Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura
devocional: Mateo
5.38-42
Y a cualquiera que
te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Mateo 5.41
Desde el oriente venezolano, específicamente
desde la ciudad turística de Carúpano, llegó a nuestra escuela una muchacha, no
era bonita, pero en su rostro había una sonrisa para todos nosotros. Llevaba en
su cabeza una par de trenzas que como lianas negrísimas caían sobre su vestido
de lunares blancos y rojos.
Apenas hubo comenzado el año
escolar, cuando el más atrevido del grupo le puso un sobrenombre Carúpano. En realidad, nunca la llámamos
por su verdadero nombre, pero ella siempre con una sonrisa decía, “por favor,
no me llamen Carúpano”, pero aquel
muchacho no estaba dispuesto a que se le escapara su víctima, y se las
ingeniaba para burlarse de ella todos los días. Todos nosotros, sus compañeros
éramos cómplices, porque no decíamos nada para defenderla.
Transcurrió el año escolar y
vino el terrible examen final. Era un requisito en aquellos días que cada
alumno trajera hojas de examen, lápiz, borrador y sacapuntas. El profesor,
cerró la puerta y todos empezamos a temblar cuando nos dijo: “¡Escriban!...”
De pronto escuchamos la voz del
atrevido del grupo, que nerviosamente exclamó: “¡Se me olvidó mi lápiz!”
“¡Póngase de pie!”, gritó el profesor, un frío nos congeló a todos mientras un
solo murmullo recorría toda la clase: “¡Perderá el año!”. Allí estaba nuestro
compañero, de pie, temblando y sin palabras; de pronto, del primer pupitre se
levantó Carúpano, y dijo: “¡Con su
permiso profesor!”, y sin esperar respuesta, quebró su lápiz nuevo en dos, rápidamente le sacó punta y fue en
auxilio del compañero en apuros… Todos salimos bien.
Sin duda, magistralmente, Carúpano nos había enseñado otra vez su
lección favorita de amor y perdón.
De hecho, JESÚS nos dice que en el reino de DIOS en el cual
andamos desde en día en que
nacimos de nuevo, el resentimiento y la venganza están excluidos de
nuestra manera normal de vivir. El cristiano nacido de nuevo no debe ser
víctima del rencor ni de la práctica de la venganza, sea cual sea el grado de
la ofensa recibida. Caminar un poquito más cuando alguién nos ofende y perdonar
al ofensor y hacerlo con gozo es ganancia y no pérdida.
¡Amar y perdonar, es un buen consejo para
disfrutar de una buena salud, pregúntele a su médico!
Oración:
Amado Padre celestial:
¡Gracias por amarnos de tal manera que enviaste a tu Hijo
amado para darnos tu favor, el perdón de nuestra maldad y pasar por alto el
castigo que merecemos. Aunque estamos bajo tu justa ira, no siempre la muestras
porque tu mayor placer es amarnos. ¡Gracias Padre Eterno! Ayúdame, a mostrarle
al mundo tu amor y perdón. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Roguemos
a Dios que Él pueda amar y perdonar a través de nosotros.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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