Francisco Aular
Lectura devocional:Proverbios
23:12-35
Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, también a mí se me alegrará
el corazón. Proverbios 23:15 (RV60)
¿Cuánto vale un padre? Me
avisaron que el muy querido hermano don Modesto Jorges, había partido con el
SEÑOR. Hablar de la hazaña de amado Modesto Jorges en la obra del SEÑOR,
llevaría un libro completo. Llegué al lugar de sus honras fúnebres. Obviamente,
allí estaban toda la familia, yo los conocía a todos. Pero su hijo Pablo, desde
el principio era mi compañero en los quehaceres de nuestra Marcha
Evangelizadora venezolana. Pablo en ese entonces, tendría más 50 años de edad,
era pastor de la Iglesia Bautista El Buen Pastor de Maracay. Nunca olvidaré que
Pablo al verme, corrió hacia mí, nos abrazamos y ambos lloramos. Sus palabras
me quedaron grabadas en mi mente y corazón. En medio del llanto me dijo: “¡Mi
padre era mi consejero, mi ejemplo, mi guía y compañero de oración…Y ahora, que
haré sin él!” En verdad, el padre tiene un valor infinito cuando has sido un
padre como el amado hermano don Modesto Jorges.
¿Cuánto vale un padre? Quizás
un padre valga mucho menos que la madre, imposible competir con ella.
Posiblemente lo cataloguemos como el mejor padre del mundo. Es posible también
que papá tenga el mismo valor de un buen amigo; o tal vez, nunca lo conocí, con
la cual vale menos que mi mascota.
¿Cuánto vale un padre? Estamos
de acuerdo en algo, sin el aporte de un padre, no estuviéramos aquí, aún la
manipulación genética de un laboratorio para producir un niño de probeta,
necesitaré su apoyo. Pero no hablaré de esos tipos de padres invisibles, porque
gracias al Señor, han existido, existen y existirán, los verdaderos padres.
Esos que estuvieron nerviosos, sudorosos y al punto del desmayo, sin anestesia
viendo nacer a cada uno de sus hijos; esos que se inclinaron para cambiar los
pañales a sus niños, considerándolo un privilegio; los que se desvelaron conjuntamente
con mamá, meciendo la cuna; los que lloraron secretamente al dejar su niño por
primera vez en la escuela; los que sacaron tiempo para estar con sus niño en
esas ocasiones tan especiales en el deporte, aupando a su campeón; esos padres
que nunca se han sentido dignos de la admiración de sus hijos porque él tuvo en
mente, simplemente disfrutarlos; ese padre que no se siente el héroe que
principalmente su hija dice que es; ese padre que nunca tuvo que usar el
látigo, porque solamente con una mirada y la palabra de aliento al hijo, lo
corregía; esos que vimos que trataba con dignidad, respeto y honor a nuestra
madre; esos padres que al menos domingo tras domingo, nos llevaron a la
iglesia; y nos guiaron en obedecer al Libro de los libros: la Biblia. En las
Sagradas Escrituras aprendimos a ser quienes somos; aquel padre que el día del
matrimonio de su hija, tuvo la confianza en depositar su tesoro en manos de
otro hombre desconocido, y después tener la sabiduría de ganarse otro hijo;
esos padres, que consideran que sus hijos le han dado, lo mejor que la vida
puede dar en su vez: nietos.
¿Cuánto vale un padre? Hace
años, en una librería adquirí una tarjeta que dice lo siguiente: He aquí cómo piensa el hijo generalmente de
su padre: A los siete años: Mi papá es un sabio. Todo lo sabe. A los doce años:
Parece que mi padre…se equivoca en algunas cosas. A los dieciocho años: Mi
padre está un poco atrasado. No es de esta época. A los veintiún años: Mi padre
no sabe nada; definitivamente se está poniendo viejo. A los treinta años: No sé
si ir a consultar este asunto con mi padre. Tal vez podría aconsejarme. A los
cuarenta y cinco años: ¡Que lástima que papá se haya ido! Él me hubiera
aconsejado. A los sesenta años: ¡Pobre mi padre! Era un sabio. Lástima que yo
lo haya comprendido demasiado tarde.
¿Cuánto vale un padre? Vale
mucho, si estuvo a mi lado ya fuera él, mi padre biológico o de crianza. Si fue
un padre cristiano nacido de nuevo, se que él hubiera dicho con el sabio
salomón: Hijo mío, si tu corazón fuere
sabio, también a mí se me alegrará el corazón.
Oración:
Padre eterno, tú eres nuestro verdadero Padre y nosotros los pecadores,
tus hijos pródigos. Me conmueve al verte que has salido en nuestra búsqueda,
nos arrepentimos de nuestros pecados, te pedimos perdón: te conmueves y nos
besa y pones en nosotros el anillo de nuestra realeza al darnos la bienvenida
nuevamente a nuestro hogar. Alabado sea tu santo nombre por tun amor y tu
gracia. Amén.
Perla de hoy:
Todavía tienes tiempo para ser el padre que Dios quiere que seas, tu
valor dependerá al buscar a tu verdadero Padre, y hacerle caso, a Su Palabra.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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