Francisco
Aular
faular@hotmail.com
Lectura
devocional: Salmo 126
Irá andando y llorando
el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Salmo 126:6 (NVI)
Amado Timoteo:
Nuevamente mi corazón se llena de gozo al escribirte. Gracias
por tus respuestas a las cartas anteriores, en dónde te expuse: “Así nacimos”,
“Como empezamos” y “39 años por Venezuela y el Mundo”. Ayer recibí una noticia
que me alegró en gran manera, que estarás con nosotros el próximo año en
Barquisimeto los días 17-19 de agosto de 2017, para nuestra gran celebración de
los 40 años de la Marcha Evangelizadora. ¡Allí te espero! Desde luego, que
hemos celebrado las las tres décadas anteriores, pero en aquella ocasión cuando
cumplimos los 20 años fue muy especial, nos llevamos a 22 marchistas
canadienses y ellos, regresaron impactados. Recuerdo bien que una tarde
caminamos hasta el Monumento del Campo de Carabobo, cercano a nuestro
Campamento, sede de la celebración. Le otorgamos el merecido respeto a los
héroes de la patria venezolana y de la Gran Colombia. Y tuve la ocasión de
predicar un mensaje lleno del gozo del Señor y el entusiasmo de aquella gran
celebración.
Igualmente, la asistencia al evento fue tan monumentas
que el director del Campamento me decía todos los días: “¡Fran por favor, ora
porque no colapsemos! En efecto, unos 900 inscritos y los visitantes del área,
se sumaban cada noche y pasábamos los 1.000. El doctor Luciano Jaramillo,
entonces Director de Sociedad Bíblica Internacional, fue nuestro predicador
invitado. Nuestro hermano Luciano, salió de aquel evento tan gozoso que me dijo: “Hermano
Francisco, estos marchistas se me han metido en mi corazón, gracias por
invitarme a ser parte de esto…” ¡Gloria al Señor!
Bueno en aquella ocasión
dedique el poemario: Primicias del Alma,
y leí el poema: “La marcha triunfal”. Allí el soñador que lo escribe, tiene una
visión de la patria nueva, como la tuvo el salmista en el Salmo 144:12-15. Se
fue hasta los el umbral de la eternidad futura…Habrá un desfile al final cuando
hayamos logrado alcanzar la visión clara del cumplimiento de la Gran Comisión. Allí
veremos la recompensa de habernos invertido en el Reino de Dios, “sin reservas,
sin retiradas y sin lamentos”. Habrá llegado el momento en que sobre las
cenizas de un mundo destrozado por el pecado, surgirá un cielo y una tierra
nuevos. Se hará un llamado a las “naciones que hayan sido salvas” (Apocalipsis
21:24, RV60), para que anden eternamente bajo la Luz del Cordero de Dios, nuestro
amado JESÚS. Se hará una marcha triunfal, y allí desfilaremos entonando esta
canción a nuestra amada patria terrenal y celestial:
“Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
Porque he aquí ha pasado el invierno, Se ha mudado, la lluvia
se fue; se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción
ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola. La higuera ha echado
sus higos, y las vides en cierne
dieron olor; levántate, oh amiga
mía, hermosa mía, y ven.” (Cantares 2: 10b-13, RV60).
Un marchista es ante todo, un embajador del amor, la fe y la
esperanza.
Timoteo amado: ¡Ponte en Marcha! Participa de nuestra
marcha triunfal.
Con mucho afecto,
Francisco
La marcha triunfal
(A la manera de Rubén Darío)
Francisco Aular
¡Ya viene la marcha!
¡Ya viene la marcha! Ya se oyen
los cantos
gloriosos.
La Biblia se anuncia a todos los
vientos;
Ya se siente el coro de los
"pies hermosos"...
Ya pasan debajo del Arco de
Carabobo
Ornado con sangre de la libertad,
los arcos triunfales con heroicos
nombres que
escucharon sonar las trompetas,
la gloria solemne del estandarte
de las siete estrellas,
levantada por manos robustas de
atleta.
Se escucha el ruido de los cascos
de briosos
corceles en la lejanía,
y los timbaleros
con ritmos marciales el paso le
marcan:
el arpa, el cuatro y las maracas;
y se oye más cerca las voces de
niños,
hombres y mujeres en su algarabía.
¡Así pasan los bravos marchistas
debajo los arcos triunfales!
"¡Marchad cristianos fieles
hasta el fin!"
de pronto levantan sus voces,
y sale del coro,
un canto sonoro,
y nuevamente se llena de gloria
el Campo de Carabobo,
se envuelve en trueno de oro
mil voces cantándole a Dios.
Atrás quedaron las luchas y las
divisiones
que el enemigo en el campo sembró.
Hoy es día de triunfo y los áureos
sonidos
anuncian el movimiento
triunfal de la gloria.
Este pueblo valiente está
agradecido
alzando sus manos al cielo,
y gritando a coro: ¡Llegó la
Victoria!
Ya pasa el cortejo.
Señala el abuelo los marchistas al
niño:
-Ved cómo marchan, los del setenta
y siete
llenos de gratitud, rodeados de
cariño-
Las marchistas adornan sus
cabellos con flores
Ahora el camino parece de rosas
y el sol ilumina sus caras
hermosas
recordando al pasado con sus
esplendores.
Los hombres marchando evocan la
Primera;
honor al que se ha ido y honor a
los fieles
a los que mantuvieron el alto la
bandera:
¡Clarines! ¡Laureles!
Las nobles hazañas de tiempos
gloriosos,
desde su estatura de ser los
pioneros
saludan a los nuevos frutos
copiosos:
-romperán los odres por ser vino
nuevo-.
Las trompetas marchistas resuenan;
y las voces al cielo se elevan...
Sin la ayuda de Dios, no hacemos
nada,
nuestro Comandante hasta hoy
trabaja,
y engalana las glorias pasadas...
Y al Señor que hoy ilumina las
nuevas
victorias ganadas,
y aquel grupo de jóvenes fieros;
que ante el clamor que salió del
infierno,
se lanzaron con la Biblia en la
mano,
desafiaron a la lluvia y al sol
del verano,
el miedo, el hambre y la
estrechez...
pusieron sus ojos sólo en el
Eterno,
y fueron a la conquista de la
nación,
el continente y el mundo,
y volvieron trayendo sus frutos
fecundos,
¡Y hoy que celebramos esta fecha
inmortal!
Me uno al cortejo,
y al áureo sonido,
Saludan las liras que tengo en el
alma
y que tocan la
Marcha Triunfal...
En ocasión de los 20 años de la
Marcha Evangelizadora
Campo de Carabobo, agosto de 1997
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Cuán grande eres
SEÑOR! Pero miras al ser humano y lo amas y lo invitas a participar en tu
reino, en el ahora y en la eternidad futura. Ayúdame SEÑOR a soñar y esforzarme
en tu gracia, para la transformación de mi Patria y el Mundo. En el nombre de
JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Las lágrimas de hoy en el proceso de la extensión del Reino de Dios en
la tierra es la siembra para la gran cosecha y la alegría que nos espera.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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