miércoles, 13 de junio de 2018

Cuando el viejo se nos va

Lectura devocional: Proverbios 1:1-12
Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre. Adornarán tu cabeza como una diadema; adornarán tu cuello como un collar. Proverbios 1:8,9 (NVI)

Imagínese que usted está empezando una nueva iglesia y de repente le llega toda una familia numerosa y con suficiente madurez para quedarse y ayudarlo por muchos años. Bueno el hermano don Elcías y su esposa la hermana Marta Mery Perea, llegaron de su natal Colombia y a finales de 1969, empezaron a  ayudarnos en nuestra Iglesia Bautista Emanuel de la Castellana, Caracas, en el inicio del pastorado del Rev. Eusebio Pérez Domínguez. Debido al matrimonio de Olmedo Perea y Eunice Pérez, eran consuegros de nuestro pastor.

Verá, ver llegar cada domingo a los Perea Sanclemente puntualmente a la iglesia, era para mí como superintente de la Escuela Dominical y maestro de jóvenes motivo de mucho ánimo. Sus bellas hijas fueron flores nuevas para el jardín de nuestro templo. Sus muchachos, todos allí siguiendo el consejo de su padre y el ejemplo de la madre.
Tengo muchas cosas buenas que contar, pero no será hoy, de la preciosa vida del hermano don Elcías Perea. Y tengo sobrado motivos para en un Día del Padre, recordarlo con mucho afecto y admiración.

Pues bien, yo emigré a Toronto, Canada aquel 11 de octubre de 1990. Antes de emprender mi viaje, visité a los Perea Sanclemente  por última vez y me despedí del hermano don Elcías, le recordé que en los inicios de mi pastorado en Emanuel, él y la hermana Martha Mery, me ayudaron como compañeros de visitación, nuevamente les agradecí una vez más, su apoyo incondicional a la iglesia y a la obra de Dios en Venezuela.

Al despedirme me dijo: “Pastor, yo he estado en Toronto, y allí usted y su familia, serán de bendición…” Nunca olvidaré aquel 25 de octubre de 1990, cuando mi amado hermano don Elcías Perea, se nos fue. Me enteré de la noticia, obviamente conmovido, me puse en mi vieja máquina de escribir, y salió el poema: “Cuando el viejo se nos va…” Lo envié por fax y creo que algún miembro de la familia, lo leyó en las honras fúnebres. Ese poema ha sido de mucha bendición para algunos hogares que despidieron también a su viejo.  

Ciertamente, el legado de nuestro amado don Elcías Perea es esa preciosa familia: cristiana, amorosa, esforzada y valiente. Hoy sus hijos, nietos y tatarietos, estarán siendo de bendición en alguna parte del mundo.

Cuando el viejo se nos va
Francisco Aular

Cuando el viejo se nos va,

Se va una parte de nosotros mismos.
Se va el hombre fuerte con su corazón de niño.
Se va el superhombre de nuestra niñez.
Se va el compañero de juego con sus travesuras parecidas a las nuestras.
Se va el consejero de nuestra juventud.
Se va el confidente de nuestra madurez.

Cuando el viejo se nos va,

Se va el hombre que nos enseñó a levantarnos cada vez que nos caíamos, en intento de hacer algo bueno.
Se va quien nos enseñó a no avergonzarnos de poseer un carácter santo y apartado del mal,
Se va quien nos enseñó a servirles a los demás, sin esperar retribución por nuestro servicio;
ya sea cortando la leña, correteando el agua o limpiando los zapatos.
Se va quien nos enseñó con su vivo ejemplo a levantar los ojos hacia Dios, elevar el espíritu para  poder oírlo y soñar grandes sueños; pero no descansar hasta verlos hecho una realidad.

Cuando el viejo se nos va,

Se va quien vimos con amor hacer el trabajo porque nunca lo consideró un sacrificio; sino un privilegio.
Se va quien compartió su pan y su techo, sin cobrar por ello.

Cuando el viejo se nos va,

Despedimos al hombre que se deleitaba en hacer las cosas como para Dios y no solo como para los demás seres humanos.

Cuando el viejo se nos va,

Se va el primer maestro de nuestra vida.
Se va el médico de emergencia, el cuan al preguntarnos ¿Qué pasó?...
No sabíamos si el ¡ay!, era de él o nuestro.

Cuando el viejo se nos va,

Se va, pero nos deja un legado de cosas muy buenas: un carácter, un destino y una misión histórica.
Se va, pero nos parece que no ha muerto, porque continúa reinando con sus recuerdos, con sus enseñanzas.
Se va, pero nos deja una “herencia incorruptible” la confianza en Dios y el sabor a eternidad.
Se va, pero nos deja la oportunidad de echarle la culpa a él por lo que somos, o ser nosotros mismos.
Se va , pero nos deja lleno de dignidad y responsables para enfrentar el hoy, y el mañana.

Cuando el viejo se nos va,

Nos deja llenos de esperanzas, de ideales y un propósito para vivir;
Es como si nos dijera: ¡Muchachos, ustedes pueden!... ¡Háganlo!

Oración:
Padre eterno:
Que bendición que creaste a la familia, y nos pusiste un orden para hacerla triunfar en medio de tantas tempestades que enfrenta cada día en medios de los tiempos. Ayúdame SEÑOR, a hacer lo posible para que mi propia familia, te sirva hoy, porque tú lo guiarás en el futuro. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
En el día del padre será de provecho traer a la memoria el legado de nuestro padre y encarnarlo en nuestra propia familia a la luz de la Biblia.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado para evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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