martes, 28 de febrero de 2017

¡Entre CRISTO y el Carnaval!

Lectura devocional: Romanos 8:1-13
“Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” Romanos 8:13 (RV60)

Según la definición del diccionario académico, carnaval es “Los tres días que preceden al comienzo de la Cuaresma. Fiesta popular que se celebra en carnaval, y consiste en mascaradas, comparsas, bailes y otros regocijos bulliciosos.” (DRAE). En otras palabras es la fiesta de la carne como el principio antagónico al Espíritu de Dios, dirigido por aquél quien desde el principio de la humanidad, se disfrazó de serpiente y tras el engaño a Adán y Eva, anda enmascarado engañando al ser humano para que éste viva alejado de Dios. Sobre este mismo pensamiento el apóstol Pablo, escribe a los creyentes corintios –Corinto era  ciudad tan perdida en las prácticas de actividades inmorales- que había surgido el verbo “corintiar” para definirla. ¿Quién está detrás de toda estas prácticas tan populares? “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.” (2 Corintios 11:14, RV60). La vida según la carne o el carnaval, nos invita a vivir embriagados en deleites y placeres, dándole rienda suelta a sus mascaradas, bailes, desenfrenos sexuales, y todo lo demás que el carnaval promueve e incita, volviendo al ser humano un títere del mal, llevándolo a la muerte espiritual o separación de Dios y de Su Espíritu. En otras palabras el Apóstol aconsejó a los hermanos corintios, desde luego -todos nuevos creyentes en la fe- que ellos tendrían que aprender a elegir: ¡Entre CRISTO y el Carnaval!
Por el contrario, la Vida “zoé” que nos viene del cielo sigue una dirección opuesta al mal, dominando los apetitos de la carne, las tentaciones del mundo y del maligno, superando nuestra vida “bíos” y acercándonos momento a momento como seres humanos a la comunión con nuestro Creador y madurez en el trato con nuestros semejantes. Depositar únicamente la fe en nuestro Señor Jesucristo para la salvación, nos hace nuevas personas. Dios no exige en Su Palabra que el ser humano se hunda en una fiesta de carnaval el día martes y el día siguiente piense en la muerte representada por la cruz de ceniza en la frente. Esto es un remiendo religioso, pero no la solución permanente contra la carne o el carnaval que vive en nosotros con su desorden. ¡Dios no vino desde el cielo y a morir en el Calvario para remendarnos sino para hacernos de nuevo! “Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!” (2 Corintios 5:17, NTV). Bíblicamente, la experiencia espiritual de escoger entre la vida cristiana o el carnaval, es un resultado individual de CRISTO reinando en nuestra vida humana con Su vida eterna. Esta es una experiencia espiritual transformadora, renovadora, en donde nuestro Señor y Salvador vive en nosotros (Apocalipsis 3:20); no ha perdonado (Colosenses 1:14); nos da el poder de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12); y nos da un propósito para vivir (2 Corintios 5:17). En efecto, nacer de nuevo (Juan 3:3), es una experiencia espiritual individual producida por El Espíritu Santo y la Palabra de Dios, que engendra nuevos pensamientos, nuevos ideales, nuevos afectos, nuevos propósitos, nuevas inclinaciones, nueva familia espiritual, nuevo carácter, nuevo comportamiento y nuevas esperanzas: “Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.” (Filipenses 4:8, NTV). Imposible decir en tan poco espacio lo que Dios le dará cuando usted escoge: ¡Entre CRISTO y el Carnaval!
Usted puede ver cuan superior es la Vida (zoé) a la vida “bíos” y la carne o vieja naturaleza que vive en todos nosotros los seres humanos, que es temporal. La carne o vieja naturaleza en nosotros, expresada en la fiesta del carnaval u otras como fiestas como ésta, ofrece placeres efímeros y degradantes. Estos placeres duran lo que dura la celebración. Por eso la religión popular ofrece, el paliativo de una cruz de ceniza. Sin embargo, pese a las buenas intenciones, seguirás igual cada año y cada momento te sentirá derrotado por Satanás y sus distintas máscaras. En cambio, los goces de la Vida en CRISTO, son tanto para el ahora -el “mas acá”- como para el más allá. Son el cumplimiento de las promesas de CRISTO de un andar victorioso aquí y de un futuro de paz viviendo eternamente con Él: “Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde yo estoy.” (Juan 14:3,NTV).
Ahora bien, escoge hoy a quien vas a servir mientras vivas aquí, en esta vida tan breve:“Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” Romanos 8:13 (RV60). Es tu decisión: ¡Entre CRISTO y el Carnaval!
Decídete por el desafío de la Vida verdadera, ¡CRISTO!: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6). El SEÑOR, te invita: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.” (Mateo 11:28,29 RV80). Escoge hoy, ¡Entre CRISTO y el Carnaval!
Oración:
Padre Celestial:
Hoy resuelvo llenar mi vida con tu Palabra, de modo que sus verdades me eleven a ti. Bien sé que solo JESÚS tiene palabra de vida; Él es mi pan; ¡Él es la fuente que calma mi sed de ti! SEÑOR, ayúdame a divertirme con la alegría tuya, con tu gozo santo y a contagiar a otros con tu amor, fe y esperanza. En el nombre de JESÚS. Amen.
No te distraigas con la trampa del carnaval que te da alegría por un día, pero te esclaviza toda la vida. ¡Sé libre!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

lunes, 27 de febrero de 2017

Transformados por las lágrimas

Francisco Aular
Lectura devocional: Mateo 5:1-12     
“Bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán consolación” (Mateo 5:4 RV60)

Dios es soberano, entre otras cosas eso significa que Dios no tiene que dar explicaciones a nadie de porqué hace o permite las cosas que nos ocurren. Una cosa sí sé: Dios tiene un propósito detrás de cada lágrima que derramamos y cada sufrimiento por el cual pasamos.
El Apóstol, dijo: Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. 2 Corintios 4:17 (NVI).
JESÚS, muy cerca de su crucifixión, la muerte cruel que recibió, les dijo a sus discípulos y por su extensión también a nosotros: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33 RV60). Más tarde sus discípulos entendieron el valor terapéutico del sufrimiento y el propósito de la soberanía de Dios, al permitir que sus hijos pasen por él: “En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su reverente sumisión. Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer.” (Hebreos 5:7-8 NVI). ¿Cómo es posible esto? -exclamé el día en que leí estos versículos- con un mayor entendimiento, en la economía divina he entendido que JESÚS, ciertamente en su humanidad, tenía que aprender a obedecer para que después el Padre, lo exaltará como Señor: “Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo  y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo  y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre,  para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra  y debajo de la tierra,  y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” (Filipenses 2: 5-11 NVI).
He tenido la bendición de tener a mi lado en el transcurso de mi ministerio de consolación a verdaderos hombres y mujeres de Dios, los diáconos. Uno de ellos, el hermano cubano don Evelio Alarcón, cada vez que íbamos a visitar a alguien en situaciones difíciles del sufrimiento humano, me pedía: “Pastor cantemos el himno”, y él y yo, cantábamos su himno favorito: “Maestro se encrespan las aguas”. Pocos meses antes de morir el hermano Evelio Alarcón, Mary y yo, viajamos desde Virginia para visitarlo en Toronto. Allí estaba mi valiente diácono, luchando contra los dolores de aquel terrible cáncer, todavía para nuestra despedida, tuvo el valor de ponerse en pie, y me dijo: “Pastor, cantemos el himno”. Cantamos y oramos. Él no, pero Mary yo sí, no pudimos evitar cantarlo mezclado con nuestras lágrimas. Al despedirnos, ambos sabíamos que era la última vez que nos veríamos en este mundo. Luego, el hermano Alarcón se sentó en su mecedora con sus piernas cruzadas, y esa es la última imagen que guardo en mi mente de un gran hombre de Dios, mientras su esposa, la hermana Nena, cerraba la puerta…
Ciertamente, hubo gozo en nuestro último abrazo porque las lágrimas transforman y se convierten en gozo. Ahora, cantemos el himno:
I
Maestro se encrespan las aguas
y ruge la tempestad, los
grandes abismos del cielo se
llenan de oscuridad, no ves
que aquí perecemos, puedes
dormir así, cuando el mar
agitado nos abre profundo
sepulcro aquí.
Coro:
Los vientos las ondas oirán tu
voz: Sea la paz, sea la paz.
Calmas las iras del negro mar,
las luchas del alma las haces cesar;
y así la barquilla do va al Señor,
hundirse no puede en el mar traidor.
Doquier se cumple tu voluntad.
Sea la paz, sale la paz.
Su voz resuena en la inmensidad:
Sea la paz.
II
Maestro mi ser angustiado te
busca con ansiedad, de mi
alma en los antros profundos se
libra cruel tempestad.
Pasa las pruebas con olas
sobre mi frágil ser, y perezco,
perezco Maestro, ¡OH quiéreme
socorrer!
III
Maestro pasó la tormenta, los vientos
no rugen ya, y sobre el cristal de
las aguas el sol resplandecerá.
Cristo prolonga esta calma, no me abandones
más, cruzaré los abismos contigo
gozando bendita paz.[1]
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Te alabo por tus bendiciones y por las diversas pruebas a las que estoy sometido. Me consuelo sabiendo que habrá un propósito en cada una de ellas, dame tus fuerzas para vencer en el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
“El fuego del sufrimiento hace relucir el oro de la consagración.” Madame Guyon.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?


[1] El Nuevo Himnario Popular, 1955 CBP. #380

viernes, 24 de febrero de 2017

Triunfantes en Cristo

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Filipenses 4:1-20
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece
Filipenses 4:13 (RV60)

Algunas personas hacen malabarismo hermenéutico para sacar doctrinas de un solo versículo bíblico, ese es el caso de Filipenses 4:13. En efecto, se han escrito muchos libros, realizado conferencias y eventos mundiales basado en que, este versículo dice que, los cristianos basado en la palabra de fe, pueden declarar lo que desean y el Señor se los dará: Pueden buscar la pareja que pidan y ser felices para siempre, como en los cuentos de hadas; pueden comprar la casa deseada y el vehículo de sus sueños; pueden ser sanados de cualquier enfermedad; superar exámenes difíciles y obtener el titulo que anhele; y hasta alcanzar la presidencia de su nación…En otras palabras como en el cuento de Aladino y la lámpara maravillosa con solo frotarla, se logra lo que se desea.
Volviendo a nuestro pensamiento inicial ¿es la prosperidad temporal y material lo que nos promete Filipenses 4:13? ¿Es esto lo que dice el apóstol Pablo en todo el contexto de su capitulo cuatro de Filipenses? Creo sinceramente que no. Primeramente, veamos las condiciones por las cuales Pablo pasaba al momento de escribir, esta carta que ha sido llamada con justicia, la Epístola del gozo cristiano. Al momento de escribir esta preciosa carta, el apóstol Pablo está preso en Roma. Si estar preso por motivos de conciencia es hoy toda una calamidad, uno puede calcular lo que significaba ser un preso bajo las órdenes de Nerón. Pablo está esperando en medio de terribles circunstancias que se cumpla el veredicto de su muerte, lo cual se llevó a efecto poco tiempo después, y el misionero más grande que ha tenido la cristiandad, moriría decapitado. La grandeza del cristianismo no está en que escapemos del sufrimiento y la muerte, sino que los enfrentemos con la fe puesta en el Señor, porque Él nos dará la fortaleza, el valor y la perseverancia hasta el final. Sólo un hombre como lo fue el apóstol ícono de la cristiandad podía escribirles a los amados de Filipos: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21 RV60)
Ciertamente, hoy se predica un evangelio de ofertas sin las demandas que el mismo JESÚS hiciera: "Entonces los entregarán a ustedes para que los maltraten; y los matarán, y todo el mundo los odiará por causa mía” (Mateo 24:9 DHH) Sin embargo, ¿Cómo podemos ser triunfantes en Cristo en medio de un mundo adverso? Aquí es donde Filipenses 4:13, cobra su verdadero sentido práctico para Su Iglesia y que ha sostenido la fe, la esperanza y el amor a través de los siglos.
En efecto, Pablo nos dice que en Cristo podemos vivir una vida extraordinaria, triunfante y que “gracias a Cristo que me fortalece”, puedo lograr todo esto: Ser firmes en nuestras convicciones “estad así firme en el Señor amados”; podemos logra la unidad y el amor en nuestra iglesia local y en nuestro grupo de crecimiento espiritual “que sean de un mismo sentir en el Señor”; podemos ser pacificadores en un mundo dividido “que ayudes a estas que combatieron conmigo en el evangelio”; que podemos experimentar un gozo continuo y desbordante en el Señor a pesar de las circunstancias adversas en nuestra vida terrenal “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”; que podemos mantener la esperanza de la cercanía del Señor “el Señor está cerca”; que podemos aprender a ser felices “he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”; y por supuesto para estas cosas tenemos un poder ilimitado “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”; podemos confiar únicamente en Cristo para que nos sostenga tanto en lo espiritual como en lo material “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”; y por último terminar la carrera cristiana confiando en que la gracia del Señor nos sostendrá para decir: ¡Aleluya a pesar de todo!, porque teniendo a Dios lo tenemos todo: “Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos”. Esta es la verdadera prosperidad, que sin duda nos traerá bendiciones de todo tipo también, aún las materiales y la salud porque el Señor dijo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33 RV60).
¡Por todo esto y mucho más: Somos triunfantes en Cristo!
Oración:
Amado Padre Celestial:
Te suplico en esta hora que yo no pierda el gozo de mi salvación, y que pueda vivir en ti sabiendo que nada ni nadie me puede separar de este gozo; ayúdame a no ser un esclavo de mis circunstancias y mis emociones; quiero vivir y morir triunfante en ti. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Saber que el triunfo en JESÚS no depende de mí, sino de Él, me llena de convicción y de consuelo: Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar? ¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

jueves, 23 de febrero de 2017

Un tal JESÚS

Francisco Aular      
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Filipenses 2:5-11
Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza siervo  y haciéndose semejante a los seres humanos. Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!  Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre. Filipenses 2:5-9 (RV60)

“En aquel tiempo apareció un tal Jesús, hombre sabio, si es que puede llamársele hombre: era efectivamente autor de obras prodigiosas, el maestro de los hombres que reciben la verdad con alegría, e indujo a muchos entre los judíos y también entre los griegos (a ser sus discípulos)”.Flavio Josefo. Antigüedades judaicas, XVIII 63-64
Aquel tal JESÚS siendo por naturaleza Dios, se hizo hombre y anduvo entre nosotros, y su obra permanece y cada día, cien mil personas se añaden diariamente a Sus discípulos, y muchos de sus discípulos están entregando sus vidas por Él.
Aquel tal JESÚS siendo el pan de vida comenzó Su ministerio teniendo hambre.
Aquel tal JESÚS siendo el agua de la vida, terminó Su vida terrenal exclamando: “Tengo sed”.
Aquel tal JESÚS tenía necesidades y sufrimientos como nosotros, pero como Dios, sanó, resucitó a los muertos, consoló a los afligidos y alimentó a las multitudes.
Aquel tal JESÚS sufrió el cansancio por nosotros y nos ofreció descanso, y en Él, por Él y con Él podemos descansar.
Aquel tal JESÚS lloró y por eso Él comprende nuestros corazones atribulados y enjuga nuestras lágrimas.
Aquel tal JESÚS fue traicionado y vendido por treinta piezas de plata, y ahora, Él rescata a todos los pecadores gratuitamente.
Aquel tal JESÚS, fue asesinado pasó por la muerte, pero volvió del más allá, y con ello, mató a la muerte, todos los que confían en Él, tenemos esta esperanza: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” (Juan 11:25)
Aquel tal JESÚS nos compró un lugar en el cielo, y lo está preparando para venirnos a buscar “Para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3).
Aquel tal JESÚS fue perfectamente obediente al Padre, y ahora Él es el SEÑOR “Para que en el nombre de JESÚS, se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra” (Filipenses 2:10).
Aquel tal JESÚS el Hombre humilde, despreciado, humillado, y asesinado vilmente, está sentado sobre la cumbre de la historia, dirige como Comandante en Jefe su obra misionera en todo el mundo, y tiene toda autoridad en los cielos y la tierra, Él va con nosotros como lo ha prometido: “Y he aquí estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28).
Aquel tal JESÚS que fue clavado en una cruz con los delincuentes, y como uno de ellos, Dios le hizo esta invitación: “Siéntate a mi derecha,  hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” (Hebreos 1:13 NVI).
Aquel tal JESÚS vendrá como lo ha prometido, y se llevará a Su Iglesia para que more con Él y participe de Su entronización final. Entonces, nos uniremos al coro celestial con: “Un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:9-10).
Quiero que sepas que hace 54 años con mis 17 años de edad, tuve un encuentro personal por la fe con el tal JESÚS, y aquella decisión transformó mi vida. Me di cuenta que ese tal JESÚS es el centro del plan maravilloso de Dios para llevarme a Él, y solamente vivo para proclamar que JESÚS quiere hacerse parte de nosotros y darnos la vida eterna (Vida Zoé) para llevarnos al cielo.
¿Qué debo hacer para nacer de nuevo? El arrepentimiento de mi parte al confesar mis pecados y confiar únicamente en JESÚS como el Regalo de Dios, creer por fe que el Espíritu Santo le levantó de la tumba, y permitirle que Él sea mi Salvador y Señor, desde aquí y el ahrora, me dará por gracia el nuevo nacimiento, con todos los atributos y consecuencias que el Señor nos ha prometido como un hijo de Dios: “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.” (Juan 1:12, NVI).
¡Ese es el Evangelio, la Buena Noticia para nosotros del tal JESÚS!
Oración:
Padre Celestial: ¡Gracias por darnos a JESÚS nuestro amado Señor y Salvador, me rindo a Él y lo alabo por siempre! Amén
Perla de hoy:
JESÚS vendrá como lo ha prometido: ¿Estás preparado para irte con Él?
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 22 de febrero de 2017

¡Pan y circo!

Lectura devocional: 2 Tesalonicenses 3:6-13
El que se esfuerza en su trabajo tiene comida en abundancia, pero el que persigue fantasías no tiene sentido común. Proverbios 12:11 (NTV) Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. 2 Tesalonicenses 3:10b (RV60)

Dicen algunos historiadores que en los primeros siglos de nuestra era, los emperadores romanos en medio de la gran necesidad y situación de pobreza del pueblo, inventaron un sistema para mantener a las multitudes entretenidas, ellos lo llamaron pan y circo, de acuerdo a Wikipedia, “Panem et circenses, es decir, pan y circo; es una locución latina peyorativa, que en la actualidad describe la práctica de un gobierno para mantener tranquila a la población, ocultar hechos controvertidos y permite proveer a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas”.
Viendo el panorama del mundo actual, podemos decir que ese mismo grito atravesó los siglos y nuestra generación está conformándose con lo mismo, la limosna de los gobiernos. Esto nos dice que la humanidad ha cambiado muy poco, le encanta cambiar el sistema de trabajo que lo lleva a la abundancia por la diversión pasajera que se les ofrezca para mantenerse en la dependencia y la pobreza. Así los pobres son siempre necesarios para justificar la asistencia pública. Pan para no morirse de hambre, en vez de un trabajo que dignifica, y circo para distraerse en vez de la obra duradera de la educación. El proverbista en el versículo de hoy, lo escribe en forma de poema en hebreo, pero ese mensaje nos llega todavía: El que se esfuerza en su trabajo tiene comida en abundancia, pero el que persigue fantasías no tiene sentido común. El principio es universal y por aquel mismo tiempo, el filósofo chino Confucio, dijo: “Dale a un hombre un pescado y comerá un solo día; enséñalo a pescar y comerá todos los días de su vida”.
Por otra parte, la Biblia enseña que a JESÚS, al inicio de su ministerio, Satanás lo tentó con sus promesas de pan y circo que le habían dado muy buen resultado con nuestros primeros padres, Adán y Eva, pero el Hijo de Dios le respondió: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4; RV60). Sin duda que Dios sabe que tenemos necesidades fundamentales como el comer y el beber, pero, “¿no es la vida más que el alimento?”, exclamó JESÚS en  sus enseñanzas al respecto (Mateo 6:25), alimentar nuestra alma y espíritu con la Palabra de Dios es prioritario, y poder decir  como el profeta Jeremías: “Cuando se presentaban tus palabras, yo las comía; tus palabras eran para mí el gozo y la alegría de mi corazón …” (15:16; LBLA). ¡Esta es la comida que no perece!
Pues bien, en cuanto al “circo” que el mundo nos ofrece, el ser humano de hoy es distraído por la diversión en las cosas de esta vida y la indiferencia ante el llamado de Dios y su Palabra. Por una parte, la publicidad le vende la mentira de que estará en este mundo para siempre, por lo tanto, la muerte es algo que se disfraza y no se menciona; indiferente sobre cuál será su destino después de esta vida, se sumerge en la fantasía de las diversiones, estrategia que maneja Satanás para mantener al ser humano en esta triste condición: muerto espiritual (Efesios 2:1,2); ciego de mente (2 Corintios 4:4); encadenado por el diablo (2 Timoteo 2:26); bajo el poder del maligno (1 Juan 5:19), por ello, la admonición de Pablo a su amado discípulo Timoteo también deben ser para nosotros: No pierdas el tiempo discutiendo sobre ideas mundanas y cuentos de viejas. En lugar de eso, entrénate para la sumisión a Dios. El entrenamiento físico es bueno, pero entrenarse en la sumisión a Dios es mucho mejor, porque promete beneficios en esta vida y en la vida que viene» (1 Timoteo 4:7,8). Del mismo modo, hay que hacerle caso a Salomón que definió todo lo que se hace debajo el sol como “vanidad de vanidades”, y por ello escribió: El que se esfuerza en su trabajo tiene comida en abundancia, pero el que persigue fantasías no tiene sentido común. Proverbios 12:11 (NTV) Poniendo en práctica ese consejo, nos ayudará a no sucumbir, como otros, que caen bajo la trampa de ¡pan y circo!
Oración:
Padre Celestial:
Hoy resuelvo llenar mi vida con tu Palabra, de modo que sus verdades me eleven a ti. Bien sé que solo JESÚS tiene palabra de vida; Él es mi pan; ¡Él es la fuente que calma mi sed de ti! SEÑOR, ayúdame a divertirme con la alegría tuya, con tu gozo santo y a contagiar a otros con tu amor, fe y esperanza. En el nombre de JESÚS. Amen.
No te distraigas con la trampa de pan y circo que te da comida por un día, pero te esclaviza toda la vida. ¡Sé libre!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 21 de febrero de 2017

El disfraz del carnaval

Francisco Aular
Lectura devocional: Santiago 4:1-7
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón! Reconozcan sus miserias, lloren y laméntense. Que su risa se convierta en llanto, y su alegría en tristeza. Humíllense delante del Señor, y él los exaltará. Santiago 4:8-10 (NVI)

En estos días, -mayormente en los países de tradición católico romana- se celebra el carnaval, y esto precediendo la cuaresma. El carnaval es hijo de las antiguas fiestas de la carne, de las saturnalias y las bacanales, celebradas por los griegos y también por los romanos. Esta fiesta es tan antigua como la misma caída del ser humano de la obediencia a su Dios Creador. El ser humano no contento con haberle fallado a Dios, deshizo su amistad con Él. En vez de ser un socio de Dios para gobernar el mundo, el ser humano decidió egoístamente hacer las cosas a su manera. ¿Cuál fue el resultado de esa decisión? La muerte espiritual del ser humano, es decir, su separación de Dios. Esto trajo como consecuencia que el cuerpo del ser humano fuera totalmente invadido por una naturaleza pecaminosa, incapaz de buscar a Dios y arrepentirse. Aunque el cuerpo en sí no es malo, sí es débil y susceptible, lo que el apóstol Pablo va llamar carne o vieja naturaleza: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para lo que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu (…) Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Y lo que viven según la carne no pueden agradar a Dios”  (Romanos 8:1, 5, 6,8 RV60).
Así, puede decirse que el carnaval es dar rienda suelta a la carne con todos sus deseos y pasiones contrarias a Dios. Es la religión de la antigua Babilonia, la gran ramera, la cual ya está condenada hacia el final de la historia de la humanidad como nos lo revela el Apocalipsis:
“Gritó a gran voz: “¡Ha caído! ¡Ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios y en guarida de todo espíritu maligno, en nido de toda ave impura y detestable. Porque todas las naciones han bebido el excitante vino de su adulterio; los reyes de la tierra cometieron adulterio con ella, y los comerciantes de la tierra se enriquecieron a costa de lo que ella despilfarraba en sus lujos.” Luego oí otra voz del cielo que decía: “Salgan de ella, pueblo mío, para que no sean cómplices de sus pecados, ni los alcance ninguna de sus plagas; pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y de sus injusticias se ha acordado Dios” (Apocalipsis 18:2-5 NVI).
Ciertametne, el cristianismo enfrentó con relativo éxito algunas fiestas paganas y las hizo cristianas, tal y como la Navidad, que hoy es una fiesta que no encontraría mayor oposición bíblica. Sin embargo, el cristianismo religioso frente al carnaval, la fiesta de la carne, no ha podido hacer mucho, hasta que la persona llegue al conocimiento de la Palabra de Dios, nazca de nuevo y sea dócil a la dirección del Espíritu Santo.
Como toda fiesta surgida desde Babilonia en la historia de la humanidad, el carnaval se disfraza de felicidad e inocencia, pero de todas maneras, como el dolor de un payaso va debajo de la máscara, como lo expresara ese gran poeta mexicano: Juan de Dios Peza (1852-1910), en su profundo poema Reír llorando:
El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.
¿Puede un cristiano nacido de nuevo celebrar el carnaval? Somos libres para hacer lo que queramos, pero será mejor oír la Palabra de Dios: “Salgan de ella, pueblo mío, para que no sean cómplices de sus pecados, ni los alcance ninguna de sus plagas” (Apocalipsis 18:5). No conozco una celebración pagana que tanto dañe el espíritu, el alma y el cuerpo como el carnaval. Sigamos el consejo del apóstol: Humíllense delante del Señor, y él los exaltará. Si hemos nacido de nuevo y salido de las tinieblas, no le hagamos caso al disfraz del carnaval.
Oración:
Padre eterno. ¡Gracias por buscarme y no cansarte de extender tu misericordia hacia mí! Me sacaste hace muchos años de estas celebraciones que me alejaban de ti, pero con tus lazos de amor santo me trajiste a tu verdad. Gracias. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Sigue la Palabra de Dios cuyo rostro es verdadero y  no tiene máscara.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

lunes, 20 de febrero de 2017

El carnaval

Francisco Aular
faular@hotmail.com       
Lectura devocional: Isaías 55:1-11
Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano. Isaías 55:6 (NVI)

¿A que no sabe quien nació, según la mitología griega, de la relación entre la noche y el sueño? Pues una pesadilla llamada el rey Momo. Era tan burlón de todas las otras deidades mitológicas que lo echaron del Olimpo. Él es el dios del carnaval. El dios de la burla, del sarcasmo y la ironía. Otra pregunta: ¿A que no sabe quién fue el primero que se disfrazó? Exactamente, el rey Momo. Se representa vestido de arlequín, escondido tras una máscara, y con una vara en sus manos que termina en forma de cabeza de muñeco, símbolo de la locura. En el transcurso de los siglos desde hace por lo menos unos 5000 años y en diversas formas, Momo o el rey de la burla, al final, se ha burlado de sus seguidores, los cuales se exponen a la locura y ridiculeces más grande, al ofrecerles en su fiesta de carnaval la oportunidad para que la carne o vieja naturaleza del ser humano busquen toda suerte de diversión, al halagarlos y empujarlos hacia los apetitos insaciables de la naturaleza pecaminosa de los adeptos al carnaval.
¿Qué nos dice la Biblia frente a una celebración como ésta? ¿Qué le dice la Biblia a los que tan fácilmente han caído y caen en las fiestas de carnaval? En realidad, muchos son las citas contra una práctica tan pagana como lo es el carnaval, olvídese, no existe “carnaval cristiano”, es imposible: “No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? ¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo?” (2 Corintios 6:14-15 NVI).
La respuesta del ser humano que quiere alejarse de esta práctica que tarde o temprano lo alejará definitivamente de Dios, es renunciar al dios Momo y buscar a Dios verdaderamente, pues, aquí esta el consejo: “Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano. Isaías 55:6 (NVI). En efecto, en toda la lectura devocional que sujerimos, está la amorosa invitación de Dios a tener la salvación eterna que Él, en Su gracia nos ofrece. El maravilloso plan de Dios en cuanto a nuestra salvación, iniciado desde -“antes de que el mundo fuese” (Efesios 1:4)- está a nuestra disposición. Dios toma la iniciativa, pero el pecador debe saber que no puede hacer nada para salvarse a sí mismo, sino buscar a Dios de todo corazón y llamarlo, clamar a Él, mientras este cercano. Rendir su vida temporal para nacer de nuevo y poseer la Vida eterna, quien es JESÚS: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6, RV60).
Ahora bien, volverse al Dios revelado en la Biblia implica alejarse lo más posible del dios de la burla que no es otro que el mismísimo Satanás, el engañador, el que se disfraza hasta como “ángel de luz” para atrapar al ser humano alejado de Dios. Volverse, implica detenernos y dar media vuelta a la vida que hemos estado viviendo y decidir, emprender el camino de retorno a Dios, del cual hemos nacido alejados por la caída de la humanidad en el Edén. ¿Qué implica volvernos a Dios? Es tener la experiencia de aceptar el regalo de la salvación que nos ofrece JESÚS, Él vino desde el cielo a la tierra, con una sola misión: “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).
Oración:
Padre eterno. ¡Gracias por buscarme y no cansarte de extender tu misericordia hacia mí! Me sacaste hace muchos años de estas celebraciones que me alejaban de ti, pero con tus lazos de amor santo me trajiste a tu verdad. Gracias. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Sigue la Palabra de Dios cuyo rostro es verdadero y  no tiene máscara.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 17 de febrero de 2017

La naturaleza del amor

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: 1 Corintios 13:1-8
El amor… no se enoja fácilmente, no guarda rencor. 
1 Corintios 13:4a, 5b (NVI)

El psicólogo, sociólogo y filósofo alemán -quien fue estudioso del tema del amor- Erich Fromm dijo: “El amor infantil sigue el principio: Amo porque me aman. El amor maduro obedece al principio: Me aman porque amo. El amor inmaduro dice: Te amo porque te necesito. El amor maduro, dice: Te necesito porque te amo”.
Este gran científico del mundo secular vio las diferentes clases de amor. A nosotros se nos dificulta ver las diferentes clases del amor porque, instrumentalmente, en castellano la palabra amor la utilizamos instintivamente. Por eso  en castellano un hombre puede decir: “Amo a Dios, amo a mi esposa y amo al carnaval de Brasil”. Y con una sola palabra, hace toda una ensalada… En el griego diría, amo (“ágape” a Dios, en realidad este es el amor con el cual Dios nos ama y nosotros debemos amarlo a Él); (“fileo”  a mi esposa, este es el amor que uno siente en razón de la filiación) y amo al carnaval de Brasil; (“éros” este es el amor pasional, sexual, intenso pero pasajero) ¡Sería todo un contrasentido para un cristiano, porque “éros” no es palabra que se utiliza en el Nuevo Testamento! Tomando como base lo que afirmó Pablo a la iglesia de Tesalónica: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:23 RV60). Me atrevería a decir: “ágape” es el amor del espíritu; “fileo” es el amor del alma; “éros” es el amor que busca satisfacer al cuerpo, sin frenos del alma ni del espíritu, mucho menos de Dios.
Muy distante de este amor meramente carnal, el gran apóstol Pablo personaliza al amor de Dios obrando en nosotros por el poder del Espíritu Santo, y nos habla de su carácter, es decir su marca: “no se enoja fácilmente, no guarda rencor”.  Debo decirlo, no es asunto de que no se enoje nunca, pues el Apóstol a los cristianos de Éfeso, les dice: Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:26-27 RV60). Creo que hay momentos en nuestras vidas, cuando la injusticia y las circunstancias tocan nuestros valores cristianos, y en ese momento, debemos manifestar nuestro desacuerdo. Callar es ser cómplices. Pero eso sí, ¡no debemos perder la cabeza! El amor no se inflama por la ira, y mucho menos, permanece allí. Nuestro descontento, en un momento dado, ataca el problema pero no a la gente. La irritación, la ira descontrolada, al final es una señal de nuestra derrota y no de nuestra victoria. Además de todo esto, pudiéramos añadir: el que controla su genio y su lengua, será capaz de controlar cualquier situación.
El amor “no guarda rencor”. La palabra griega para “guardar”, es “loguízesthai” que significa “almacenar”. Es también un término contable para anotar las cuentas por cobrar…Imagínese a usted viajando por la vida, llevando su libro de notas de cuentas por cobrar. Allí ha ido anotando como algunos dicen:-las injusticias de la vida con usted-. Usted recuerda esas cosas injustas que la gente le ha hecho, a veces de años, y usted las saca y llora de ira e impotencia. Algunos que le ofendieron ya murieron y otros viven felices…para decirlo sinceramente, ni se acuerdan de usted. Pero usted esta preso por el rencor y la ira.
Una vez vino un anciano a consultarme. Él era un excelente hombre de Dios, pero en su tiempo de padre de cuatro hijos pequeños fue muy duro con ellos, y él admitió delante de mí que ciertamente había sido demasiado severo con sus hijos. Su hijo menor estaba casado pero no se relacionaba bien con su esposa e hijos, entonces, fue a un psicólogo, y le consultó sobre su ira y sus rencores con su padre. El psicólogo le aconsejó que encontrara un árbol y que se imaginara que era su padre, y que azotara a aquel árbol, y después fuera a su padre (debo decir que el hijo menor de aquel anciano tendría unos cuarenta y cinco años). El hombre le hizo caso al psicólogo, le dio la paliza al árbol y después fue a visitar a aquel anciano de ochenta y cinco años, y era viudo. La alegría que siempre acompañaba la visita de aquel hijo, se convirtió en tristeza, al decirle todo aquello y dejarlo. El anciano había llorado toda la noche. Como resultado de la consulta conmigo, resolvimos que iríamos juntos a la casa de su hijo. Llegamos, y al vernos nos atendió con mucha amabilidad. Le dije el propósito de la visita. Su padre venía conmigo a pedirle perdón. Le pedí que por favor no sacara su cuaderno mental en que tenía anotado todas las injusticias de su padre. No valía la pena, no servía para nada. Porque veníamos para borrar para siempre, el dolor de los recuerdos y el librarse de los verdugos del rencor. Leímos la Palabra, y oramos. El anciano le pidió perdón a su hijo, y su hijo lo perdonó. Los tres lloramos, y su nuera y sus nietos se unieron en aquella inolvidable escena de amor y perdón. Después pude contemplar por mucho tiempo los rostros felices de aquella familia que se sentaban juntos, cada domingo en la iglesia. Años después, dirigí las honras fúnebres en el entierro del anciano. Su hijo menor, pidió la palabra para decir algo. Sus palabras resonaron en el ambiente: “¡Papá: perdí mucho tiempo odiándote… gracias por hacerme libre!” Es posible que mucha gente, no entendiera aquella escena, pero yo sonreí al ver en acción la naturaleza del amor.
Oración:
Padre nuestro, justo y misericordioso:
¡Alabado sea tu Nombre! ¿Quién como tú? Delante de ti, la nación más poderosa del mundo, es como una gota de agua que cae del cubo. Vendrá el día de tu ira santa sobre un mundo que te ha dado la espalda; pero ahora me extiendes tu invitación amorosa para ser tu hijo; me arrepiento de mi pecado, me perdonas y pones sobre mí, el sello de tu propiedad y ahora mi destino es tu reino y tu cielo para siempre. Ayúdame a llevar, practicar y vivir esta nueva vida a un mundo en crisis, en esta hora y siempre. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Olvidar las ofensas que se nos han hecho en el pasado comienza con el amor y el perdón.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe un algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

jueves, 16 de febrero de 2017

¡Más que vencedor!

Francisco Aular      
Lectura devocional: Colosenses 2:8-23
Cristo es completamente igual a Dios, y reina sobre todos los espíritus que tienen poder y autoridad. A ustedes no les falta nada, pues están unidos a Cristo. Colosenses 2:9,10 (LBLA)

Una de las sorpresas que nos encontramos al leer las cartas de los escritores del Nuevo Testamento es que ellos no practicaron la nueva fe, la fe cristiana, como una religión al estilo del judaísmo -que era la religión que Dios había dado a sus antepasados en el Monte Sinaí- con sus ritos bien elaborados, sus días sagrados y hasta las comidas que debían consumir. El propósito de la Ley y de Moisés, era acercar a los humanos, especialmente a los israelitas, a Dios; San Pablo escribió sobre este tema: “Así que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo. Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo.” (Colosenses 2:16-17 NVI). En efecto, nos sorprenden aquellos discípulos de JESÚS, ¡porque ninguno provenía de los religiosos de su tiempo!, eran laicos. Aquellos primeros discípulos describieron su nueva fe, como un estilo de vida que los cambió a ellos y también al mundo que recibió aquellos hombres y mujeres que decían que JESÚS, el que había muerto y resucitado: ¡Vivía en ellos!
Ciertamente, existe una unión inseparable de JESÚS viviendo en el corazón de cada uno de de sus discípulos, esta seguridad les da una victoria interior que no depende de lo externo; el cristiano nacido de nuevo ya no tiene que andar buscando significados en un mundo que va hacia su final; el cristiano nacido de nuevo por su unión con JESÚS está completo; nadie le puede quitar esa unión dada por el nuevo nacimiento, porque la vida eterna (zoé aionios) está en él; el verdadero discípulo de JESÚS vive una vida intercambiada con su Señor y Salvador, mediante esta nueva vida le damos a JESÚS nuestros pecados, Él, a cambio, nos da su perdón; le damos nuestra tristeza y Él nos da su gozo; le damos nuestras derrotas y Él nos da la victoria; le damos nuestra debilidades y Él nos da su fortaleza; la damos nuestra pobreza de espíritu y Él nos da sus riquezas; le damos nuestro miedo y Él nos da su valor; le damos nuestro problemas y Él nos da la solución; por último, le damos nuestra muerte y Él nos da su resurrección. Más, aun, Pablo maravillado por esta unión con JESÚS escribió: “¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: “Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!” Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 8:35-39 NVI). ¿Quiénes somos en JESÚS?: “Somos más que vencedores”.
Ahora bien, estas cuatro palabras en español, se convierten en una en griego, y la repetían aquellos cristianos: Upernikáo. Ni ayer, ni hoy ni nunca; nada ni nadie podrá detener el avance del Reino de Dios, en esta tierra; por el nuevo nacimiento el hijo de Dios, está unido a Cristo, es “carne de su carne y hueso de sus huesos”. Por ello, la existencia de un cristiano nacido de nuevo, es un milagro de Dios. Igualmente, lo es: la existencia de la Iglesia. Tanto en lo individual como en lo colectivo, ¡soy victorioso en Cristo! Hoy salgo a la calle, alzo mis hombros y mi rostro con una amplia sonrisa; hoy mostraré lo mejor de mí a lo peor de este mundo, no soy mío pertenezco a JESÚS, mi pasión y triunfo, soy: ¡Más que vencedor!
Oración:
Amado Padre Celestial:
En esta ocasión te alabo con todo mi corazón por enviar a tu Hijo para llevarme a ti y por vivir en mí, le doy el control de todo en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Tu decisión respecto a JESÚS decide tu victoria o derrota.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe un algún pensamiento para llevarlo conmigo?