Francisco Aular
Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias,
oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los
gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad,
y llevemos una vida piadosa y digna. 1 Timoteo 2:1,2
(NVI)
Si alguna vez se necesitó oración por el mundo en el
cual vivimos es ahora. Nuestro mundo ya no es aquél en cual nacimos los que
tenemos varias décadas encima. Si bien, los humanos pecadores siempre hemos
sido iguales, nuestros días contemplan una multiplicación de la maldad, como si
el mismo Satanás hubiera abierto las puertas del infierno, y lanzado a sus demonios por toda la
tierra. Nuestro mundo ha emprendido un viaje sin retorno a su propia
destrucción, y el ser humano sin Dios nunca podrá detenerlo. Vivimos en el
período más difícil de la historia de la humanidad y lo que necesitamos ahora
es a JESÚS y su mensaje de amor, fe y esperanza.
El apóstol Pablo vivió igualmente en un mundo en
crisis bajo la dictadura del imperio romano. Siguiendo el ejemplo de JESÚS, el Apóstol no dedicó
ninguna línea de sus numerosos escritos a la historia profana, excepto para
pedir plegarias, súplicas y acciones de gracias
por todos especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades. Usted podría criticar a JESÚS y a Pablo por su posición
política al respecto, sin embargo, hoy en día, y todos los días, nos acordamos
de ellos, pero de los gobernantes que ostentaban el poder en aquella época, el
mundo los ha enviado al olvido. Como decía mi buen profesor el doctor Roy Lyon
en mis días de seminarista: "El gran apóstol Pablo murió decapitado por
orden del emperador Nerón, pero hoy en día cuando a usted le
nace un niño lo nombra Pablo en su honor, pero si le regalan un perro bravo
usted lo nombra, ¡Nerón". ¡Esa es la gloria con que la historia premia a
los dictadores!
El afamado doctor Billy Graham ha contado en
sus predicaciones y libros una conversación que tuvo hace muchos años con el
señor Dag Hammarskjold, entonces Secretario General de las Naciones Unidas,
sobre eso comentó, “durante nuestra conversación parecía profundamente
deprimido. Mirando desde la ventana el panorama de Nueva York, dijo con voz
queda: "No veo esperanza de una paz permanente para el mundo. Lo hemos
intentado arduamente, y hemos fracasado miserablemente". Después de una
pausa me miró y dijo: "A no ser que el mundo tenga un renacimiento
espiritual dentro de los próximos años, la civilización está condenada…".
Escucho que un grupo de pastores de mi
denominación bautista del sur en Estados Unidos han tomado sus púlpitos para
fijar sus posiciones políticas a favor de determinado candidato a la
presidencia de ese país, y desde allí hacen sus propagandas… En tiempos como
este, no es hacia una política partidista que debemos mirar, ¡sino a Dios! Esto
mide un poco hasta dónde hemos descendido nosotros conjuntamente con nuestra
generación. ¿Dónde están los hombres y mujeres de Dios que oran por un
avivamiento espiritual? Hoy necesitamos a hombres como Abraham, intercediendo
por un pueblo pagano como Sodoma y Gomorra. A hombres como Moisés intercediendo
delante de un Dios airado por el pecado idolátrico de Israel, su pueblo. El
Señor le dijo: "Déjame que los destruya"[i]. Moisés se asustó de la
ira y el justo enojo de Dios, pero libró una de las grandes batallas que los
intercesores por sus naciones hacen, y con esa grandeza que sólo tienen los
hombres y mujeres de oración por sus pueblos, dijo: "Volvió entonces
Moisés para hablar con el Señor, y
le dijo: — ¡Qué pecado tan grande ha cometido este pueblo al hacerse dioses
de oro! Sin embargo, yo te ruego que les perdones su pecado.
Pero si no vas a perdonarlos, ¡bórrame del
libro que has escrito!"[ii].
De hecho nosotros sabemos que cuando
oramos Dios obra. La oración es un asunto serio que puede sacudir a nuestras
naciones y al mundo entero. Yo la he llamado la bomba "O";
detonémosla, Dios puede cambiar la historia si consigue que alguien ore. No es
que la oración sea poderosa en sí misma, sino que es Dios Todopoderoso quien
promete hacer grades cosas y vencer dificultades que nosotros desconocemos: Clama a mí y te
responderé, y te daré a conocer cosas grandes
y ocultas que tú no sabes.[iii] Unámonos a los ministerios de oración por un mundo en
crisis porque es tiempo de orar.
Oración:
Señor, Dios del
cielo, grande y temible, que cumples el pacto y eres fiel con los que te aman y
obedecen tus mandamientos, te
suplico que me prestes atención, que fijes tus ojos en este siervo tuyo que día
y noche ora en favor de tu pueblo Israel. Confieso que los israelitas, entre
los cuales estamos incluidos mi familia y yo, hemos pecado contra ti. Te hemos
ofendido y nos hemos corrompido mucho; hemos desobedecido los mandamientos,
preceptos y decretos que tú mismo diste a tu siervo Moisés. »Recuerda, te
suplico, lo que le dijiste a tu siervo Moisés: "Si ustedes pecan, yo los
dispersaré entre las naciones: pero si se vuelven a mí, y obedecen y ponen en
práctica mis mandamientos, aunque hayan sido llevados al lugar más apartado del
mundo los recogeré y los haré volver al lugar donde he decidido habitar."
»Ellos son tus siervos y tu pueblo al cual redimiste con gran despliegue de
fuerza y poder. Señor, te suplico
que escuches nuestra oración, pues somos tus siervos y nos complacemos en
honrar tu nombre. Y te pido que a este siervo tuyo le concedas tener éxito y
ganarse el favor del rey. »[iv]
Perla de hoy:
Dios es todavía Dios de la
historia. Nada humano es demasiado grande o demasiado pequeño para llevarlo ante
de Él.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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