Francisco
Aular
faular@hotmail.com
Lectura
devocional: Hebreos 12:1-7
Corramos con paciencia la carrera
que tenemos por delante. Hebreos 12:1
Estamos
al inicio de la XXXI Olimpiada, será un evento multideportivo internacional a celebrarse en la
ciudad de Río de Janeiro, Brasil, entre 5 al 21 de agosto de 2016. En efecto,
el evento de las Olimpiadas, lo disfruto mucho al verlos en compañía de mi
familia, toda la vida. Sin embargo, este gran evento deportivo –no lo he
sentido tan promocionado como en otras oportunidades- tal vez porque la
situación mundial, y la del país receptor no son óptimas en esta edición. Sin
embargo, la ciudad de Río de Janeiro en Brasil se dispone a recibir este evento
que visita por primera vez a América del Sur. Grandes lecciones uno aprende al
ver el desempeño de los atletas que patrióticamente representan a sus
respectivos países. Una frase que escucharemos de los directores técnicos de
cada pupilo en la cancha, será: ¡No te rindas!
Esto
lo entendemos mejor si estudiamos un gran momento del cual fui testigo al verlo
por la televisión. Un hombre va entrando al estadio azteca de la ciudad de
México en 1968. Se llama John Stephen Akhwari; las luces del estadio se habían
apagado; las multitudes habían aclamado al campeón de aquella competencia de
los Juegos Olímpicos México 68, hacía una hora. John Stephen Akhwari, representaba a su país Tanzania, como competidor
olímpico, y tenía la esperanza de llevarse alguna medalla de retorno a su país,
pero se lesionó en la carrera, su pierna sangraba copiosamente, pero el hombre
se amarró un pañuelo; se notaba que el dolor era tan fuerte porque no lo
disimulada al dar un paso tras otro. Así entró a la pista del estadio, sólo
quedaban unos cuantos espectadores en las gradas, respetuosamente se pusieron
de pie y lo apladieron, cuando Akhwari terminó de cruzar la meta. Los médicos y
enfermeros lo atendieron allí mismo, cuando le preguntaron por qué había seguido
corriendo a pesar del dolor y el peligro de perder la pierna, Akhwari, respondió: “Mi país, no me envió a diez mil millas
de distancia para iniciar la carrera. Me envió a terminarla”…
¡No te rindas! No ha
nacido todavía un hombre de la estatura espiritual en el Cristianismo después
de JESÚS, como Saulo de Tarso, conocido mejor como el Apóstol Pablo. Sin duda
el Apóstol, conocía las disciplinas deportivas dentro de aquellos juegos
deportivos que se conocían como las Olimpiadas. Aquí el siervo de Dios, compara
a la vida del cristiano nacido de nuevo con un maratón, al decir: Corramos con paciencia la carrera que
tenemos por delante. Ciertamente en el ámbito
humano como le ocurrió a John Stephan Akhwari, podemos sufrir, caernos, ser
interferido, más sin embargo, cruzar la meta como lo hizo el gran apóstol Pablo
es nuestro propósito:”He peleado la buena batalla, he terminado la carrera y he permanecido fiel.
Ahora me espera el premio, la corona de justicia que el Señor, el Juez justo,
me dará el día de su regreso; y el premio no es solo para mí, sino para todos
los que esperan con anhelo su venida.” (2 Timoteo 4:7,8,NTV).
¡No te rindas! Porque JESÚS no recorrió la distancia entre el cielo y la
tierra, para que nada más iniciemos la carrera cristiana, sino que nos dio el
poder para terminarla con gozo.
¡No te rindas! porque tenemos aún una carrera por delante. No hemos llegado
a la meta todavía, y no es asunto de rapidez solamente, hay que descubrir el
poder vivificador de la lentitud y la paciencia en el recorrido.
¡No te rindas! Por los años que llevas en el SEÑOR; la iglesia y la obra
del reino de Dios te necesitan. No eches en cara tus muchos años de gloria
pasadas porque no son nada comparado con la gloria y el galardón que nos
espera. Lo mejor está por venir.
¡No te rindas! Por las pruebas, los sinsabores, los problemas y las
circunstancias de esta vida temporal. Dios no nos garantiza un camino de rosas
sin espinas, pero sí nos dice: “Estoy con ustedes hasta el fin del mundo”. Así
que sigue corriendo “con paciencia” hasta el triunfo final. ¡No te rindas!
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Cuán hermoso es descansar en Ti!
Entender que el tiempo que pasaremos en esta vida es tan breve y lleno de mucho
sufrimiento. ¡Nada que valga la pena sale por casualidad; nuestra salvación y
libertad te costaron tu preciosa sangre y vida! ¡Tu muerte en nuestro lugar fue
parte de tu plan de salvación para nosotros! Ahora nos encontramos en la
carrera hacia nuestra plenitud en Ti. La guerra está ganada, pero cada uno
tiene que luchar y vencer sus propias batallas. ¡No me rendiré y viviré para tu
gloria! Ahora es necesario el esfuerzo constante en tu gracia para salir de
este mundo habiendo corrido la carrera de la fe exitosamente; haber sido
testigo tuyo y llevar a muchos a tu salvación. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
En el calendario de Dios siempre es demasiado temprano
para jubilarse.
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento a obedecer?
¿Existe
algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para
llevarlo conmigo?
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