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Lectura
devocional: Salmo 119:57-64
(RV60)
Consideré mis caminos, Y volví mis pies a tus testimonios. Salmo 119.59
Lo conocí cuando él tenía 14 años, en realidad todo un
prodigio intelectual en su adolescencia, en la iglesia, todos pensábamos que
sería un hombre de Dios inmerso en Su Obra, que impactaría a su generación,
pero él escogió el mundo intelectual secular y ha llegado a ser un hombre
brillante con una trayectoria académica reconocida. Es profesor universitario,
columnista de un diario de alcance nacional, además, produce y dirige un
programa de televisión de mucho éxito; algunos consideran que puede llegar a
ser un político destacado con muchas posibilidades. Hace poco le escribí, y me
respondió con una carta muy conmovedora, he aquí algunas de sus palabras: “Yo me descarrié pero no por razones pasionales sino
intelectuales. De tanto leer y leer llegó un momento en que mi fe se enfrió y
en una época terrible hasta me declaré agnóstico. Pues bien el Señor Dios me
llevó entre correazos y pañuelos de nuevo al redil y ahora estoy de nuevo en la
misma iglesia de siempre.”
El salmista del Salmo 119, utilizó el vocablo testimonios como sinónimo de la Palabra
de Dios. De hecho, pensar en los caminos humanos sin la dirección de la Palabra
de Dios, nos puede desviar del verdadero propósito de la nueva creación de Dios
en nosotros por el nuevo nacimiento. Sin embargo, acudir a la Biblia como
nuestra única fuente de vida nos mantiene en la fe y al mismo tiempo en la
acción y pasión evangelizadoras para alcanzar a otros con el mensaje, eso
incluye a los intelectuales. Por eso, debemos llenar nuestros pensamientos de
los hechos de Dios, en sus atributos divinos, en las diversas profecías
cumplidas, en sus promesas para el ser humano, que encontramos en su Palabra,
la Biblia.
El salmista nos dice y “volví mis pies a tus
testimonios”, significa que el ser humano pensante no encontrará ni en el
intelecto, ni en las cambiantes emociones, y mucho menos en las tradiciones
religiosas, llenar su vacío espiritual. El pensar en estas cosas, lo hará
volver a las riquezas de la Biblia y al centro de su propósito que es encontrar
a Jesús como la única respuesta
porque es la única solución provista por Dios para el ser humano:
“No imiten
las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los
transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces
aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena,
agradable y perfecta.” (Romanos 12:2, NTV).
Considere lo que dijo el Apóstol Pablo, cuando se enfrentaba a los
intelectuales de su tiempo y amantes de la sabiduría humana:
“Como dicen las Escrituras: «Destruiré la sabiduría de los sabios y
desecharé la inteligencia de los inteligentes». Así que, ¿dónde deja eso a los
filósofos, a los estudiosos y a los especialistas en debates de este mundo?
Dios ha hecho que la sabiduría de este mundo parezca una ridiculez. Ya que
Dios, en su sabiduría se aseguró de que el mundo nunca lo conociera por medio
de la sabiduría humana, usó nuestra predicación «ridícula» para salvar a los
que creen.” (1 Corintios 1:19-21, NTV).
La conversión al Señor implica volvernos desde
todas las cosas a la Palabra de Dios para examinarnos en profundidad en lo que
pensamos, hablamos y hacemos. Piénsalo y actúa.
Amado Padre celestial:
Como te oró uno de los
grandes de la fe, hazme un instrumento tuyo para alcanzar a aquellos pensadores
del mundo actual. Con tu luz y tu Palabra quiero iluminar el intelecto del
perdido y persuadirlo por el Espíritu Santo a volver a tus caminos. En el
nombre de JESÚS. Amén.
Señor
hazme pensar en tu Palabra y andar en ella como mi única brújula espiritual.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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