efesios
1:4,5 RV60). Solamente Dios tiene una respuesta para la salvación del ser
humano, adoptarnos como sus hijos y, ¡hacernos como su Hijo JESÚS! Pero esto no
ocurre automáticamente en el ser humano, y por eso, necesitamos arrepentirnos
de nuestros pecados, alcanzar el perdón de Dios, y nacer de nuevo (Juan 3:3), y
como bebés espirituales crecer, “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe
y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura
de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13 RV60). En efecto, como decía mi pastor
Eusebio Pérez Domínguez: “Lo que no nace no crece”. ¡Parecernos a Cristo no es
una opción, si nacimos de nuevo es necesario que esa transformación se vea en
nosotros! “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan
2:6).
Pues bien, ser como JESÚS es un riesgo, Él mismo lo dijo: “Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame” (Lucas 9:23 RV60). El Señor JESÚS nos exige un amor supremo y una
lealtad a toda prueba, “tome su cruz cada día” suena muy suave hoy porque la
cruz, para muchos de sus
seguidores, ha venido a ser parte del vestuario, un adorno y nada más, o
simplemente, un símbolo al cual algunos adoran. Pero en los días de JESÚS, la
cruz era símbolo de vergüenza y muerte, así que ¡ese cristianismo ligero, como
una dieta alimenticia que hoy en día se vive, no aparece en el Nuevo
Testamento! JESÚS fue muy claro con sus discípulos, una y otra vez, él les dijo:
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis
aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33 RV60). El
cristiano solamente encuentra paz a medida que crece, y en ese tránsito es
probada su verdadera afiliación espiritual a través del sufrimiento, por la
verdad, por las aflicciones, los problemas, las tentaciones, sus luchas, sus
lágrimas, y aun, el martirio, pero sigue firme confiando en las promesas del
Señor JESÚS, no mirándose a sí mismo; se parece a JESÚS en todo: ama como Él
nos amó; perdona como él perdonó; y esa similitud, nos libra de llevar un
cuaderno con las fallas de los demás y con lo que le han hecho para
justificarse a sí mismo; no apela a la autoconmiseración que lo hunde en
depresión, sino que pone toda su confianza en el Señor y Salvador JESÚS durante
toda su vida en esta tierra; el verdadero discípulo de JESÚS sabe que su
crecimiento hacia la madurez en Cristo no es una emoción pasajera, sino una
decisión hecha con todas las fuerzas del espíritu, del alma y del cuerpo.
Permítame decirle que cuando leo la vida del apóstol Pablo -quizás
el héroe más importante del Cristianismo-, después de la de JESÚS, me impacta;
antes de nacer de nuevo, lo vemos perseguir hasta la muerte a la Iglesia y
consentir en la muerte de los primeros mártires de la fe cristiana; luego, su
conversión en el camino a Damasco; vemos su humillación, el hombre religioso
judío, doctor y observador de la ley, el orgulloso Saulo de Tarso, tiene que
aprender el discipulado inicial de manos de un hermano desconocido llamado
Ananías; después depende para su desarrollo del hombre de Dios, Bernabé; de
repente, se destaca en medio de todos los apóstoles; hoy conocemos el verdadero
Plan de Dios para el ser humano, y gracias a que el Espíritu Santo usó a Pablo
para decírnoslo de manera que todos lo podamos entender; Pablo sufre en todo su
trayecto hasta la madurez en Cristo de muchas maneras, sin embargo, él no se
amilana, no culpa a otros, no se deprime; ni la más oscuras cárceles de Imperio
Romano lo silencian. Uno no puede ver lo que Dios hace con ese ser humano tan
especial llamado Pablo de Tarso y seguir viviendo en la mediocridad espiritual.
¿Cuál fue la marca distintiva de aquellos hombres y mujeres del primer siglo de
la Cristiandad y nosotros? Ellos, consideraron la fe cristiana no como una
religión llena de ritos vacíos, en los que uno practica a ver qué pueden hacer
esas prácticas por nosotros, sino que sencillamente, aquellos primeros
discípulos de JESÚS, corrieron el riego de parecerse a JESÚS, de tal manera que
pudieron decir: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas
vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo
de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20 RV60). En
otras palabras: ¡Arriésgate a ser como JESÚS!
Oración:
Amado Padre
celestial:
Tú no
quieres que yo sea un pequeño dios, sino que a través del sufrimiento de JESÚS,
yo me parezca a Él; que a través de su resurrección, yo aprenda a confiar, que
día tras día, el mismo poder que levantó a JESÚS de los muertos, está a mi
disposición para vivir la vida cristiana en toda su plenitud. Gracias Señor por
darme vida en JESÚS y hacerme tu hijo; ayúdame a ser como tu amado Hijo. En el
nombre de JESÚS. Amén.
Arriesgarnos
a ser como JESÚS en todo lo que somos y hacemos, habla de quienes somos y a
dónde vamos.
Interacción:
¿Qué me dice
Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna
promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna
lección por aprender?
¿Existe alguna
bendición para disfrutar?
¿Existe algún
mandamiento a obedecer?
¿Existe algún
pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento
para llevarlo conmigo?
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