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Perlas del Alma
Francisco Aular
faular@hotmail.com
MIÉRCOLES, 31 de julio de 2024
Lectura devocional: Ezequiel 22:24-31
“Y busqué entre ellos hombre que
hiciese vallado y que se pusiese
en la brecha delante de mí, a favor
de la tierra, para que yo no la
destruyese; y no lo hallé”.
Ezequiel 22:30 (RV60)
Comienzo por definir la palabra brecha, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE):
· Rotura o abertura irregular, especialmente en una pared o muralla.
· Rotura de un frente de combate.
· Resquicio por donde algo empieza a perder su seguridad
· Herida, especialmente en la cabeza.
Las ciudades antiguas eran protegidas de sus enemigos por muros, fortalezas, vallado: cerco formado por tierra apisonada, estacas o tablas, usado para delimitar un lugar e impedir el paso a él, puentes y puertas inmensas difíciles de derribar. Pero la historia nos cuenta de casos en los cuales, se hizo una brecha o abertura en el muro y por allí pudo entrar el enemigo y vencer. Entonces, era necesario, concentrar allí en la brecha a los defensores que se pusieran como muros humanos, en un último intento de detener al enemigo.
En nuestro versículo de hoy, el profeta Ezequiel, vivió en una circunstancia parecida a la nuestra, en estos días. Los grandes hombres de Israel habían desaparecido. La corrupción estaba por todas partes: en los gobiernos humanos, así como la persecución y la muerte a quienes no estaban de acuerdo con ellos.
Aparte de esto, los hombres que DIOS había puesto para hablar Su Palabra se habían aliado con los gobiernos de tal manera que prometían prosperidad cuando lo que venía era el castigo divino. Aunque había sacerdotes y profetas, DIOS no podía confiar en ellos, y por eso dice:
¡Ninguno de aquellos hombres daba la cara delante de DIOS, por su pueblo, y por lo tanto, la desgracia venía sobre ellos!
La gran necesidad del mundo de hoy es la necesidad de que hombres y mujeres de DIOS nos pongamos en la brecha, entre DIOS y los demás seres humanos. Lo que viene en los próximos años exigirá de nosotros, -cristianos nacidos de nuevo-, que nos pongamos a proclamar como el profeta Ezequiel, que le creamos a DIOS.
La hora exige valentía moral, una renuncia intencional a toda corrupción que nos rodea y un enfilarse hacia la voluntad de DIOS, y ponerse en la brecha, pase lo que pase. En tal tarea, no se aceptan renuncias porque DIOS no patrocina fracasos. Que tengamos la valentía moral para ponernos en la brecha, pase lo que pase.
A lo largo y ancho de nuestras naciones, los cristianos nacidos de nuevo vivimos momentos angustiosos de agitación, confusión, de hambre, insalubridad y muerte. Tal vez, estemos mirando y esperando que salga otro ser humano que nos ayude, pero no vendrá.
¡Llegó el momento de ponernos nosotros en la brecha, es ahora o nunca! ¡Nadie puede detener a un pueblo que se pone en la brecha y abre caminos en donde no lo haya, derriba los muros, establece puentes y conquista su montaña para vivir para siempre en compañía de los suyos!
¡Vislumbro hambre de DIOS como nunca la habíamos visto en todas las naciones! ¡Nada de reservas! Es hora de unirnos. ¡Nada de retiradas! Todos somos necesarios para el triunfo del Reino. ¡Nada de lamentaciones! No importa el tamaño del enemigo, sea visible o invisible. Lo que sí importa es el tamaño de nuestro DIOS.
DIOS nos llama: ¡Ponte en la brecha! ¡Cuando hagas la decisión de ponerte la brecha, te pondrás en la oración, tendrás que compartir las buenas noticias de salvación y tendrás que ayudar a madurar a tus discípulos, tendrás que amar tanto a tu patria terrenal como la Celestial! ¡No hay tiempo que perder, es ¡ahora o nunca!
Cuando veo lo que DIOS ha hecho conmigo, con mi familia y con la gente de mi pueblo a los cuales he servido, le digo al SEÑOR: ¡Ha valido la pena!
Como lo dijo el gran poeta puertorriqueño, José de Diego, en su famoso poema:
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