Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura
devocional: Ester 4:1-17
Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí,
y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas
ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a
la ley; y si perezco, que perezca. Ester
4:16 (RV60)
Lamentablemente
toda la historia del ser humano ha sido de enemistad, escasez y guerra. Los
gobernantes que debieran facilitar el acercamiento entre los pueblos y
prosperar en un ambiente de paz, buscan la guerra para justificar la
mediocridad, la corrupción y su
sed de poder que no se sacia. Así ha sido desde nuestros orígenes, y se levantan
grandes imperios para dominar a los demás, hasta que derrotados por un poder
terrenal superior se pierden entre el basurero de la historia. ¿Dónde están los
nombres de esos imperios e imperadores que han dominado a los pueblos? ¿Quién
pagó la cuenta por tanta sangre derramada, en sus cárceles, campos de castigos
y guerras? ¿Existe alguna esperanza de paz para el ser humano? Ciertamente sí,
la Biblia dice: “El SEÑOR mediará entre los pueblos y resolverá conflictos
entre naciones poderosas y lejanas. Ellos forjarán sus espadas para
convertirlas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No peleará más nación
contra nación, ni seguirán entrenándose para la guerra.” (Miqueas 4:3,NTV).
En
los alrededores del edificio de las Naciones Unidas en Nueva York, existe una
estatua de bronce de un hombre que con un martillo esta convirtiendo una espada
en un arado… ¡Lo más asombroso de todo es que la estatua a la paz fue un regalo
de la Unión Soviética!, cuya historia contada ahora, después de su caída,
cuenta de millones que murieron en las guerras causadas por esa potencia. Sin
embargo, el cumplimiento de la Palabra de Dios, es tal, que se nos promete en
las profecías un ¡fabuloso mañana!: “Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los
sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua
del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad”
(Isaías 35:5,6,RV60). ¡Alabado sea el SEÑOR ese mañana cada día se aproxima y
ya me parece oír los cascos de los cuatro jinetes del Apocalipsis prometidos!
Como
consecuencia de estas verdades y realidades bíblicas, el verdadero discípulo
del SEÑOR vive con un sentido de urgencia cumpliendo su misión histórica,
mientras todavía estamos en esta tierra. El cristiano nacido de nuevo tiene
doble ciudadanía, y deber ser buen ciudadano en esos dos reinos. El verdadero
hijo de Dios, no puede ser indiferente frente al sufrimiento que atraviesa la
nación que lo vio nacer, ni por su pueblo y ciudades; no puede voltear la
cabeza, sino que tiene que asumir con una valentía y coraje cívicos, su hora
con la misma determinación que
tuvo la hermosa reina Ester durante el imperio persa, cuando exclamó: “Ve y reúne a todos los judíos que
se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y
día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver
al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.” (Ester
4:19, RV60). ¡Ayuno, oración y Patria!
Finalmente,
ni siquiera se trata del tamaño del reto que tenemos delante como cristianos
nacidos de nuevo, sino de la intensidad con que seamos capaces de luchar por el
ideal de la libertad, la paz y la prosperidad para nuestro pueblo; no debemos
olvidar esta verdad, nosotros por gracia del SEÑOR JESUCRISTO, tenemos la
guerra ganada; pero la batalla está delante de nosotros y no sabemos el precio
que tendremos que pagar, pero la victoria será nuestra. Desde luego nuestra
prioridad es ayudar a buscar la paz en vez del conflicto. Aquí una cita que tanto me gusta, como lo afirmara un estadista
oriental: “Quien quiera sangrar menos en tiempos de guerra, tendrá que sudar
más en tiempo de paz.”
¡Manos
a la obra!
Oración:
Padre
Todopoderoso:
Aquí estoy
delante de ti, doblada las rodillas y el corazón frente a tu grandeza para clamarte
con la voz del corazón por mi Patria terrenal. Vengo a rogarte por la nación en
que me permitetes nacer, crecer y madurar ¡Cuánto te lo agradezco! Ayúdame para
ayudar a mi pueblo en esta hora de tanta necesidad y sufrimiento. ¡Gracias por
los pueblos hermanos que hoy nos acompañan con su amor y acción! ¡Gracias
porque vemos tu dedo acabar con imperios de mentira, sostenido por poderes oscuros!
¡Gracias por la victoria que tenemos en ti, ayer, hoy y siempre! En le nombre
de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La mejor medida
de nuestro valentía moral se muestra al ponernos del lado de la justicia.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda
aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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