Francisco Aular
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Lectura devocional: Salmo 118:15-29
Este es el día que el SEÑOR ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en él. Salmo
118:24 (LBLA)
¡Este es el día que hizo
nuestro Dios! Es nuestro. Nadie no los podrá quitar. Solamente nosotros tenemos
la clave para hacerlo grande o pequeño.
Hoy nos empinaremos sobre
nuestras imposibilidades, y con la ayuda de nuestro Dios seremos lo que Él
planeó para nosotros antes de que el mundo fuese. Somos parte del plan eterno
de Dios para el universo, y por eso, no somos poca cosa.
Hoy diré a los pensamientos de
derrota: ¡Se equivocaron conmigo!, porque al ser un hijo de Dios tengo todo lo
que la vida me puede dar.
Hoy los pensamientos de
culpabilidad por los momentos perdidos, y otras cosas que mi fragilidad humana
permitió serán crucificados y exhibidos por JESÚS en la cruz como hace dos mil
años. Respiraré profundo, confesaré mis pecados, y me asiré de su perdón, amor
y gracia.
Hoy no me sentiré solo porque
la presencia de JESÚS va conmigo, como Él lo prometió. Este cuerpo por débil
que me parezca es una catedral donde mora todo el poder de Dios; ¡el mismo
poder que levantó a JESÚS de la tumba!
Hoy la paz de Dios que
sobrepasa todo pensamiento, gobernará mi mente, mi voluntad y mis emociones,
nada me perturbará. Nada ni nadie me distraerá de mis responsabilidades y
privilegios, haré lo mejor que pueda para la honra y gloria de mi Señor y
Salvador JESÚS.
Hoy aprenderé a contentarme
cualquiera sean mis circunstancias. Aprenderé a ser feliz, porque la felicidad
es gozarse por lo que se tiene. Tengo en mí lo único que debo poseer como ser
humano: la vida que viene del cielo y que me acompañará para siempre. ¡JESÚS es
la vida eterna, teniéndolo a Él lo tengo todo!
Hoy mis pensamientos, mis
actitudes y mis acciones estarán basados en la honestidad, la justicia, la
pureza y todo lo que sea de buen nombre; desecharé todo lo demás por inútil.
Hoy ratifico mis dos
resoluciones para esta vida humana: Primera: Viviré para la gloria de Dios.
Segunda: Aunque otros no lo hagan, yo lo haré.
Hoy viviré dándolo gracias a
Dios por todo. No dejaré que mi corazón se llene de críticas sin presentar
soluciones. No dejaré que un recuerdo me haga su prisionero.
Hoy seré como el sándalo que
perfuma el hacha que lo hiere. Buscaré el perdón de quienes he ofendido.
Borraré con el perdón las ofensas de quienes me han ofendido. Los verdugos de
la enemistad no podrán hacerme daño.
Hoy seré libre, cabalgaré con
todo lo que soy y tengo sobre el caballo blanco de la victoria. Pondré alas a
mi esperanza y volaré. Seré más de Él, y menos de mí mismo.
Hoy le diré al Señor, gracias
por hacerme libre para ser tu siervo. Ser discípulo de JESÚS es humillarse bajo
su poderosa mano.
Hoy le diré a la vida: ¡Buenos
días belleza!
Oración:
Padre eterno:
DIOS
TODOPODEROSO:
Hoy entro a tu presencia por la puerta de mi gratitud. Gracias, oh Dios,
por esta vida temporal y la vida eterna a través de JESÚS. Gracias por los
dones y habilidades los cuales te rindo en obediencia. Gracias porque has
puesto en mi ser el no depender del éxito o de las circunstancias para ser feliz. Contigo lo tengo todo,
y por eso no me canso de alabarte
y bendecir tu nombre. Te doy gracias por lo que me das, y si nada me das,
también te doy gracias. Gracias por la perla de gran precio de la salvación,
por enviar a tu Hijo amado para comprármela y regalármela por su muerte y
resurrección. Él no murió en vano, porque no tendré en poco una salvación tan
grande. ¡Bendito y alabado seas! En el nombre de JESÚS, amén.
Perla
de hoy:
Hoy le diré a la vida: ¡Buenos días belleza!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy
por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa
a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección
por aprender?
¿Existe alguna
bendición para disfrutar?
¿Existe algún
mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a
evitar?
¿Existe algún pensamiento
para llevarlo conmigo?
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