Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura
devocional: 2 Timoteo 2:1-7
Asimismo ningún atleta
puede obtener el premio a menos que siga las reglas. 2 Timoteo 2:5 (NTV)
Con mucha
frecuencia San Pablo utilizó en sus escritos, la figura de las metáforas para
hacer aplicaciones a las doctrinas cristianas. Una de ellas fue la metáfora del
atleta y su clara referencia a la obediencia cristiana. Uno puede inferir que
el Apóstol estaba familiarizado con las competencias atléticas y con los famosos juegos olímpicos, así
como también los reglamentos que regían las distintas disciplinas deportivas
que se practicaban en su tiempo. Ciertamente, los juegos atléticos más
importantes que había entre los griegos eran los juegos olímpicos. Estas
competencias deportivas tomaban lugar cada cuatro años, y se tenían en la
llanura llamada Olimpia, a orillas del Río Alfeo, en el Peloponeso, Grecia. En
esta llanura había un bosque, y allí un templo con una de las siete maravillas
del mundo: la estatua de Júpiter Olímpico, hecho de oro y marfil, por Fidias,
uno de los más grandes escultores de la antigüedad. También había una estatua
de Minerva mirando hacia Atenas. Esta diosa era la patrona de los juegos
olímpicos. Estos juegos se originaron en el año 776 A.C., y duraron hasta el
año 394 D.C., cuando fueron prohibidos por el emperador cristiano Teodosio. A
los juegos olímpicos se les otorgaba tal importancia que al mismo tiempo eran
regidos por reglamentos muy estrictos, sin obediencia a ellos, no había
triunfo, no había corona. Había que jugar limpio.
En efecto,
todo atleta tenía que hacer un voto solemne de que participaría de acuerdo al reglamento
de las olimpiadas. Si alguien jugaba de mala fe lo multaban con cantidades
considerables de dinero. Para que sirviera de ejemplo a lo largo y ancho del
lugar de las competencias había obras de artes que se había adquirido por medio
de las multas que se le habían cobrado a los que había jugado ilegalmente.
La Biblia
es el libro de los reglamentos y principios divinos que nos ha dejado Dios para
que nos guiemos y la hagamos la norma de nuestra conducta. La Biblia nos dice
que la salvación es un regalo que Dios nos hace en JESÚS, es imposible ganar la
salvación aún intentando jugar limpio, por eso vino JESÚS: “Quien sólo vive para pecar, recibirá como castigo la
muerte. Pero Dios nos regala la vida eterna por medio de Cristo Jesús, nuestro
Señor” (Romanos 6.23 LBLA)
Aunque la
salvación es un regalo, vivir la vida cristiana, nos costará todo lo que
tenemos y somos. El cristiano nacido de nuevo no vive para ganarse la
salvación, porque gracias a JESÚS, ya la posee, pero vive y se esfuerza en la
gracia de Dios para que esa salvación sirva de ejemplo y modelo para otros.
Visto de esta manera la vida cristiana normal es como una carrera que
emprendemos desde el día de nuestra conversión hasta el día cuando el SEÑOR,
nos llame a Su presencia. La obediencia a la Palabra de Dios, nos pone en la
carrera y nos mantiene en ella. Como a los atletas de las olimpiadas al final
de la competencia se les premiaba, así también habrá premios al final de
nuestra carrera cristiana. Habrá coronas para los que hayan vivido una vida
cristiana y ejercido sus dones espirituales para la gloria de Dios.
Oración:
Amado Padre Eterno:
Te alabo por el día en que me hiciste parte de tu
pueblo, sangre de tu sangre y hueso de tus huesos. Tu gracia me puso en la
carrera cristiana en la cual me encuentro. Ha sido hermoso servirte como mi
SEÑOR y SALVADOR. No tengo nada que buscar en este mundo fuera de ti,
teniéndote a ti tengo lo más que grande que esta vida humana me pudiera dar.
Como dijo uno de Tus grandes hombres: “Nos has hecho para Ti y nuestro corazón
estará inquieto, hasta que descanse en Ti” Oh SEÑOR dame la gracia de terminar
mi carrera cristiana con gozo, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Soy
un atleta de Dios en obediencia y compitiendo según el reglamento, por Su gracia,
la corona me espera.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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