Francisco Aular
MARTES, 19 de marzo de 2024
Lectura devocional: Juan 13:1-20
Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios y a Dios iba, se levantó de la cena, se quitó su manto y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido.
(Juan 13:1-3, RV1995)
La celebración de la última Pascua de JESÚS con sus discípulos en el aposento alto tiene un significado de sublime grandeza para los cristianos nacidos de nuevo. El aposento alto es un símbolo para el pueblo de DIOS. De modo idéntico, todo discípulo de JESÚS necesita en modo personal su propio aposento alto, es decir, un tiempo largo a solas con su SEÑOR Y SALVADOR.
¡Ningún encuentro con JESÚS es una casualidad! JESÚS pone en nuestro corazón esa necesidad y también en Su gracia, lo prepara de antemano como lo hizo en la convocatoria a Sus discípulos hacia el aposento alto. En efecto: “Él les dijo: He aquí al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare.” (Lucas 22:10). Cabe destacar que, en aquellos días bíblicos, la tarea de cargar agua era para las mujeres. ¡Así que llegaron al aposento alto sin perder la ruta que les marcaba aquel hombre! Cuando los apóstoles llegaron JESÚS, estaba allí.
Al entrar los invitados era costumbre tener agua lista para que se lavaran los pies porque era natural que al andar por aquellas calles con sus sandalias sus pies estuvieran sucios. También era costumbre comer sentados en el piso con una mesa pequeña y alargada para la comida y de allí todos se servían, evidentemente con los pies llenos de polvo, se les notaría. Comparando esta costumbre de aquella época, se puede señalar que el famoso cuadro de la “Ultima Cena” de Leonardo da Vinci, está calificada como una de las grandes obras pictóricas del mundo. Sin embargo, muy lejos de la manera en que sentaban los comensales en un banquete en los días bíblicos.
Así que cuando los discípulos entraron, vieron al agua y la palangana lista para lavarse los pies. Claro que, entre las personas con posibilidades, los pies de los invitados eran lavados por un esclavo. Creo que a pesar de los distraídos que venían los discípulos por el camino hacia el aposento, al entrar y viendo que allí faltaba alguien para lavar los pies, alguno de ellos se dispondría para servirle a los demás. ¡Lamentablemente no hubo!
Desde luego, JESÚS sabía que, al día siguiente, Él moriría en la cruz. Sin embargo, los discípulos de JESÚS estaban envueltos en pequeñas discusiones y preguntaron al SEÑOR, “queremos saber quién será el mayor en el reino de DIOS”. Obviamente, ninguno de los discípulos se dispuso a servir a los demás. Por ello, JESÚS:
“Se levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla que tenía ceñida”. (Juan 13:4,5, LBLA).
Ya los discípulos sabían que JESÚS, no tenía necesidad de que alguien les hablara de los seres humanos… ¡Nos conoce muy bien! Allí entre los que esperaban asombrados por lo que JESÚS, estaba haciendo estaba Judas. JESÚS sabía lo que había en su corazón y ya sabía que lo había vendido y que esa misma noche lo traicionaría. Sin embargo, JESÚS le lavó los pies.
De todas maneras, la suciedad del orgullo es como una enredadera sobre nuestro corazón, en vez de salir por un acto de amor como aquel, lo amarró más. Así que el SEÑOR tuvo que decirle casi al final de aquella inolvidable ocasión: “Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: "Lo que vas a hacer, hazlo más pronto”. (Juan 13:27). ¡No existe nada más triste para un mentor al estilo de JESÚS que ver a uno de sus discípulos dejándose llevar por el mismísimo Satanás hacía la perdición, la muerte y el infierno!
La humildad de JESÚS fue grande en todo Su ministerio. Siempre tuvo respeto y amor por aquellos a quienes Él vino a servir y salvar. Su humildad fue parte más tarde del mensaje paulino, “Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. (Filipenses 2:8).
JESÚS dijo, “el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos”. (Marcos 10: 43,44). Como si fuera poco, les dijo: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”. (Juan 13:15) … ¿Qué quiere decirnos en estos días de reflexión a Sus discípulos del 2024? Creo que nos diría lo mismo que les dijo a Sus discípulos aquella noche:
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (Juan 13:34,35, RV60).
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE NUESTRO:
Vengo delante de ti avergonzado porque me has dado tanto. SEÑOR ten piedad de mí para honrarte y servirte para poder amar, respetar y servirles a los tuyos. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Lavarles los pies a los demás es mucho más que un acto público, tiene que ver con el servirnos y amarnos unos a otros.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios