Perlas del Alma, especial.
(Léalo cuando tenga tiempo...)
Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Mateo 28:16-20
MARTES, 1 de marzo de 2024
DÍA FELIZ
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
—Mateo 28:19,20 (NVI)
Aunque escribo en Perlas mis reflexiones personales porque el testimonio personal, impacta a quien lo escribe y a quien lo lee. Sin embargo, en esta Perla especial, contaré muy ligeramente, la realidad de lo acurrido el día de mi bautismo en agua, el día 1 de marzo de 1964.
Los resumo así, la conversión a CRISTO nos lleva al Cielo. El bautismo en agua nos hace parte del Reino de DIOS en la tierra, es la entrada formal a la Iglesia Local y su motivo principal es hacernos parte de la familia de DIOS en la tierra. Todo creyente que nos es miembro de una iglesia local es un huérfano solitario. ¡Necesitamos la iglesia local, nuestra familia dada por DIOS para ejercitarnos, transformarnos y desarrollar nuestros talentos y dones al máximo de nuestro potencial!
Como saben me convertí al SEÑOR, leyendo Juan 17:20 que relata la oración de JESÚS, por mí y por todos Sus discípulos que ha tenido el mundo en 2000 años de historia. ¡Eso es hermoso y poderoso! Esa oración del SEÑOR se cumple cada vez que alguien viene a Él y también cuando llega a la Iglesia local, a través del bautismo en agua y por inmersión.
Llegué a la Misión Bautista Emanuel el segundo domingo de agosto de 1963, cinco meses después de mi conversión. Ese mismo día, pedí al pastor Carlos Clark, que me bautizara… Ahora, lo entiendo él me preparó para aquel gran momento de mi Vida Zoé. Exactamente, el 1 de marzo de 1964. Mi amado pastor, respetó que yo le pedí hacer los bautismos en un bello parque llamado Los Chorros, en la urbanización de Los Palos Grandes. ¡Gloria al SEÑOR!
Como se lo imaginan, hoy escribo con gratitud a mi PADRE ETERNO en mi corazón. La iglesia es gente en construcción hacia la madurez en CRISTO. Pero es mucho más que eso; es la reunión de la familia de DIOS en donde me cuidaron en los primeros pasos que di en la fe; los hombres que encontré allí tenían sus hogares, respetaban a sus esposas y amaban a sus hijos. Algunos de ellos, apoyaban las actividades, especialmente los domingos. Verlos llegar juntos como matrimonios y familias a la iglesia, me dieron un modelo a seguir. Entonces, yo pensaba: “¡Algún tendré una familia así”
Aquel joven soltero de 17 años que era yo; las mujeres algunas de ellas ancianas me cuidaron como a sus propios hijos y nietos; mi primer pastor Carlos B. Clark, su esposa Shirley, y sus hijos: Shirley, Judy, Carlitos y Juancito, se convirtieron de inmediato en esa familia cristiana que mi fe, recién adquirida, necesitaba. Apenas, estaba iniciando la marcha en el largo camino hacia la madurez en CRISTO. A mis 60 años en el SEÑOR, ¡prosigo en ello, todavía!
Perdóname, pero aquí al recordar estas cosas me surge espontáneo un ¡GLORIA a DIOS a todo pulmón! Así como cuando llegué a mi familia humana, el SEÑOR estaba allí. Igualmente, cuando llegué a mi familia espiritual ¡DIOS había preparado todo de antemano para mí!
En los primeros meses de estar en mi familia espiritual, todo era nuevo para mí. En efecto, la nueva Vida en CRISTO la mostraba en todas partes. No dejaba por nada del mundo asistir a los servicios. Especialmente, la Palabra de DIOS inundaba mi corazón. Cantábamos un himno que se ha constituido a través del tiempo en mi himno lema en las grandes ocasiones de la celebración de mi Vida Eterna “Zoé”.
Ese himno se llama Día Feliz el # 112 del Nuevo Himnario Popular (NHP, CBP) 1955.
Día feliz cuando escogí
Servirte mi Señor y Dios,
Preciso es que mi gozo en ti
Lo muestre hoy por obra y voz.
¡Soy feliz! ¡soy feliz!
Y en su favor me gozaré;
En libertad y luz me vi
Cuando triunfó en mí la fe
Y el raudal carmesí
Salud de mi alma
Enferma fue.
La hora de la cita para los bautismos, incluyendo el mío, fue el domigno 1 de marzo de 1964 las 7:00 AM. Así estuvimos listos para aquel servicio memorable. Todo los hermanos de la Misión Bautista Emanuel, hicieron un círculo, la cascada de 20 metros se desprendía desde el Cerro del Ávila, y el hermano Clark y yo, nos ubicamos en el centro del pozo con suficiente agua y allí, mientras el hermano pastor Carlos Clark, dirigía el himno “Día Feliz”, podía ver a los amados que estábamos allí cantando, entre ellos recuerdo en esta hora:
En la primera fila, mi compañero de trabajo Orestes Martín Ramos, el cubano que me había eseñado a leer la Biblia. La hermana Felipa de Lávinz, del Perú, la acordeonista Ruth Ayllón, Olga de Herrmann con su hijo Arturo y los hermanos Sevilla de Bolivia; la familia Ordóñez de Ecuador, las hermanas Anita y Graciela Burgos de Colombia, las hermanas Úrsula y Renata Han de Alemania; José y Lola Aleixandre, con sus dos niñas: Betsaida y Mercedes (ellos eran de España); Magdalena y Lucho Spitaleri, de Italia, y los hermanos Aragón una familia cubana; más atrás se destacaba el hermano Cirilo Madera, con sus 50 años en la vida cristiana; Luis Magín Álvarez, Adonis Rodríguez y yo, éramos prácticamente los únicos jóvenes venezolanos; Ruth Ayllón, tocaba el acordeón que contrastaba con el sonido del agua a caer y los pájaros een su trinar. Yo sentía que las notas de ese himno como su letra me indicaba que había llegado a mi verdadero hogar en esta tierra, la Iglesia del SEÑOR. ¡Así ha sido!
Reposa débil corazón
A tus contiendas pon ya fin
Hallé más noble posesión
Y parte en superior festín.
¡Soy feliz! ¡soy feliz!
Y en su favor me gozaré;
En libertad y luz me vi
Cuando triunfó en mí la fe
Y el raudal carmesí
Salud de mi alma
Enferma fue.
Al recordar con mucha emoción y lleno de gozo, aquellos primeros meses y años en mi hogar espiritual como creyente con gratitud a DIOS, me expreso así: ¡Gracias SEÑOR por todos aquellos amados que tenías allí para mí! ¡Ellos se invirtieron en mí! ¡No hay ningún día que no recuerde alguna escena, alguna anécdota o las notas y letras de los himnos, de mi amada iglesia en donde nací!
En esta hora la inevitable nostalgia se me asoma a mis ojos…Algunos de los testigos de mi bautismo, viven todavía pero ya otros partieron para estar con el SEÑOR, llegará el día de vernos de nuevo. ¡Nos veremos en la mañana de nuestra resurrección! ¡Entonces también será un DÍA FELIZ!
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE ETERNO:
¡Gracias por Tu fidelidad, Tu gracia y Misericordia!
En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”.
—2 Timoteo 4:7
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