Francisco Aular
Lectura devocional: 3 Juan 1:1-15
No tengo yo
mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad. 3 Juan 1:4 (RV60)
Estamos en la ciudad de Éfeso y corre la última
década del primer siglo del cristianismo. Un anciano de noventa años, de blanca
cabellera, entra a la congregación en donde es miembro; usa un bastón en donde
se apoya y debe ser auxiliado para llevarlo hasta el lugar en donde será
sentado. Su voz es débil pero su lucidez mental, firme. El pastor de la iglesia
lo aprecia, y nunca quiere perder la oportunidad de que Juan, el Apóstol y
escritor, diga algo a la congregación, así que le da la palabra…, todas las
miradas se dirigen a él, entonces, Juan se pone en pie y les dice:
"Queridos hijos, ámense los unos a los otros". Cuando se le preguntaba
la razón de su mensaje en todas las congregaciones por donde iba, respondía:
"Es el mandamiento del Señor, y si solo esto se hace, es suficiente".
Juan fue el instrumento humano que usó el Espíritu
Santo para escribir el evangelio de San Juan, tres epístolas, y el Apocalipsis.
Su evangelio y las tres epístolas tienen una escritura sencilla y fresca, por
eso, los que no están familiarizados con las Escrituras, los pueden entender
fácilmente. El Apocalipsis es profundo pero su interpretación, debió llenar de
consuelo y de esperanza a los primeros receptores, así como a nosotros en el
día de hoy. Por mi parte, Dios usó el evangelio de Juan, capítulo diecisiete,
versículo veinte, para hablarme, hace ya cinco décadas. ¡Alabado sea el nombre
de Dios!
La verdad es uno de los temas favoritos de Juan; en
su evangelio y sus tres epístolas hace alusión a la verdad, ¡cuarenta y cinco
veces! Ser un creyente genuino, íntegro y leal fue la meta del Apóstol desde el
principio de su vida cristiana hasta su final. ¡Esa debe ser nuestra meta
también! En el comienzo de su ministerio, en su época infantil de la fe, Juan
quería imponer la verdad de ser necesario por la fuerza: "Juan le
respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera
demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía"
(Marcos 9:38), pero, JESÚS le enseñó que
la verdad y el amor deben marchar juntos. Son la ternura y la compasión las que
nos dan el amor que abre la puerta para que la verdad obre. Que el Señor nos
permita andar en la verdad con amor.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
¡Adonai, mi SEÑOR y Dios! Mi camino, la verdad y la vida. ¡Estar en Ti
es tenerlo todo! Te damos gracias porque tu nombre no ha perdido nada de su
antiguo poder para atraernos a Ti. Te pedimos que fortalezcas nuestros
corazones y que nos animes a honrar tu nombre, aquí en la tierra y hasta que te
veamos cara a cara. Te pido que yo pueda andar en tu verdad y en tu amor. En el
nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Decir y andar en la verdad mostrando el amor de
Dios, es andar como Cristo, anduvo.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento a obedecer?
¿Existe
un pecado a evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?