Lectura devocional: Proverbios 1:1-12
Hijo mío, escucha las correcciones de tu
padre y no abandones las enseñanzas de tu madre. Adornarán tu cabeza como una
diadema; adornarán tu cuello como un collar. Proverbios 1:8,9 (NVI)
Imagínese
que usted está empezando una nueva iglesia y de repente le llega toda una
familia numerosa y con suficiente madurez para quedarse y ayudarlo por muchos
años. Bueno el hermano don Elcías y su esposa la hermana Marta Mery Perea,
llegaron de su natal Colombia y a finales de 1969, empezaron a ayudarnos en nuestra Iglesia Bautista
Emanuel de la Castellana, Caracas, en el inicio del pastorado del Rev. Eusebio
Pérez Domínguez. Debido al matrimonio de Olmedo Perea y Eunice Pérez, eran
consuegros de nuestro pastor.
Verá, ver
llegar cada domingo a los Perea Sanclemente puntualmente a la iglesia, era para
mí como superintente de la Escuela Dominical y maestro de jóvenes motivo de
mucho ánimo. Sus bellas hijas fueron flores nuevas para el jardín de nuestro
templo. Sus muchachos, todos allí siguiendo el consejo de su padre y el ejemplo
de la madre.
Tengo
muchas cosas buenas que contar, pero no será hoy, de la preciosa vida del
hermano don Elcías Perea. Y tengo sobrado motivos para en un Día del Padre,
recordarlo con mucho afecto y admiración.
Pues
bien, yo emigré a Toronto, Canada aquel 11 de octubre de 1990. Antes de
emprender mi viaje, visité a los Perea Sanclemente por última vez y me despedí del hermano don Elcías, le
recordé que en los inicios de mi pastorado en Emanuel, él y la hermana Martha
Mery, me ayudaron como compañeros de visitación, nuevamente les agradecí una
vez más, su apoyo incondicional a la iglesia y a la obra de Dios en Venezuela.
Al
despedirme me dijo: “Pastor, yo he estado en Toronto, y allí usted y su
familia, serán de bendición…” Nunca olvidaré aquel 25 de octubre de 1990,
cuando mi amado hermano don Elcías Perea, se nos fue. Me enteré de la noticia,
obviamente conmovido, me puse en mi vieja máquina de escribir, y salió el
poema: “Cuando el viejo se nos va…” Lo envié por fax y creo que algún miembro
de la familia, lo leyó en las honras fúnebres. Ese poema ha sido de mucha
bendición para algunos hogares que despidieron también a su viejo.
Ciertamente,
el legado de nuestro amado don Elcías Perea es esa preciosa familia: cristiana,
amorosa, esforzada y valiente. Hoy sus hijos, nietos y tatarietos, estarán
siendo de bendición en alguna parte del mundo.
Cuando el viejo se nos va
Francisco Aular
Cuando el viejo se nos va,
Se va una parte de nosotros mismos.
Se va el hombre fuerte con su corazón de niño.
Se va el superhombre de nuestra niñez.
Se va el compañero de juego con sus travesuras parecidas a
las nuestras.
Se va el consejero de nuestra juventud.
Se va el confidente de nuestra madurez.
Cuando el viejo se nos va,
Se va el hombre que nos enseñó a levantarnos cada vez que
nos caíamos, en intento de hacer algo bueno.
Se va quien nos enseñó a no avergonzarnos de poseer un
carácter santo y apartado del mal,
Se va quien nos enseñó a servirles a los demás, sin
esperar retribución por nuestro servicio;
ya sea cortando la leña, correteando el agua o limpiando
los zapatos.
Se va quien nos enseñó con su vivo ejemplo a levantar los
ojos hacia Dios, elevar el espíritu para
poder oírlo y soñar grandes sueños; pero no descansar hasta verlos hecho
una realidad.
Cuando el viejo se nos va,
Se va quien vimos con amor hacer el trabajo porque nunca
lo consideró un sacrificio; sino un privilegio.
Se va quien compartió su pan y su techo, sin cobrar por
ello.
Cuando el viejo se nos va,
Despedimos al hombre que se deleitaba en hacer las cosas
como para Dios y no solo como para los demás seres humanos.
Cuando el viejo se nos va,
Se va el primer maestro de nuestra vida.
Se va el médico de emergencia, el cuan al preguntarnos
¿Qué pasó?...
No sabíamos si el ¡ay!, era de él o nuestro.
Cuando el viejo se nos va,
Se va, pero nos deja un legado de cosas muy buenas: un carácter,
un destino y una misión histórica.
Se va, pero nos parece que no ha muerto, porque continúa
reinando con sus recuerdos, con sus enseñanzas.
Se va, pero nos deja una “herencia incorruptible” la
confianza en Dios y el sabor a eternidad.
Se va, pero nos deja la oportunidad de echarle la culpa a
él por lo que somos, o ser nosotros mismos.
Se va , pero nos deja lleno de dignidad y responsables
para enfrentar el hoy, y el mañana.
Cuando el viejo se nos va,
Nos deja llenos de esperanzas, de ideales y un propósito
para vivir;
Es como si nos dijera: ¡Muchachos, ustedes pueden!...
¡Háganlo!
Padre eterno:
Que bendición que creaste a la familia, y nos pusiste un orden para
hacerla triunfar en medio de tantas tempestades que enfrenta cada día en medios
de los tiempos. Ayúdame SEÑOR, a hacer lo posible para que mi propia familia,
te sirva hoy, porque tú lo guiarás en el futuro. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla
de hoy:
En el día del padre será de provecho traer a la
memoria el legado de nuestro padre y encarnarlo en nuestra propia familia a la
luz de la Biblia.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por
medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la
cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por
aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a
obedecer?
¿Existe algún pecado para
evitar?
¿Existe algún pensamiento para
llevarlo conmigo?
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