Francisco Aular
JUEVES, 7 de marzo de 2024
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Salmo 46
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. Salmo 46:1 (NTV)
Mary, mi esposa y yo viajamos a una reunión de una de las juntas de nuestra denominación a la Isla del Encanto (Puerto Rico) y camino a la aduana del Aeropuerto Internacional de San Juan, nos dimos cuenta de que los televisores de CNN transmitían desde Haití la noticia del devastador terremoto que había acontecido hacía tan solo una hora. Se calcula que murieron unas 316.000 mil personas en el desastre telúrico más calamitoso de la historia de la humanidad.
Obviamente, seguíamos con mucha atención las noticias de los días siguientes: ¡Cuántos muertos, lágrimas y miedo se veía en los rostros de hombres, mujeres y niños!, pero una escena que observamos nos emocionó hasta las lágrimas. Se trataba de una mujer joven con un niño entre sus brazos, frente a una periodista que la interrogaba, la mujer dijo: —“He perdido todo, y también a mi otro hijo (…) él murió entre los escombros al no poder salir como nosotros...” ¿Pudo sepultarlo?, -indagó la periodista-, la mujer respondió: “no. Fue imposible. Su cuerpo quedó atrapado”…
Luego de decir esas palabras ella puso su mano sobre una Biblia que llevaba en su mochila, y de memoria, citó el primer versículo del Salmo 46: “Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad” (NTV). ¡Gloria al SEÑOR, -exclamé-, yo sabía al verla que era mi hermana en la fe! La cámara la siguió mientras ella subía a un autobús. Allí estaba aquella cristiana, nacida de nuevo, enfrentando la pérdida de su hijo, con el otro bebé en sus brazos, y subiendo a un vehículo que la llevaría a quién sabe adónde, pero, en medio de la pérdida, había algo que esa mujer tenía en abundancia: ¡Valor y fe!
¡Cuántas veces he acudido al Salmo 46 en medio de las pruebas de la vida! Pero ahora, no lo puedo citar sin pensar en que una humilde haitiana, lo vivía, lo encarnaba. Sí, ¡Dios es nuestro refugio! Dios es el lugar en donde podemos protegernos cuando los problemas y las tormentas de la vida nos azotan sin piedad. ¿Has llegado al punto en que lo único que tienes es a Dios?, ¡no busques más, lo tienes todo! Dios permanece inmutable, todopoderoso y por ello, podemos afirmar que en medio de las pruebas, saldremos adelante porque, tenemos: ¡Valor y fe!
Se cuenta que un día estaba caminando Juan Wesley con un hombre muy preocupado por sus pruebas y tribulaciones, que casi parecía dudar de la bondad de Dios. - No sé que haré con todos estos afanes, pruebas y temores – dijo el hombre. En ese momento Wesley notó que una vaca los miraba por encima de un muro de piedra. - ¿Sabe usted por qué esa vaca mira por encima del muro? – preguntó Wesley. No,– respondió su compañero, perturbado. - Se lo diré. Es porque no puede ver a través de él. Eso es lo que hay que hacer con el “muro” de los afanes, pruebas y temores.
Ciertamente, mirar más alto, por encima de los problemas y calamidades de esta vida humana. En efecto, la fe nos ayuda a mirar más allá, por encima de las dificultades, al SEÑOR quien es nuestra ayuda como lo vio el salmista: “Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad.” (Salmo 46:1, NTV). Como lo afirmó aquella haitiana en medio de sus pruebas y tribulaciones, eso tiene un nombre: ¡Valor y fe!
Así lo expresó en poeta e himnólogo, mexicano Vicente Mendoza:
Si en tus sendas las nubes
Agolparse ves,
No vaciles por ello,
Ni flaqueen tus pies;
Cada nube que venga,
No podrá traer,
Mas que pruebas que pasan
Si hay valor y fe.
Coro:
Si hay valor y fe, si hay valor y fe
En la más oscura noche,
Siempre hay luz.
Si hay valor y fe, si hay valor y fe;
Gozo y paz traerá la lucha,
Si hay valor y fe.
(Si hay valor y fe #259,ENHP, CBP 1982)
Oración:
PADRE ETERNO:
Gracias por dejarme tu Palabra la cual es una fuente refrescante en medio de las pruebas de la vida. En estos momentos difíciles, tú eres mi refugio y mi única esperanza. Ayúdame a seguir firme en la esperanza viva que me has dado por medio de tu Hijo para ayudar y consolar a otros como tú los has hecho conmigo. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
¡Pase lo que pase soy más que vencedor por medio del valor y mi fe en JESÚS!
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